PAMPLONA. Berto Romero se ha convertido en el brazo derecho de Buenafuente y con él regresará a la televisión en primavera. Mientras espera el programa de Antena 3, sigue con su ronda de monólogos, La apoteosis de los necios. Conoce bien a su jefe, pero es imposible sonsacarle ningún secreto de él. Opina que es muy normal, que confía mucho en su gente y que deja hacer. No grita, no echa broncas, "es un chollo, pero es muy exigente", señala el humorista catalán '.
El club de la comedia', obra de teatro, nuevo trabajo con Buenafuente y eso que dicen que hay paro. Yo no me puedo quejar. Tengo mucho trabajo, hay suerte y mucho esfuerzo. En momentos como estos piensas en lo afortunado que eres porque hay veces que no llegas a todo y otros, tan buenos o mejores, sí que están en el paro.
¿Va a seguir con el mismo monólogo de los últimos años? Sí, es lo que llevo haciendo desde hace diez. La apoteosis de los necios es una obra en la que canto y hago mi monólogo humorístico. No lo he dejado nunca. He hecho tele y radio, pero siempre he seguido con el teatro, es lo que nunca quiero dejar de hacer, al menos mientras pueda.
¿Es lo que más le gusta? La verdad es que sí. Es como una gimnasia diaria. Tiene un nervio que no encuentra parangón en ninguna otra expresión artística, te engancha para toda la vida. No hay manera de quitarte de esto, no lo puedo dejar. A veces, supone un esfuerzo, sobre todo cuando hay televisión por medio cuesta compaginarlo con las funciones.
¿Qué tal se siente en 'El club de la comedia'? Es curioso, yo hago una aparición por temporada y me siento muy bien. He creado una pequeña tradición, y cada temporada estoy en el primer programa. Nos lo pasamos muy bien y le he cogido cariño. Es un programa muy chulo.
¿Da vértigo enfrentarse a la tele y en horario de máxima audiencia? Da un poco de vértigo y mucha ilusión. Es un nuevo reto y es muy importante. Estábamos muy consolidados en el horario anterior, muy tranquilos también. A veces la tranquilidad tiene un reverso peligros que es la monotonía. Paramos el programa porque vimos que ya habíamos hecho todo lo que teníamos que hacer en esa franja.
Es una franja mucho más comprometida. El reto de ir una vez por semana y en una cadena tan potente como es Antena 3 es muy motivador. Da un poco de miedo, por qué te voy a engañar.
De nuevo se va a llamar 'Buenafuente', ¿qué pasa que Andreu no tiene imaginación para ponerle otro título al programa? La verdad es que es muy bueno poniendo títulos, le salen mogollón, es un tipo que tiene mucha imaginación para todo...
Ya está haciendo la pelota al jefe, ¿necesita dorarle la píldora? No, digo la verdad. Ha puesto muchos títulos para otros programas de la casa, incluso en la radio. Por ejemplo, Hablar por hablar es de él. Lo que pasa es que luego para su propio espacio es sencillo. Pero también es cuestión de pensar: ¿Qué va a decir la gente cuando va a ver su programa? Dirá: Voy a ver el programa de Buenafuente. Pongas el título que pongas van a decir eso, ver a Buenafuente. Así que él lo pone fácil, Buenafuente y ya está.
¿Vamos a ver más de lo mismo o piensan ustedes en innovar? El reto que nos planteamos es que sea una mezcla de las dos cosas: va a ser más de lo mismo y va a haber novedades. Esto va a ser lo más complicado de conseguir, nosotros somos comediantes que hacemos un tipo de comedia determinada y eso no lo vamos a cambiar. Ni podemos ni queremos. Va a ser un semanal, el programa va a ser de mayor duración, va a ser un formato más espectacular.
Dicen que está difícil ganar espectadores. Por eso hablo de una mezcla, para que nos reconozcan nuestros seguidores y para que se apunten nuevos espectadores. Lo vamos a dar todo.
Comentan que usted es una de la personas que mejor conocen a Andreu Buenafuente... No sé lo que quieres.
¿Está de acuerdo con que conoce bien a Andreu? Además, ¿por qué iba a querer algo? Porque no me fío. Nadie conoce a nadie, toda persona es poliédrica y está llena de matices, pero es verdad que tenemos una relación muy estrecha desde hace muchos años. Hasta tal punto que me ha cedido la codirección del programa con él. Confía en mi criterio como si fuera el suyo. ¿Qué quieres que te cuente de él? ¿Qué quieres saber? Ja, ja, ja...
Algún secreto inconfesable de Andreu Buenafuente. Es que no hay ningún secreto que te pueda quedar bien en la entrevista. Andreu es una persona muy normalita...
¿Seguro? Seguro. Como todas las personas tiene sus cosas. Con tanta exposición durante tanto tiempo en la tele, lo que es él ya se ha visto.
La televisión no es el mundo real. Al menos para mí. Sí y no. Uno puede fingir un día, un mes; pero no puede fingir durante veinte años y ese es el tiempo que lleva él. Se ve cómo es su carácter. Es un tipo generoso, es un tipo con sus filias, sus fobias; a veces explosivo, otras cariñoso y así es. No hay secretos. Me encantaría decirte que come carne humana o que maltrata a cachorros de animales, pero desgraciadamente para ti no es así. Así que ya puedes ir buscando a otra persona que te cuente truculencias, yo no sé ninguna.
¿Por qué desgraciadamente para mí? Porque no te voy a dar un titular espectacular.
¿Es un jefe que abronca o es un jefe comprensivo? Una de las cosas que más me sorprendió cuando empecé a trabajar con él fue una charla que dio a los trabajadores de El Terrat. En ella nos dijo que el primero que echara una bronca a otro se marcharía del programa. Andreu no mete broncas. Se dice todo, se habla todo y si hay que dar una mala noticia se da.
Ambiente libre de malos humores, ¿no? Siempre se ha intentado mantener un buen clima. Nosotros hacemos comedia y para hacer comedia tiene que haber un buen ambiente, es lo que se transmite después. Si el equipo estuviera tenso sería más difícil. Eso no quiere decir que Buenafuente deja a cada uno hacer lo que le da la gana. Es un tío que tiene mucho criterio y lo impone, para algo es el jefe.
¿Cómo se sintió cuando sustituyó a Buenafuente? Muy bien. Fíjate el honor que significaba para mí. Yo llevaba muy poco en el programa. Mi carrera fue muy meteórica. A los seis meses ya me propuso sustituirle en el programa.
¿Pensó que era una broma? No, lo hizo muy bien. Me llevó a comer y me emborrachó un poco. Me dio mucho de comer y de beber y cuando ya estaba obnubilado, me lo dijo. Y dije que sí. Ahí aprendí que no se debe tomar una decisión bajo el efecto del alcohol. Pero me fue muy bien.
¿Se arrepiente de algo? Mejor no, cuando te has arrepentido de algo es que eso ya no tiene remedio.