Yo vi correr a Pogacar
Cuando le preguntaban al gran Francesco Moser no tenía la menor duda: “La carrera más dura del mundo es el Giro de Lombardía”. Aunque quizás barría para casa, porque Lieja, Roubaix o Flandes no le van a la zaga. En todo caso, con sus 255 kilómetros y sus casi 5.000 metros de desnivel acumulado es un pedazo de clásica y de esfuerzo de más de 6 horas.
Y Pogacar no solo vuelve a atacar de lejos (esta vez, a 48 kilómetros), sino que le mete más de 3 minutos al segundo y se permite en los últimos kilómetros sonreír a la cámara, y saludar a la afición, y echar pie a tierra y levantar la bici tras cruzar la meta. El esloveno está dejando a periodistas y aficionados sin adjetivos, y sin más comparación posible que con Merckx, el de las 525 victorias en 1.800 días de competición.
Sí, vale, se ha cargado la emoción, pero es que está haciendo Historia del Ciclismo y generaciones enteras dirán un día con orgullo: “Yo vi correr a Pogacar”. Correr y ganar.