Que Ciudadanos no vive su mejor momento está claro. En las sucesivas convocatorias electorales que van teniendo lugar en los últimos años van perdiendo representación y están desapareciendo poco a poco de las instituciones, aunque aún se mantienen en algunas.

Mientras comprueban si su refundación sirve o no para algo, hay imágenes que no favorecen en nada a la formación naranja de cara a ofrecer una imagen de seriedad y de solvencia que les pueda ayudar a recobrar la confianza de algunos electores. Como lo que se está viendo en Alicante.

Allí, pese a ser una de las provincias donde los liberales obtenían más votos (la segunda tras Madrid), el partido ha cerrado su sede en la céntrica calle Maisonnave de la ciudad y las reuniones internas de su cúpula se están celebrando en un McDonald’s, entre BigMacs y Happy Meals. Una decisión que no ha gustado a una parte de los cargos, ya que todavía se sienten importantes en la provincia. De hecho, están en coalición con el PP tanto en el Ayuntamiento, donde ostentan la Vicealcaldía, como en la Diputación de Alicante, donde tienen la Vicepresidencia.

El cierre de la sede podría tener que ver también con los problemas internos que se viven allá en la formación naranja, ya que hay afiliados que acusan de manipulación a la secretaria de Organización en la elección del nuevo coordinador.