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Hipnotizados

Hipnotizados

LA televisión se mueve a golpe de péndulo. Tic, final de El internado, tac, comienzo de Gran Hermano, tic, estreno de Hispania, tac, contraprogramación de Felipe y Leticia. Y en este ritmo cansino de estrenos de dos capítulos y nuevas temporadas que apenas duran dos meses, uno tiene la sensación de estar viendo siempre lo mismo. Resulta que Telecinco ha batido el dudoso récord de llegar a emitir la décimo segunda edición de Gran Hermano. En otros países que empezaron al mismo tiempo ya han agotado el formato y el programa, afortunadamente, ya ha pasado a la historia. Aquí no. Aquí seguimos repitiéndonos y dando por buenos los esfuerzos de Mercedes Milá presentando como principal novedad el cambio de luces del plató. De nuevo todo el potencial televisivo girará entre los debates que proporcionen el regreso triunfal de Belén Esteban a Sálvame después del chute de popularidad que su separación le ha dado a su personaje y, luego, el debate patético que modera con osadía Milá y que habla de la personalidad y de los escarceos amorosos de los nuevos protagonistas de Gran Hermano. En una entrevista reciente recogida por Vertele José Manuel Lara advertía de que en el futuro no hay sitio apenas para dos operadores. Visto lo que las televisiones privadas están haciendo con los contenidos televisivos; y vistas las metas que cadenas como Antena 3 o Telecinco tienen planteadas, lo peor que podría pasar es que desaparezca de la oferta de la televisión pública. Ya ven el ritmo televisivo se mueve aquí también a ritmo de tic tac. Entre el tac por la utilización de la televisión pública por los políticos y el tic que se nos está quedando a los espectadores por las sobredosis de conversaciones de empanadilla y rulos, estamos ya hipnotizados.