"Tengo claro que vamos a volver"
Quique Domínguez y José Manuel Narváiz comparecen en la rueda de prensa de balance de la temporada de Anaitasuna
“Hemos sido un equipo orgulloso, valiente, que ha ido una y otra vez y al final no ha tenido premio”, decía Quique Domínguez en su última rueda de prensa como entrenador de Helvetia Anaitasuna.
Junto a él, José ManuelNarváiz, presidente de Anaitasuna, realizó un balance de la “exigente” y “dura” temporada que ha atravesado el club navarro en la Liga Asobal. Liga de la que descendieron en la última jornada, disputada el pasado domingo, después de 14 años en la máxima categoría del balonmano español.
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“Me quedo con el compromiso, la lucha y el esfuerzo de nuestros jugadores, con nuestros capitanes y el cuerpo técnico a la cabeza”, aseguraba Narváiz. Además, añadía que “han competido de 'tú a tú' con equipos que, por presupuesto, están hechos para otras cosas”.
Por su parte, Domínguez, que deja Anaitasuna después de cinco años como entrenador, señalaba: “Tenemos esa sensación de que no ha sido suficiente y no hemos sido capaces, esa ha sido la realidad”.
Sin embargo, apuntaba que “cuando tú compites tienes que saber que la moneda tiene dos caras, la de ganar y la de perder, son las reglas del juego y, si no lo entiendes, no puedes competir”, y añadía que “durante todo el año, y hemos perdido muchos partidos duros y de manera injusta, una de las cosas que más orgulloso me deja de este año es cómo hemos ido gestionando esas derrotas, lo hemos hecho sin perder, en ningún momento, nuestra dignidad y conservando en todo momento nuestra identidad”.
Además, el ya ex entrenador del cuadro navarro comentaba: “Estamos dolidos, hemos llorado mucho estos días, sobre todo los jugadores, pero cuando lo haces en equipo y transmites esa sensación de unidad, las cosas se van llevando un poco mejor”.
Cuando un equipo desciende de categoría 14 años después –o cuando desciende en general– se suele cuestionar si se puede tildar como fracaso, algo que Domínguez tiene más que claro: “Rotundamente no. Estoy decepcionado, triste, dolido... Sé que no lo hemos conseguido, es una evidencia, pero fracasar es bajar los brazos, no volver, no buscar soluciones, no seguir intentándolo, y nosotros hemos hecho todo eso”.
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“Hemos hecho partidos malos, partidos buenos, hemos perdido y nos hemos levantado, así que no hemos fracasado, hemos seguido con nuestros principios y nuestros valores intactos, mucho más que al principio”, añadía. Por otro lado, Domínguez asegura que no se arrepiente de “nada”, y apuntaba: “Nadie es perfecto, yo tampoco, gracias a Dios. Me he equivocado y, esta es una virtud que tengo, tengo la suficiente humildad como para pedir perdón, no me cuesta nada, y mis jugadores lo saben”.
“No me arrepiento de haber venido, del camino, que ha sido hermosísimo, me voy triste, pero también orgulloso”, señalaba visiblemente emocionado en su última comparecencia como entrenador de Helvetia Anaitasuna.
Y es que no es fácil decir adiós, y menos a la que ha sido tú casa durante los últimos cinco años, un tiempo en el que Domínguez ha dejado su huella en el club, y el club en él. “Yo vine con un proyecto muy ilusionante y, aunque ha ido cambiando, me he ido identificando con siempre con esa apuesta tan clara por la cantera. Me llevo también la valentía de apostar por tantos jugadores de la plantilla”, explicaba.
Por otro lado, aseguraba que “he tratado de hacer crecer a los jugadores en lo personal y en lo deportivo. A tus hijos tienes que quererles mucho y darles ejemplo, eso he querido hacer con mis jugadores, he intentado ser un ejemplo para ellos con mi trabajo”. “Les he dicho en todo momento que el proceso no termina nunca, que el logro viene después de todo lo que haces, a veces llegas y otras te quedas ridículamente cerca”, añadía Domínguez.
Ahora, en su último día como entrenador del equipo navarro, se mostraba “orgulloso” del trabajo que ha hecho este último año: “Me siento orgulloso de haber dado lo mejor que tengo y haberme vaciado hasta el último día, y también me voy agradecido a las personas que me dieron la oportunidad de ser entrenador de este equipo, hasta el último día he trabajado de manera incansable por este club”.
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También quiso poner el valor lo que ha sido este equipo en un año tan difícil para todos ellos, en el que se ha terminado descendiendo de Asobal:“El lunes tuvimos una cena de final de temporada, todo el equipo, el staff, los jugadores... Todo estaba muy reciente y la herida sangraba mucho, podíamos haber anulado la cena porque estábamos todos muy tristes, pero no lo hicimos”.
“Nos juntamos para seguir haciendo las cosas cómo las ha hecho este equipo durante todo el año, para animarnos, consolarnos y volver a acompañarnos unos a otros en un momento tan duro”, explicaba.
Además, aseguraba que “la palabra que más se repitió durante toda la noche fue gracias, así fue como terminamos nuestra última noche como equipo, no hubo ni un solo reproche por parte de nadie”, y que “eso refleja exactamente lo que ha sido este equipo, un equipo orgulloso, valiente, que ha ido una y otra vez y al final no ha tenido premio”. Así Domínguez se despedía de la que ha sido su casa durante los últimos cinco años, emocionado y con un deseo claro: “Que Anaita vuelva pronto a Asobal, gora Anaita, carajo”.
La palabra que más se repitió durante toda la noche fue gracias, así fue como terminamos nuestra última noche como equipo
Al ya ex entrenador de Anaitasuna le acompañó su presidente, José Manuel Narváiz, que, a pesar del descenso, quiso resaltar los aspectos positivos de esta dura temporada: “Hemos vuelto a ser el equipo con la media de edad más baja de toda la categoría, y también el que más canteranos ha utilizado de las cinco grandes ligas, quince”.
También quiso mandar, conteniendo las lágrimas, un mensaje de adiós a Domínguez: “Creo que hemos tenido al mejor entrenador que podíamos tener, ha sido un placer estar con Quique y solo tengo palabras de agradecimiento”.
Mensaje para Aitor García
Quique Domínguez también se acordó del que ha sido su capitán en un año tan duro como este: “Aitor García ha tenido, en su primer año como primer capitán, un año difícil y ha estado brillante, a la altura de este club y de lo que es él. En un año con muchos golpes ha estado muy a la altura del brazalete que llevaba en el brazo”.
“También el lunes, cuando estábamos cenando, sus palabras fueron de reconocimiento al esfuerzo y a la implicación por parte de todos, de orgullo. Porque todos, y hasta el último día, hemos dado lo mejor de nosotros y nos hemos vaciado”, añadía Domínguez.
La cantera como base
Ahora, tras descender de Asobal, el proyecto de Anaitasuna se enfrenta a un gran reto, ya que llevaba 14 años consecutivos en la élite del balonmano nacional. Para que el proyecto siga creciendo y vuelva lo antes posible a donde se merece estar, Narváiz tiene clara la clave: “Nuestra filosofía no se va a negociar, y estamos seguros de que es lo que nos hará volver a donde tenemos que estar. Vamos a seguir apostando por el balonmano y a luchar por volver a Asobal”.
Nuestra filosofía no se va a negociar, y estamos seguros de que es lo que nos hará volver a donde tenemos que estar
“Vamos a seguir formando personas y profesionales, nuestra cantera es, y seguirá siendo, el pilar fundamental de este proyecto”, añadía. Sin embargo, no basta con eso, y el presidente lo sabe. “Necesitamos alianzas que nos permitan seguir creciendo como club y como sección histórica de Anaitasuna. Por eso estamos abiertos a hablar con aquellas empresas que creen en este proyecto, las puertas están abiertas para quienes quieran dejar huella junto a nosotros”, señalaba.
Por otra parte, apuntaba que “es el equipo de Navarra, creemos que hay una historia del balonmano en esta tierra y ahora nos vamos a quedar un poco cojos. Pero claro que vamos a intentar que esto siga, tenemos un verano, un otoño, un invierno y una primavera muy difícil”.
Por último, Narváiz quiso mandar un mensaje: “Tengo una cosa clara, vamos a volver y este club y esta tierra se merecen un equipo en Asobal”.
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