Irati Etxarri Munárriz (26/7/1998, Mendillorri) se colgó el pasado domingo su primera medalla con la selección absoluta, después de que España cayese en la final del Eurobasket ante Bélgica en un final fatídico para el combinado nacional. Una medalla de plata con cierto sabor agridulce –perder una final cuando tienes una ventaja de más de 10 puntos en los últimos minutos no es plato de buen gusto para nadie–, pero que deja en la de Mendillorri un sentimiento de orgullo enorme.

Etxarri apenas contó con minutos en los primeros partidos del campeonato, pero tras el segundo encuentro de la fase de grupos cambió el chip y comenzaron a llegar las oportunidades. En cuartos, semis y final, la de Mendillorri tuvo un papel importante dentro de la pista. Anotó canastas esenciales y realizó complicadas labores defensivas que fueron determinantes para que la selección alcanzase la final y estuviese tan cerca de llevarse el oro. A pesar de la derrota en la final, Etxarri asegura que “ahora que vamos cogiendo distancia ese orgullo va in crescendo, te das cuenta de lo bonito que ha sido todo”.

Después de todo lo que supone jugar un Eurobasket, ¿cómo está?

El resumen es que estoy muy contenta, muy orgullosa de mí y del equipo. Pero sí que es verdad que, de vez en cuando, nos viene a todas ese recuerdo de esos dos minutos finales. Para mí tiene, y va a tener, mucho más valor todo lo que hemos creado en estos 40 días, independientemente del color de la medalla.

Quizás haya sido la forma más cruel, o una de las más, de perder una final.

Te diría que sí, pero el baloncesto nos podría sorprender. Todas nos quedamos sin saber qué hacer. Fue una situación que ninguna teníamos en mente, nadie de todo el pabellón, ni siquiera las belgas. Pero el baloncesto es así y siempre te puede acabar sorprendiendo.

¿Qué pasó en esos dos últimos minutos?

Es difícil de explicar, hay muchos factores que afectan y yo podría darte los míos y otra persona otros. Pero el resumen es que nosotras les dimos vida y ellas se lo creyeron, y ya está. Así como durante todo el campeonato supimos sobreponernos a todo, en este momento no sé que pasó. Creo que todas, a lo mejor, pecamos de sentir que ya era nuestro.

"Creo que les dimos vida y ellas se lo creyeron"

¿Se podría decir que todo el equipo se confió?

Tal vez, cabe la posibilidad. Igual ni siquiera de una forma consciente. Al final, quedan tres minutos y medio, estás 12 arriba... nos vamos a acordar de esto. Cuando ocurren este tipo de cosas solo queda acordarte de ellas, tomar nota y tenerlas presentes si se vuelve a dar una tesitura así.

Algo curioso, porque durante el Eurobasket eran ustedes las que daban la vuelta a los partidos.

Totalmente, y no sé hasta qué punto hubiese sido mejor ir perdiendo para terminar remontando después. Pero creo que en la final hicimos un partido prácticamente magnífico, delante de una gran selección que venía haciendo partidos muy buenos. Las pusimos en apuros hasta tal punto que ellas mismas nos dijeron que no eran merecedoras de ese oro por la final, aunque un partido no define todo tu campeonato. Pero ellas mismas estaban sorprendidas por ese final, quizás nosotras nos lo merecíamos más.

"Las propias nos dijeron que no eran merecedoras de ese oro por la final, aunque un partido no define todo tu campeonato"

A pesar de esa derrota, imagino que el sentimiento es de orgullo con el campeonato que han realizado.

Absolutamente. Creo que, ahora que se ha terminado, puedo sentirlo realmente. Nos hemos ido sobreponiendo a todo y sorprendiendo a nosotras mismas, daba igual lo que pasara que seguíamos. No hemos sido capaces de tener una pausa para relativizar y mirar lo que hemos conseguido. Ahora que vamos cogiendo distancia ese orgullo va in crescendo, te das cuenta de lo bonito que ha sido todo.

Una vez fuera lo valora incluso más que dentro durante el torneo.

Sí, porque desde dentro no eres capaz, no puedes valorar algo que sigue. Podíamos valorar el trabajo que habíamos hecho en cuartos, pero tampoco era el momento porque ya pensábamos en las semis. Pasan las semifinales y estás contenta, pero no tienes tiempo para pararte y estar orgullosa porque tienes la final. No te paras a pensar.

Su primera medalla absoluta con la selección, ¿qué significa para usted?

Todavía no lo sé muy bien. Cuando me pusieron la medalla me eché a llorar, aunque ya había llorado antes por toda la situación, las lágrimas eran un mix de orgullo, satisfacción, alegría, tristeza por el final, felicidad de poder haber vivido esto... No sé todavía qué significa esta medalla, pero sé que me hace muy feliz tenerla.

Hablando de su papel durante el Eurobasket, ha ido de menos a más, teniendo muy poco protagonismo en grupos y más en la fase final, ¿cómo lo ha gestionado a nivel mental?

La respuesta es complicada. Yo soy consciente de que no era nada fácil hacer lo que he hecho y sobreponerme a la situación que he vivido, además de la manera en la que lo he hecho. Realmente no tengo respuesta a la pregunta. Sé que detrás hay mucho trabajo de confianza en una misma. En el partido contra Alemania no jugué nada y me afectó. Al día siguiente teníamos fiesta y tuve la capacidad de afrontarlo, llamé a mi psicólogo y le conté que no estaba disfrutando de algo que podía ser muy bonito. Juegues o no, formas parte de ese equipo y hay muchas formas de aportar, aunque, lógicamente, todas queremos tener minutos. El principal problema fue afrontar que, el hecho de no jugar no significaba que no fuese capaz o que no estaba a la altura. Es una decisión de un entrenador y no hay más. No podía ser que, de algo tan bonito, hiciese algo negativo. Ese día fue un punto de inflexión. Pero también afronté con sorpresa esos minutos que tuve ante República Checa, pero esa tranquilidad de estar orgullosa de mí misma me dio la confianza para saber que estaba totalmente preparada para ayudar al equipo.

"El principal problema fue afrontar que, el hecho de no jugar no significaba que no fuese capaz o que no estaba a la altura"

Antes de empezar el campeonato, ¿era consciente del protagonismo que iba a tener?

No lo había hablado con el míster, pero si que podía ser algo esperado. Era la primera vez que entraba al equipo y Miguel, como es lógico, tiene jugadoras con las que ha compartido más experiencias y las conoce más. Durante la preparación yo estaba entrenando muy bien y me sentía parte del equipo, y así lo afronté. 

En la semifinal ante Francia vuelve a tener protagonismo y atrapa el último rebote que termina dando la victoria, ¿cómo vivió ese encuentro?

Pues muy nerviosa, creo que es el partido en el que peor lo pasé. Iba sin expectativas, solo con la idea de disfrutarlo al máximo. Tampoco me esperaba salir y, de hecho, salí cuando quedaban 13 minutos después de estar 27 sentada. Estaba muy fría, pero cuando el entrenador te llama vas a darlo todo. Pero estoy muy orgullosa de mí, porque en todas estas situaciones adversas he sentido mucha confianza en mí misma, de decirme “haz lo que sabes, es para lo que estás aquí”.

Ese rebote que coge al final, imagino que lo agarró como si fuese su vida.

Sí, sí. En ese momento lo cogí para que ya fuese el final del todo, que ya sabemos que hasta que no se pita el final no puedes dar nada por sentado.

Ahora vacaciones, pero luego empieza una nueva etapa en Movistar Estudiantes, ¿cómo la afronta?

Pues con muchas ganas e ilusión, la verdad. Un poco expectante de vivir en Madrid, no sé cómo lo voy a llevar, pero por lo demás tengo ganas, todo el mundo me ha hablado maravillas del club y me ha dicho que voy a estar muy bien. Creo que va a ser un sitio en el que mi juego va a encajar muy bien, porque es un equipo que lucha, son muy físicas, hay defensa, corren... Esto es lo mío, así que creo que estaré bien allí.