El legazpiarra José Luis Langarika suele decir que en su época a las niñas les ponían pendientes y a él le pusieron una bicicleta. No se puede describir mejor su pasión por la bicicleta. A sus 79 años, sigue haciendo salidas de más de 100 kilómetros. Ha completado la famosa Quebrantahuesos en más de 20 ocasiones y este sábado hará su hermana pequeña: la Treparriscos.

Langarika nació en Araia en 1944. Cuando él tenía 9 años, su familia se trasladó a Legazpi. Heredó de su padre (Román) su afición por la bicicleta. “En Araia andaba en una bicicleta de mis tíos, con la pierna por debajo de la barra. Después, tuvimos una BH de chica. Mi padre siempre tuvo bicicleta. Antes de comprar la segunda, andábamos a relevos: él iba hasta un punto en bicicleta y yo le seguía andando. Cuando llegaba allí, yo cogía la bicicleta y él me seguía andando. Una vez compramos una segunda bicicleta, cuando yo tenía unos 13 años, íbamos juntos de excursión. Por ejemplo, a Zumaia”.

Desde entonces, ha vivido mil y una aventuras con su querida bicicleta. Fue uno de los fundadores de la sección de cicloturismo de la sociedad deportiva Goierri de Urretxu y Zumarraga, pedaleó con el lehendakari Ibarretxe en la marcha de Agurain, él y sus amigos del Goierri atravsaron un collado de los Pirineos andando sobre la nieve con sus bicicletas en la mano... El pasado domingo participó en la marcha de bicicletas clásicas de Ar-tziniega, con un maillot del Teka. “Ese maillot es de la época en la que Txomin Perurena y González Linares corrían en el Teka. Ismael Lejarreta llevó el maillot del Teka con el que corrió él. Es posterior al mío”.

AMIGOS

Langarika nunca compitió, pues comenzó a trabajar siendo muy joven. Cuando salía de trabajar, iba a andar en bici. En la carretera ha hecho muchos amigos. “He sido turista. Salía con la bicicleta y no sabía si iba a hacer 130 kilómetros o 15. Sabía que iba a volver, pero no cuándo iba a hacerlo. A mi hija Teresa, cuando tenía 15 años, le llevé hasta Araia. Este año ha hecho la Eroica de Haro conmigo. Nunca he mirado cuántos kilómetros he hecho ni cuánto he tardado. Me gusta hacer turismo con la bici y hacer amigos. Hoy en día, ando un día sí y otro no. Mi gran compañero de fatigas ha sido Juan Luis Leatxe. Hoy en día salgo mucho también con Luis Tirapu e Itziar Albisua”.

Pero todo no ha sido un camino de rosas. En 1979 tuvo que dejar la bicicleta a causa del síndrome de Guillain-Barré. “Fuimos a pasar el fin de semana a Laredo y, cuando íbamos a salir de vuelta, metí la llave en la cerradura del coche y me costó mucho girarla. Noté que tenía poca fuerza en el brazo. Cuando llegamos a casa, apenas tenía fuerza en las extremidades. Le dije a mi cuñada que me llevara al hospital de Donostia. Cuando llegué, no podía subir las escaleras. Me hicieron pruebas y vieron que tenía el síndrome de Guillain-Barré. Tuve que hacer dos años de rehabilitación. En cuanto pude, cogí una Motoretta que tenía en casa y fui hasta Motxorro. Me caí y tuve que pedir ayuda. Seguí saliendo con la bicicleta, recuperé la fuerza... y hasta ahora”.

Hace 17 años le pusieron una prótesis de cadera y eso tampoco le bajó de la bici. El doctor que le operó, contento por lo bien que había salido todo, le pidió un diploma de la Quebrantahuesos. Siguió haciendo esta marcha de 205 kilómetros hasta que llegó la pandemia. El año pasado se pasó a la Treparriscos (85 kilómetros). Este año repetirá.

Lleva 45 años federado y no tiene intención de dejar de andar en bici. Pero es consciente de que algún día tendrá que dejarlo. “Si me diesen un duro cada vez que me preguntan por la bici eléctrica, compraría una. Pero solo para que la gente deje de preguntármelo. La gente dice que la bici es sufrida. Yo no sufro, yo disfruto. El día que no pueda hacer 60 kilómetros, haré 30. O sino, 15. Tengo la bici ahí fuera. Bajo de casa a la calle en bici. Para mí, la bici...”.