La farsa tecnológica: una empresa hacía pasar por IA el trabajo de 700 programadores en la India
La startup asiática Builder.ai, en bancarrota tras engañar durante años a los gigantes del sector
La inteligencia artificial (IA) está cambiando el mundo de un tiempo a esta parte con todas las implicaciones que tiene en tantos ámbitos de la vida. Eso está llevando a que surjan numerosas empresas que buscan trabajar con ella con la intención de subirse al barco antes de que sea demasiado tarde.
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Evidentemente no todas cuentan con el potencial de una de las más conocidas, OpenAI (la desarrolladora de ChatGPT), o con los recursos de Google, Meta o Apple, pero hay muchas que tratan de progresar desde una posición más modesta. Como una de las que trabajaba desde la India hasta que se ha declarado en bancarrota tras comprobarse que se trataba de una auténtica farsa.
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No era IA, era una ilusión
Builder.ai es una de las startups que había surgido en ese país asiático, que desde los años 90 ha experimentado un enorme impulso en la carrera tecnológica, gracias en buena parte a ofrecer mano de obra cualificada a bajos costes. Prometía crear aplicaciones con IA y logró engañar durante años a gigantes del sector como Google o Microsoft. Aseguraba que su plataforma funcionaba con inteligencia artificial avanzada y que iba a revolucionar el desarrollo de software con Natasha, su asistente virtual.
La cosa no funcionaba mal y la empresa llegó a alcanzar un valor de 1.500 millones de dólares (algo más de 1.300 millones de euros). Pero en realidad se trataba de un fraude que antes o después tenía que salir a la luz, y más en un mundo como el de la IA, que avanza a una enorme velocidad. Porque cuando uno de sus clientes realizaba una solicitud a Natasha no se ponía a trabajar la inteligencia artificial, sino un equipo de 700 ingenieros programadores desde la India.
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Es decir, que lo único que hacía era redirigir el trabajo a unas oficinas convencionales con trabajadores de carne y hueso, que trataban de satisfacer las demandas del usuario mientras este creía estar usando una IA. Y que pagaba unos precios acordes al de una IA premium atraído por una agresiva estrategia de marketing.
Un embargo lo destapa todo
Tiene su mérito que su fundador, Sachin Dev Duggal, mantuviera ese engaño durante años y consiguiera atraer inversiones financieras importantes, algunas llegadas de fondos qataríes. Pero la farsa salió a la luz cuando Viola Credit, una entidad que proporciona financiación a empresas tecnológicas, embargó a Builder.ai 37 millones de dólares (unos 32,5 millones de euros) por irregularidades financieras. Hubo entonces empleados que cuestionaron un modelo que no era real, sino un engaño, y fueron despedidos, lo que provocó el desplome definitivo de la empresa, que sin dinero, sin credibilidad y sin trabajadores se declaró en bancarrota.
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