pamplona. El cariño y la amistad que se profesan desde 1985 Juan Peña El Lebrijano y Gabriel García Márquez los plasmó el escritor colombiano en una dedicatoria al cantaor que decía: "Cuando Lebrijano canta se moja el agua". Aquello conmovió al flamenco, que ahora se ha inspirado en la prosa de Gabo para crear un disco y un espectáculo.

¿Qué sintió ante aquella dedicatoria de Gabriel García Márquez?

Me quedé como se habría quedado cualquier persona... En esos momentos dudaba de aquella frase, no me cabía a mí que yo fuese tan grande, ni me cabe ahora. Después de esas palabras... Cuando me dicen que no me dan premios, yo digo: si ya no los necesito, estoy más que premiado.

García Márquez le regaló lo que mejor sabe hacer, poesía, y usted le corresponde, como no podía ser de otra forma, con la música, con el cante.

Sí, yo aquel folio con esas palabras suyas lo enmarqué y lo puse en mi casa, enfrente del sofá donde suelo sentarme a leer. Y un día, mirando aquel escrito, me dije: leche, he hecho obras de todos lados, obras de San Lucas, San Marcos, San Mateo, la palabra de Dios gitano, la Persecución, los árabes... y no he cantado a Don Gabriel. ¿Esto cómo puede ser?

Y se puso manos a la obra. ¿Cual fue el mayor reto?

Cantar en prosa, porque hasta ahora nadie ha cantado en prosa, todos los cantantes que yo conozca cantan en rima. Y cantar en prosa hace que las palabras estén más alargadas... es otra historia. Otro reto fue cuando pedimos permiso a Don Gabriel, a través de la que lleva su editorial, Doña Carmen Balcells, y nos dio el permiso pero con la condición de que no cambiásemos nada de los textos. Ni un punto ni una coma, nada. Tenían que ponerse tal y como estaban escritos. Y yo le dije a mi amigo Casto Márquez, quien me ayudó a escoger las obras: Ahora sí que la hemos pinchao. Porque no se puede poner ni una palabrita para cuadrar un poquito... imposible. El trabajo en el libreto me llevó dos años.

¿Y qué le pareció a Gabriel García Márquez el resultado?

Yo le mandé una caja con cincuenta discos, me llamó por teléfono y me dijo: Juanito, ha hecho usted una obra de arte.

Una obra de arte que se enriquece en escena, con el espectáculo que trae al Auditorio Barañáin. ¿Qué va a encontrarse el público?

Pues eso, una obra de arte exquisita y algo de realismo mágico. El que venga que no espere ver los clásicos del flamenco porque no los va a ver, aunque haya unas pinceladas, un regusto. El espectáculo está dentro de la tradición flamenca, pero por ejemplo no van a escucharse palos del flamenco porque es que no hay palos. Ahí yo me las he ingeniado y he inventado como he podido. Va a haber una magia, unos sones y unos momentos cruciales. Y he trabajado con los mejores al piano, a las guitarras y en el baile. Con artistas geniales, que no están haciendo arte por dinero sino con la voluntad de hacer cosas buenas y magníficas. Todos juntos hemos hecho un esfuerzo para que ese realismo mágico de la obra de Don Gabriel esté dentro del flamenco. Porque la obra para la que nos hemos inspirado en García Márquez está basada en el flamenco, aunque está muy lejos de que un flamencólogo diga que es flamenco. Sin embargo lo es. El realismo mágico de Don Gabriel tiene mucho que ver con el cante y el baile flamencos, tiene la magia, el duende.

Ya le ha pasado antes, que obras suyas no fueron reconocidas debidamente en su día...

Sí, hoy me han dicho que Encuentros, que grabé en el 80, está en el número veinte en El Corte Inglés; un disco que en el año 80 nadie lo quería, resulta que ahora está de última moda. Ya le estoy diciendo a mi manager que lo venda... (ríe).

El tiempo pone a cada uno en su sitio.

Supongo. Ahora sería ridículo que me hiciesen críticas destructivas.

Cuando Lebrijano canta se moja el agua es su disco número 35, y todavía sigue innovando...Cuando Lebrijano canta se moja el agua

Sí, yo es que no sé hacerlo de otra forma, hija. No me veo como no sea haciendo cosas que me gustan. Las cosas que me gustan se salen de lo normal, y así soy feliz.

Ha abierto el flamenco a la ópera, a la música árabe, al rock... no ha hecho otra cosa que atreverse.

Verás, yo es que una vez le escuché a mi padre decir que el mundo era de Dios y Dios se lo prestaba a los valientes. Entonces, si te sientes capacitado para echarle valentía a las cosas, ¿por qué no?, ¿por qué te tienes que quedar siempre en lo mismo? Si no hago el disco de Don Gabriel no se canta en prosa, no se habría descubierto una forma de cantar nueva.

En el disco, y en el espectáculo, suenan nueve temas de cuatro obras de García Márquez: Ojos de perro azul, El coronel no tiene quien le escriba, La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada, y Ojos de perro azul, El coronel no tiene quien le escriba, La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada, Doce cuentos peregrinos.

Bueno, a mí hay fragmentos de todas que me gustan mucho. "El rastro de tu sangre en la nieve"... eso es una maravilla. Y La Santa. Un cuento precioso sobre una niña de primera comunión que muere y la quieren hacer santa, la llevan al Papa... Es una historia rocambolesca pero preciosa. Al final, a los 20 años descubren a la niña intacta, con la piel igual que cuando murió, su corona...

Esa magia que reconoce en la literatura de García Márquez, ¿cree que falta en la música que se hace hoy?

Yo pienso que sí, porque hoy lo que se hace es coger una estrofa y un estribillo que pegue y ya con eso tenemos la canción. Yo no estoy en contra de nadie, pero eso no es música. Eso está muy bien para bailar en la discoteca y tomarse dos copitas, pero no es música. Es otra cosa. Música son los Beatles, la música clásica, Elton John, U2, Michael Jackson, Sting... La a con la o y la i con la i, eso ya lo sabemos, ¿no? Y el estribillo... es que parece todo igual.

¿Opina lo mismo del cante flamenco que se hace hoy?

Lo mismo. Hoy no se hace flamenco. Hoy se coge a un letrista y a uno que sabe hacer un poco de música, le ponen una canción y un estribillo y están buscando a ver si venden 200.000 discos. Es lo mismo, eso no es flamenco. Lo que pasa es que habrá que buscarle un nombre para llamarlo, porque todavía no lo tenemos.

¿En Lebrija no hay buena cantera? Usted ha tenido que dejar huella e inspiración para los que vengan detrás...

Sí, bueno, hay chicos que cantan muy bien en Lebrija. A mí ahora me gustaría poner allí una escuela. Tengo cita con mi alcaldesa, no sé si ella lo verá bien, pero vamos, no hacer en Lebrija una escuela... yo no quiero presionar, pero sería un poco fuerte, ya que allí hay cantera y gente que canta, podrían salir dos o tres muy buenos, y con eso sería suficiente.

Después de haber pasado una racha dura de salud, ¿uno disfruta más ahora cada momento en los escenarios?

Hombre, ahora se disfruta más cada momento. Yo me fijo ahora en todo, todo me parece más bonito. La música, las cosas que me dicen... Los taxistas en Sevilla me dicen: chiquillo, no te vayas a morir nunca, ¿eh? Y yo les digo si yo no quiero, yo no quiero... (ríe)

¿Qué le haría dejar de cantar?

Lo único yo creo que sería perder un hijo, no sé si eso podría resistirlo. La vida nos ha preparado para morir antes que los hijos.