Tensión entre Quique Domínguez y Carlos Ortega
Los técnicos no se saludaron al finalizar el partido entre el Helvetia Anaitasuna y el Barça
Termina el partido. Los jugadores de ambos equipos se dan la mano e incluso algún abrazo sobre una pista invadida por la chavalería, que busca la foto y el autógrafo de sus ídolos. Quienes no se saludan son los entrenadores de ambos equipos, Quique Domínguez y Carlos Ortega, que en los instantes finales del partido protagonizaron un evidente desencuentro.
Uno de los detonantes parece ser el tiempo muerto solicitado por el técnico del Barça a cinco minutos del final y con ocho goles de ventaja (28-36). El primero y único que pedía en todo el partido. Con el choque ya bastante resuelto, al preparador del Helvetia no debió de sentarle nada bien esta decisión y renunció a dar instrucciones a sus jugadores. “He considerado que era lo mejor no decir mucho. Creo que el equipo estaba jugando bien, no tenía nada que decir y sólo había que dejarles que siguieran”, decía el gallego al respecto.
El choque se reanudó y Domínguez, sin seguir el devenir el encuentro, miraba fijamente a su homólogo en el banquillo, ante el evidente malestar de este. Una conducta que hizo intervenir a uno de los árbitros.
Poco después, con Thiagus Petrus descalificado tras golpear a Alonso Moreno en el rostro, el técnico del Helvetia fue el que paró el tiempo. Preparó una jugada que incluyó un doble-fly, que no salió como se esperaba.
Tras el partido, Domínguez se cruzó con Emil Nielsen, al que no saludó. Quizás porque el danés se negó a aceptar las disculpas de Albizu tras un balonazo. Tampoco dio la mano a Ortega. Intercambiaron unas palabras y el técnico del Barça finalizó la conversación apartándole con un gesto despectivo. “No le he dicho nada, no he abierto la boca, no me he pronunciado. No sé qué ha interpretado él, pero yo he estado muy tranquilo en todo momento y, sobre todo, muy respetuoso con el entrenador, el portero y el equipo rivales. Y en el máximo fair play. Creo que en eso tengo poco que reprocharme”, dijo tras el duelo, en el que se congratuló por el juego realizado, pese a la derrota. “Hemos hecho sobre todo lo que teníamos que hacer y lo que nos habíamos propuesto: competir, pelear, luchar, entregarnos y dar todo lo que tenemos, contra un rival superior y que tiene objetivos muy distintos”.