Juegan un partido de fútbol con la cabeza de Franco como balón
Se trata de una acción antifascista que quiere denunciar cómo la dictadura utilizó este deporte
Hace 50 años que Francisco Franco murió pero hay quien sigue honrando al dictador, tanto en la calle como incluso desde la política, ya sea por alabanza o por tibieza en su condena. Pero también hay quienes se esfuerzan por poner en su sitio al caudillo, convirtiéndolo, por ejemplo, en un balón de fútbol. Es lo que hicieron hace unos días en la localidad barcelonesa de Moià, donde se celebró un partido de fútbol que utilizó como pelota una réplica de la cabeza del dictador.
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Para abrir un festival
Ese particular balón, una réplica hiperrealista de la cabeza de Franco realizada con silicona y con cabello humano, fue creado por el artista Eugenio Merino, que trabajó en colaboración con el colectivo estadounidense Indecline. Se trataba de una acción entre deportiva y artística, con el título de La Copa del Generalísimo, diseñada para abrir la edición de este año del festival Ex Abrupto de arte contemporáneo y vanguardias y la idea era denunciar la impunidad del franquismo.
De hecho, los organizadores del festival describen el evento como un partido de fútbol antifascista que quiere denunciar el blanqueo de la memoria histórica y el papel que el fútbol ha jugado en este proceso. En concreto cómo la dictadura utilizó la Copa del Generalísimo, el nombre que adoptó la Copa del Rey durante ese periodo, para maquillar la represión en los espectáculos deportivos.
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Junto a unas trincheras
Ex Abrupto realizó en sus redes sociales un llamamiento para que voluntarios con valores antifascistas se prestaran a ser jugadores en este peculiar partido y consiguió completar los equipos, que disputaron ese encuentro junto a unas antiguas trincheras de la Guerra Civil. “Esta convocatoria no es sólo una llamada a jugar a fútbol: es una invitación a formar parte de una obra de arte crítica y comprometida, que utiliza el cuerpo y el juego para cuestionar el legado del fascismo y el revisionismo histórico”, expresaban en Instagram.
No es la primera vez que Eugenio Merino utiliza su arte para criticar la figura de Franco. De hecho, en 2012 presentó en la feria ARCO una estatua del dictador metida en una nevera para refrescos. El artista explicaba en la televisión autonómica catalana (TV3) el sentido de su acción. “No estamos dando patadas en la cabeza de Franco, sino en el símbolo que representa y en la ideología que impregna hoy las democracias”.
Uno de los participantes en el partido, Marc Estivill, expresaba la satisfacción que le generaba participar en esa performance. “Poder chutar con fuerza y devolver la violencia que este señor ejerció durante un período oscuro de nuestra historia es catártico”, explicaba a 3cat.
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