Cuando pensamos en el robot humanoide del futuro, nos viene a la mente un androide que se comporte de la forma más parecida posible a una persona. Hasta ahora, los avances en robótica se habían centrado en la parte física, haciendo posible que los robots caminen o hablen, pero ahora el reto mira más hacia lo emocional.
En esto anda la empresa china AheadForm, la cual ha presentado un prototipo tan realista que borra los límites entre máquina y humano. Su nombre es Origin M1 y es una cabeza robótica capaz de gesticular con gran naturalidad.
En un vídeo que circula por redes sociales y plataformas como YouTube, puede verse cómo mira fijamente, parpadea, gira la cabeza, reacciona a estímulos visuales y parece incluso pensar antes de mover la boca. No tiene cuerpo, pero su rostro presenta una expresividad impresionante.
Motores en vez de músculos
Lo que hace especial a esta cabeza no es solo su apariencia realista, sino la ingeniería que hay detrás de ella. El Origin M1 incorpora 25 motores, diminutos y silenciosos, que simulan los músculos del rostro humano.
Gracias a ellos, puede generar expresiones muy sutiles como son movimientos leves de cejas, labios o párpados, que a menudo pasamos por alto y que son esenciales en la comunicación no verbal.
Sus pupilas, además, esconden cámaras que graban el entorno y su estructura está equipada con micrófonos y altavoces para permitir una interacción en tiempo real.
Comunicación natural
El objetivo de AheadForm -empresa fundada en 2024 y que cuenta ya con oficinas en ciudades como Shanghái, Hangzhou o Nueva York- es crear máquinas que no solo respondan, sino que se comuniquen de una forma natural con los humanos.
Según señala la compañía en su sitio web, su propósito es integrar estas cabezas hiperrealistas con modelos de inteligencia artificial como ChatGPT, de forma que puedan usarse en ámbitos como la atención médica, la educación o el servicio al cliente.
Casi no podemos ni imaginarnos cómo sería si en lugar de hablar con una pantalla o con una voz sintética, nos encontráramos con un rostro de un robot que nos mira, asiente a nuestras palabras y reacciona a lo que le decimos.
División de opiniones
Es evidente que no todo el mundo ve con buenos ojos este avance. En redes sociales, algunos usuarios han calificado al Origin M1 como inquietante. Y es que su extremo realismo lleva a algunas personas a hablar de valle inquietante, ese punto en el que lo artificial se vuelve tan parecido a lo humano que resulta tremendamente incómodo. Otros usuarios lo han comparado con personajes de videojuegos que han cobrado vida o incluso con escenas de películas de ciencia ficción.
Apuesta de futuro
De cualquier forma, China está apostando fuerte por liderar la nueva generación de robótica humanoide. Además de esta cabeza gesticulante, el país ha organizado eventos como el CMG World Robot Contest Series en Hangzhou, donde robots de cuerpo completo compitieron en combates de kickboxing. En la media maratón de Pekín, 21 robots corrieron por un circuito paralelo al de los humanos, demostrando avances -y también límites- en autonomía y resistencia.
Lo que se deduce de todo esto es que los pequeños gestos humanos se sitúan ahora como la clave del futuro. La tecnología ha logrado ya dotar a los robots de fuerza, velocidad y coordinación, y ahora buscan la empatía.
No se trata solo de construir máquinas funcionales, sino de darles un rostro que nos mire y nos comprenda, o por lo menos que lo parezca. Aunque de momento sea tan solo una ilusión, es una ilusión que cada vez resulta más convincente.