Qué hay más preciado para un fan, sobre todo si se trata de niños o niñas, que llevarse a casa la camiseta de uno de sus ídolos futbolísticos, regalada, e incluso a veces firmada por él. En los clubes de importantes presupuestos es habitual que los jugadores regalen camisetas a los seguidores al término de los partidos, ya que cada futbolista suele contar con un importante número de camisetas que debe distribuir a lo largo de la temporada, lo que le permite regalarlas o intercambiarlas con jugadores de otros equipos sin coste alguno para él.

Roja y regalo

Lo que no es nada habitual es que un futbolista entregue su camiseta a un fan y al cabo de un rato acuda a recuperarla. Pero sucedió este pasado miércoles en Rusia y las cámaras de televisión fueron testigos de ello. Se enfrentaban en el Grupo A de la Copa rusa el Zenit de San Petersburgo y el Akhmat Grozny. El partido se encontraba ya en el tiempo de prolongación y vencía por 2-1 el Zenit, gran favorito, cuando el árbitro mostró tarjeta roja a un defensa del equipo checheno, el tunecino Nader Ghandri.

El zaguero enfiló por tanto el túnel de vestuarios, pero antes lanzó su camiseta a un fan que había en la grada. La cuestión es que la expulsión fue revisada en el VAR y finalmente se revocó, con lo que el árbitro llamó a Ghandri para que regresara al campo a disputar los últimos minutos del partido.

Sin camiseta

Pero por alguna razón el jugador no tenía otra camiseta con su nombre y número para ponerse, con lo que no le quedó más remedio que buscar al fan, que por suerte seguía en su sitio, y pedirle que se la lanzara de vuelta. Así lo hizo, y el tunecino, que fue precisamente el autor del único gol del equipo checheno, pudo completar el encuentro, aunque el marcador ya no se movió y ganó el Zenit, que tras cuatro jornadas es líder del grupo con cuatro victorias en otros tantos partidos, mientras que el Akhmat es último, con un triunfo y tres derrotas.

Eso sí, Ghandri, que compartió el vídeo en sus redes sociales con emojis de carcajadas, pudo volver a entregarle su camiseta al aficionado, al que se encontró ya fuera del estadio cuando después de ducharse los jugadores iban a subir al autobús del equipo. Final feliz para una historia más que curiosa.