MERCEDES Sosa, conocida cariñosamente entre su público como la Negra Sosa y la voz de América, creó escuela en la música argentina y se convirtió en símbolo para una generación que sufrió la dictadura militar y luchó por el restablecimiento de la democracia en el país.

Nacida en San Miguel de Tucumán el 9 de julio de 1935, Sosa comenzó muy joven su carrera artística y pronto se dio a conocer por su reivindicación de las raíces culturales argentinas, su presencia imponente y el tradicional poncho que utilizaba para sus actuaciones.

Con sólo quince años ganó un concurso radiofónico con su interpretación de la zamba Triste estoy y que sería el inicio de una trayectoria de renovación del folclore argentino que la llevó a fundar el Movimiento del Nuevo Cancionero junto a Manuel Oscar Matus, con quien se casó en julio de 1957.

En 1965 se separó de su marido matus, participó en la grabación de un disco de Ernesto Sábato y Eduardo Falú y grabó su primer trabajo, Canciones con fundamento. Al año siguiente logró el primero de sus grandes éxitos Zamba para no morir, que le abrió las puertas de Estados Unidos y Europa para su primera gira internacional, en el año 1967.

La década de los 70 fue decisiva en la vida de Sosa, que comenzó una relación sentimental con el compositor Pocho Mazzitelli, se introdujo de lleno en el mundo cultural argentino y avanzó en su compromiso social en contra de la represión militar que se vivía en el país en esos años.

Entre 1972 y 1977 publicó Hasta la victoria, Traigo un pueblo en mi voz, A que florezca mi pueblo, Mercedes Sosa -en el que rescató a poetas argentinos y latinoamericanos-, trabajos con un marcado contenido de reivindicación social.

En febrero de 1978 falleció su pareja a causa de un tumor cerebral y, en octubre, el gobierno militar le prohibió cantar en lugares públicos. Sosa se exilió en Europa, donde prosiguió su carrera musical hasta que regresó a Argentina, en diciembre de 1983, inmediatamente después de la caída de las juntas militares.

Su vida fue "muy hermosa pero muy triste", reconoció esta artista que se llegó a definir como "una sobreviviente de ignominias y enfermedades". Tras su regreso a Argentina, su carrera continuó en ascenso hasta que en 1997 sufrió una grave depresión que la mantuvo varios meses en cama sin poder caminar y sin apenas comer y de la que logró salir convencida de que su misión en la vida era "unir a la gente".

Durante su larga carrera, Sosa ganó un disco de platino por Gestos de amor (1994) y tres premios Grammy Latino, y fue distinguida con múltiples reconocimientos por su labor en defensa de los derechos humanos y las libertades.