pamplona. "Una oda a las pequeñas cosas, un homenaje a los detalles que componen en su fin último los grandes acontecimientos". Así define la editorial Atlantis una de sus últimas novedades, Monika sonríe frente al espejo, libro de relatos con el que el pamplonés Íñigo Sota Heras realiza una apuesta deliberada por el lado positivo de la vida.
Después de su primera incursión en la literatura a través de la novela Las distancias cortas (Cocó), Sota (Pamplona, 1983) regresa con un trabajo trazado a partir de historias breves que surgen de anécdotas que ha ido recopilando en los dos últimos años. "Soy muy dado a analizar la realidad y voy quedándome con detalles que me pueden sugerir historias", explica. Será, añade, por su otra faceta, la de guionista, que le ha llevado a firmar varios cortometrajes. Los relatos que reúne en este volumen abordan cuestiones muy diferentes entre sí, de ahí que "pueden ser leídos por separado sin ningún problema". Así, nos encontramos con historias de familia, de amistad, de amor; narraciones que se sitúan en medio de la vorágine de las grandes ciudades; que se centran en las experiencias de la adolescencia, de la ancianidad; textos sobre la incomunicación e, incluso, relatos de terror. Letras independientes, pero cosidas con una especie de hilo común que vertebra la intención de su autor a la hora de configurar el libro. "Quería hablar de la parte buena de la vida", dice Sota, para quien "muchas veces, nos centramos en la desgracia o en el fracaso y no somos capaces de ver las cosas positivas", y "si lo hiciéramos, quizá nos iría mejor".
narrador ausente Monika sonríe frente al espejo tiene otra peculiaridad. Su enfoque. "He apostado por puntos de vista distintos y nada habituales", dice, y pone un ejemplo: "Hay un relato sobre una mujer maltratada y sobre su maltratador y, en lugar de dejar que sean ellos los que cuenten la historia, he optado por una amiga de la víctima que, además, es una mujer machista", cuenta el escritor, que espera sorprender con este recurso.
Dirigido a todos los lectores, pero especialmente a aquellos que están dando el paso entre la adolescencia y la edad adulta, este trabajo desvela sin tapujos la formación de su autor. Y es que, según confiesa, escribir guiones o literatura, "es la misma cosa para mí", aunque el acabado no sea el mismo. Sea cual sea el formato, Sota apuesta por una escritura "concisa" y "muy visual", que no abrume al público con descripciones excesivas, "dejándole espacio para su propia imaginación", para que traslade las páginas a imágenes.
Íñigo Sota, licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra, ha trabajado en diversos medios televisivos, es guionista de la Agencia del Cortometraje Español y asesor de la consultora Mediatics.