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El documental de Parchís muestra el lado oscuro del grupo infantil

Netflix estrena la pieza de Daniel Arasanz sobre el éxito español más famoso de la televisión

El documental de Parchís muestra el lado oscuro del grupo infantil

madrid - Yolanda, David, Tino, Gemma y Frank formaron en los 80 el grupo de música infantil español más famoso de la historia, Parchís, una experiencia que llevó a cinco niños del anonimato al éxito absoluto y cuyas interioridades cuentan ahora en Parchís. El documental, que se estrenó ayer en Netflix,cómo sobrevivieron al fenómeno. Dirigida por Daniel Arasanz, muestra las luces y sombras del grupo musical 40 años después de su éxito a través de los testimonios de sus protagonistas.

Además de los integrantes, el documental cuenta con los testimonios de padres, tutores y empresarios que formaron parte de la composición de Parchís, un ascenso a la fama que no estuvo exento de polémicas y que acabó con la declaración de quiebra de la casa de discos. Todo comenzó a finales de los 70 con un anuncio en los periódicos: “Discos Belter da la oportunidad a niños de 8 a 12 años que canten bien y tengan buen sentido del ritmo para la formación de un conjunto infantil y grabar discos”, decía.

Yolanda Ventura, David Muñoz, Tino Fernández, Óscar Ferrer y Gemma Prat fueron los cinco integrantes iniciales del grupo: uno por cada color del parchís más el blanco, que representaba el dado. Así empezó un auténtico fenómeno, cuyo éxito se tradujo en ventas millonarias de discos, giras internacionales, películas y unas canciones que siguen enganchando a las nuevas generaciones. Pero también hubo mucho “descontrol”, jornadas interminables de conciertos y giras, padres que aseguran que los niños no cobraron lo que tenían que recibir y algún reproche a los progenitores por no haber estado más pendientes de los menores.

Fue ese “descontrol” el que provocó la salida del grupo de Óscar, cuya madre aseguró que les estaban explotando. Y fue sustituido por Frank, que se incorporó a Parchís con 9 años. Niños que vivieron un “flipe constante”, según recuerdan, con giras por Latinoamérica y conciertos en ciudades donde eran auténticas estrellas.

“Hacíamos lo que nos daba la gana. Nadie nos vigilaba”, rememoran los antiguos componentes, mientras que los tutores y profesoras señalan cómo había que vigilar a los empresarios “moscones” que había alrededor de unas niñas que iban creciendo.