Debajo de un paraguas rosa para no mojarse, llovía fuerte y por momentos nevaba en Livigno, Tadej Pogacar, el líder del Giro, aseguró que: “Estoy preparado, pero los organizadores también tienen que tener un plan B. Si quieren que corramos, estoy preparado”. Esa frase del esloveno servía para condensar la polémica suscitada alrededor de la etapa, que finalmente se recortó por las extremas condiciones del tiempo. 

La organización tuvo que ceder ante la presión del pelotón, que no quería subir y bajar el Umbrailpass en condiciones tan adversas, con temperaturas alrededor de los 0 grados, nieve, lluvia y mucho frío. Demasiado peligroso para la seguridad y la salud de los ciclistas. La organización entendió que el empeoramiento del tiempo obligaba a recortar la etapa para evitar riesgos. Sobre todo el descenso de 20 kilómetros de la montaña, que en esta edición era la Cima Coppi

La etapa tendrá su salida en Livigno. Desde allí comenzará y se rodará tras el coche de carrera hasta el Túnel Munt Raschera. Los corredores se detendrán antes de la frontera suiza. La salida real será en Prati allo Stelvio (km 84.5) a las 13.58 h.

Décimosexta etapa del Giro de Italia.

Reunión de ciclistas y organización

Antes, a las 9.00 horas de la mañana, las partes implicadas se reunieron para debatir sobre lo que hacer con la etapa. La organización, con Mauro Vegni, director del Giro, a la cabeza quería mantener intacto el recorrido, mientras que los equipos, todos ellos representados, y la CPA, la asociación que aglutina a los ciclistas, entendían que el recorrido se debía recortar. 

El problema era la ascensión y, sobre todo, la posterior bajada del Umbrailpass, que sustituía al Stelvio, repleto de nieve y que fue descartado días atrás. Las temperaturas frías y la lluvia desaconsejaban según la CPA atravesar la montaña por el peligro que suponía para la seguridad y salud de los corredores. La UCI estableció en su día un protocolo que fijaba cómo actuar en condiciones de tiempo extremas. 

Sin embargo, en el cónclave no se llegó a ningún acuerdo, si bien se fijaron tres escenarios posibles. En el primero, realizar la etapa al completo. El segundo contemplaba la subida y descenso del Umbrailpass en bici sin competir hasta el valle tras el Stelvio para iniciar la carrera desde ese punto. 

En el tercero, la opción era recorrer la primera parte, la más peligrosa en coche, a modo de neutralización y reanudar la carrera una vez dejada atrás la montaña. Media hora antes del inicio en Livigno, los ciclistas, directores y managers desconocían cuál sería la solución definitiva. 

Finalmente, se decidió recortar la etapa. Una reunión en la que además se decidió que los ciclistas hicieran el tramo neutralizado en Livigno y el trayecto en coche hasta Prato dello Stelvio y disputar el resto del recorrido, unos 120 kilómetros.