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Eso es... verdad

Eso es... verdad

mi compañera de trabajo Cristina despotrica contra el poder del fútbol. Dice que no entiende que un animal como el pulpo Paul haya podido cobrar semejante protagonismo; que con la de problemas que tiene nuestra sociedad no es serio que la gente hable tanto de él. Pues Cristina mira, ahora que ha desaparecido, a rey muerto pulpo puesto. Ya tenemos por los medios a Paul II otra versión de cefalópodo profeta que promete seguir acaparando el protagonismo cada vez que haya algún resultado en juego. Y es que en la información futbolística la imaginación escasea. Mientras el resto de disciplinas se pide rigor y cierto nivel intelectual, al fútbol televisivo se le exige todo lo contrario. No hay más que ver las tertulias futbolísticas que proliferan en la oferta de los nuevos canales de la TDT para comprobar que su éxito está ligado con la banalidad. Mucho hablamos de los programas del corazón, pero éstas que hablan del Barça y del Madrid mayormente, comienzan a abundar como las setas en el microclima futbolero tan cargado de detritus.

Podríamos preguntarle a Paul II sobre otros temas. Si por fin Rajoy ganará unas elecciones; si parará la sangría de espectadores de EITB. Aunque para sangría, la que provoca cada noche Emma García en El juego de tu vida. Hay que ver con esa voz tímida y sosegada las preguntas que hace: "¿Es verdad que no le eres infiel a tu marido porque no puedes?" "Sí". "Eso es verdad". "¿Se la has pegado con su mejor amigo?" "Sí". "Eso es verdad". Cada concurso tiene los participantes que se merece, y qué les voy a contar de los espectadores. En una televisión que destapa en público los trapos sucios de las parejas con tanta alegría, sería ilustrativo que llevara a su accionista, el presidente italiano Berlusconi, para hacerle preguntas como: ¿que hay de su afición delictiva a hacer el pulpo con menores?