No empezaron bien las informaciones deportivas en DIARIO DE NOTICIAS en la primavera de 1994. 30 años ya. Ese año Osasuna bajó a Segunda y Miguel Induráin no pudo ganar el Giro de Italia, rompiéndose una hegemonía a la que estábamos demasiado bien acostumbrados. Pero no importaba. Esto acababa de empezar. Los enviados "especiales", con la ayuda de la tecnología más puntera dotada por la nueva empresa editora, nos plantamos en las laderas del mítico Mortirolo dispuestos a informar de lo que allí le ocurriera al campeón de Villava.

Pasamos en pocas semanas del derribo a pico y pala del vetusto laboratorio de B/N, a intentar mandar imágenes en color a través de un escáner de negativos y un ordenador portátil montado en una maleta convencional por nuestros informáticos, siempre resolutivos. Digo intentar porque, como en muchas ocasiones, la vorágine del trabajo me hizo llegar a la etapa de Merano sin saber cómo funcionaba aquel artefacto. Hubo que disimular ante la nube de colegas que se arremolinaban para ver a unos desconocidos con aquel equipo tan moderno. ¡Qué nervios! Cerraban la sala de prensa. Solo quedaba nuestra línea telefónica y el trabajo, después de un complicadísimo día, sin enviar.

Al final las fotos, como no podía ser de otra manera, llegaron a su destino y los lectores tuvieron cumplida información de lo que allí pasó. Los rollos de color con los que comenzamos a trabajar en DIARIO DE NOTICIAS dieron paso, poco a poco, al mundo digital. La primera máquina de fotos a la que no había que abrir la tapa trasera para introducir el carrete fue una revolución. ¡Qué invento! Agur al cuarto oscuro, a su mágica y misteriosa luz roja que nos recibía al atravesar una estrecha puerta giratoria. Esa cámara era un bien preciado que cambiaba de manos a la hora del vermut. Así podía utilizarla el compañero de tarde. Ahora ese rato de tertulia y reposo ya no existe. Todo va más deprisa. Los equipos están conectados a teléfonos móviles o tablets que transmiten las imágenes en el momento de producirse. Ya no hay revelado, no hay espera. La imagen es en tiempo real y hay que publicarla lo antes posible en la web.

La esencia del fotoperiodismo es que las fotos hablen por si solas, que valgan más de mil palabras

El cambio ha sido constante y en estos últimos años, frenético. Sin duda todo es distinto en este tiempo en cuanto al proceso fotográfico. No obstante, el objetivo sigue siendo el mismo que el primer día: salir a la calle a buscar historias para contarlas en imágenes. Con rigor y profesionalidad. Ver, pero sobre todo mirar. Tener el ojo educado en la búsqueda de la noticia para llevar al periódico la mejor imagen posible con la que enganchar al lector/a en la portada o la página. Ese "click" que debe entrar por los ojos al primer vistazo. Es la esencia del fotoperiodismo. Que las fotos hablen por si solas. Que valgan más que mil palabras, como dice el refrán. Es algo muy difícil de conseguir y que, cuando se logra, queda en la memoria colectiva para siempre. Un trabajo que habitualmente complementa a la información escrita en la redacción y es la parte troncal de un periódico.

Cogida mortal de Matthew Peter Tassio, una foto para la historia.

Cogida mortal de Matthew Peter Tassio, una foto para la historia. EMILIO ZAZU

En las portadas elegidas por los compañeros y compañeras para sus artículos de este mismo suplemento creo que hay una buena muestra de ello. No pocas veces la realidad es bien distinta. El "fotoperiodismo local" incluye una larga lista de acontecimientos con poco atractivo que forman parte del día a día. Ruedas de prensa, solares y obras variadas, trabajos comerciales y algo en lo que somos expertos, la "grupografía", forman parte del paisaje habitual, aunque también hacen periódico. No descubro nada al afirmar que la sección de fotografía, sus fotoperiodistas, han sido y son un puntal significativo en la existencia de DIARIO DE NOTICIAS. Tienen la gran responsabilidad siempre de intentar estar en el sitio adecuado en el momento oportuno, para captar ese instante decisivo del que hablaba Henri Cartier-Bresson. Un pilar que, con el resto de secciones y departamentos de la empresa, todos importantes, dan forma al producto que cada día, cada minuto, la sociedad navarra tiene en sus manos o en soportes digitales.

Un capital humano y profesional que, a pesar de no soplar buenos vientos para el oficio, nadie debería desaprovechar. Somos, en pleno siglo XXI, una especie rara luchando por sobrevivir en este mundo sobresaturado de imágenes de consumo rápido. De usar y tirar. En guardia permanente, adaptada a todo tipo de circunstancias, las orejas tiesas y el ojo dispuesto. En estos 30 años de vida periodística nos ha pasado de todo. Las hemos visto de todos los colores. Desde el rojo alegre de la fiesta hasta el negro más profundo de los accidentes, los atentados o de la terrible noche de la riada en Biescas. Con la cámara como falso parapeto. Solo fotografiar y luego digerir lo que hemos tenido delante.

Acto en apoyo a la víctima de La Manada. Javier Bergasa

Quiero hacer una mención especial a lo que como fotoperiodistas vivimos en la crisis de la pandemia de la Covid-19. Un reto vital y profesional como nunca hubiéramos podido imaginar. Ese tiempo en el que el mundo se paró pero en el que había que contar y fotografiar una sociedad desconcertada y aterrada, con escenas y situaciones muy duras. Acumulamos miles de kilómetros, infinidad de horas de espera y mucho tiempo, demasiado, robado a la familia y amistades. Gracias infinitas por entendernos y apoyarnos. Porque a pesar de eso, del desgaste, el veneno de la profesión sigue inoculado y las ganas de seguir contando historias no desaparecen.

Y en el momento de echar la vista atrás, un recuerdo a los que empezaron en esta casa y luego siguieron otros caminos profesionales: Iván Benítez, Merche Galindo, Blanca Aldanondo, Marian Trebol, Cristina Abadía, Antonio Olza, Eduardo Sanz y Mikel Saiz. Cómo no citar al equipazo del encierro. Gracias a los que estuvieron Loli Gimeno, Juan Miguel Ochoa de Olza, Iñaki Beguiristain, Andrés Feligreras, Juanjo Asín, José Roa, Mikel Martínez,Patricia Astrain,Xabi Lizarraga,Chus Cantalapiedra,Ana Isabel Leunda, Iñaki Vergara, Javier Iriarte, Roberto Asensio, Jesús Chueca, Luis Carmona, Angel Gómez, Luis Martín de Vidales, Vicente Larumbe, Joseba Zazalza y a los que siguen fieles al madrugón y... al almuerzo sanferminero:Juan Puerta, Pablo Roa, Oriol Maza, Joxerra Larrañaga, Santi Torrado, Emilio Zazu, Juan Antonio Garaikoetxea, Anne Arguiñariz y Sergio Martín.

Los chicos de prácticas, savia nueva, que va abriéndose camino: Dani Olóriz, Aitor Pita, Jon Urriza y, el último, Gabriel Barrero. Al amigo que nos dejó para siempre sin sus collejas y su sonrisa. Inolvidable Chema Pérez. Los "compas" de todos los días y tantos años. Un grupo heterogéneo y fantástico con ADN Noticias: Oskar Montero, Iban Aguinaga, Unai Beroiz, Iñaki Porto, Ondikol y Patxi Cascante. Y seguimos. En este oficio en el que la tecnología ha cambiado como del día a la noche. En el que la fotografía digital ha supuesto la socialización de la imagen. Donde todo el mundo lleva encima un móvil con cámara que puede captar lo que pasa. Pero ser fotoperiodista es algo más. Miramos para contarlo. Es algo que llevamos dentro y que ojalá siga siendo seña de identidad para esta empresa muchos años. Eskerrik asko a las miles de personas que estáis al otro lado de estas líneas por vuestra fidelidad y compromiso con este proyecto. Sois las destinatarias de nuestro esfuerzo. Salud y buen futuro a DIARIO DE NOTICIAS.