Un cono de pasado volcánico gobierna la Sierra de Monchique. El rastro de la tierra volcánica muestra su fiereza de tiempos pretéritos en una montaña escarpada. Ruge en la memoria el Alto de Fóia, un estratovolcán, el rascacielos que concede las mejores vistas de la Vuelta al Algarve, que eleva el gaznate hacia las nubes.

En medio de ese manto ceniciento, de la cortina húmeda de la niebla, surge un ático exclusivo, donde se esperaba a los reyes. La terraza del prestigio. A ella se subió primero, de un respingo, Daniel Martínez. El colombiano, que defiende el título, derrotó en el mano a mano a Remco Evenepoel. Le sorprendió.

Ambos conocían cómo era el remate de la montaña donde habían triunfado en el pasado. Acudieron a sus recuerdos para guiarse en el presente y proyectarse hacia el futuro. El velo ceniciento no distrajo al colombiano y al belga, que podrían trazar el final a ciegas. En código braille.

Palparon el esfuerzo, al límite, en un redoble de tambor de un desenlace epidérmico. Martínez se adelantó a Evenepoel. Reinó en la cima. Esos metros condenaron al belga, que espera a la crono para la revancha.

La formación rocosa donde ondeó el amarillo Daniel Martínez, recién llegado al Bora, descansa sobre una panoplia de bosques mixtos y densos, de especies templadas, mediterráneas y de roble de las Canarias, hostigado por los fuegos. Las brasas y las llamas se adentran paradójicamente en la zona más húmeda del Algarve.

Buen papel de Mikel Landa

La lucha de la naturaleza, energías encontradas. Opuestas. Agua contra el fuego. Humo de batalla. El paisaje que quedó después habla del duelo de Martínez y Evenepoel. También de la presencia de Kuss, tercero, que no es tan explosivo, y el gran empeño de Mikel Landa, noveno, como lanzador de Evenepoel.

Una fuga costumbrista hizo de avanzadilla ente las carreteras sinuosas, cremalleras grises, lenguas de asfalto festoneadas por la vegetación, exuberante. Carreteras secundarias proclives para la aventuras y las escapadas hasta que los jerarcas instauraron la ley marcial.

La marcha cuartelera anunciando un debate bronco por el tesoro de la Sierra de Monchique. Todo arde si se aplica la chispa adecuada. Se quemó pronto la resistencia de Thijssen porque esas estampas, los desniveles, le eran ajenos. El belga se acomodó en el retrovisor y fijó un ritmo aceptable para su fisionomía de velocista. El amarillo del líder a modo de cierre.

La esperanza de la fuga

El territorio, abrupto, pesaroso, repleto de aristas, sublimaba a los mejores. Los supervivientes de la fuga fueron descascarillándose presionados por la determinación del pelotón, que llevaba en hombros a los aristócratas. Evenepoel, Kuss, Geoghegan y Martínez arengaban a sus muchachos. El chasquido del látigo hacía eco en los bosques.

Walker, Leknessund y Bugge jadeaban, perseguidos sin desmayo. El noruego deseaba abrir huella en Pompa entre herraduras y paredes pedaleando sobre el asfalto, con ronchones de humedad, antes de enfrentarse al gran muro.

Lekenessund era el último verso libre, la poesía frente a la prosa de los quienes buscan la general. Evenepoel, que conoce cada pulgada de la Volta al Algarve, campeón en 2020 y 2022, dispuso a sus muchachos en formación. Pusieron en marcha la lijadora. Landa era uno de los sherpas del belga. En el Visma, Kuss y Van Aert se repartían la candidatura.

Geoghegan no perdía detalle. Menos aún Daniel Martínez, campeón en curso. Geraint Thomas, homenajeado por la organización en la salida por el realce que ha dado a la prueba por su presencia, también asomaba en el frente.

Van Aert se adelantó unos pasos para ganar tiempo. Se embolsó cuatro segundos de bonificación. El noruego se quedó helado poco después. Destemplado en medio del sofoco.

Martínez sorprende a Evenepoel

El cielo desenrolló la capota gris sobre el Alto de Fóia, (7,5 kilómetros al 5,9 %). Calentaba el ambiente Knox, a la espera de que Landa tomara el relevo de la antorcha. Evenepoel, con el pecho descubierto. A Isaac del Toro se le cayó la máscara. Agrietado, el joven mexicano levantó la bandera blanca.

La niebla surgió empujada por el viento. Espectros. Landa, formidable, tensó hasta descoyuntar a Van Aert. Los favoritos se enfilaron. El alavés mostró los incisivos. Su relevo servía de lanzadera para su líder, Evenepoel.

Ese era el plan. Lo desbarató el ímpetu de Daniel Martínez, que reconoció de inmediato la señal de abordaje. El colombiano, campeón el pasado curso de la cita portuguesa, activó los muelles para llegar antes que nadie al zigzag de la victoria. Sorprendió a Evenepoel, que no pudo secar al colombiano, lanzado. Kuss les rastreó un chasquido más tarde en el Alto de Fóia. Volcánico Daniel Martínez.

Vuelta al Algarve

Segunda etapa

1. Daniel Martínez (Bora) 4h40:20

2. Remco Evenepoel (Soudal) m.t.

3. Sepp Kuss (Visma) a 6’’

4. Sergio Higuita (Bora) m.t.

9. Mikel Landa (Soudal) a 13’’

General

1. Daniel Martínez (Bora) 9h32:14

2. Remco Evenepoel (Soudal) a 4’’

3. Sepp Kuss (Visma) a 12’’

4. Sergio Higuita (Bora) a 16’’

9. Mikel Landa (Soudal) a 23’’