Fecha: Viernes, 29 de enero. Lugar: Casa de Cultura de Zizur. Intérpretes: Gari, a las guitarras eléctricas y acústica, a las programaciones, a la percusión y a la voz; acompañado por Miguel Moyano, a las guitarras eléctricas y acústica, a la mandolina eléctrica, a los teclados, a las programaciones y a las segundas voces; y Aitor Oñaederra, a las proyecciones. Incidencias: Concierto de presentación de 16 Lore, nuevo CD del artista. Hora y 50 minutos de duración, dos bises incluidos. Muy buena asistencia; público de edades preferentemente maduras que se mostró receptivo y participativo.

HUYENDO cíclicamente de sí mismo y sus circunstancias (o, al menos, esa sensación nos suele dar) y, cada cierto tiempo, reencontrándose nuevamente consigo mismo y sus canciones, Iñaki Ibon Garitaonaindia, el legendario Gari (ex frontman de los no menos legendarios Hertzainak), aterrizó en la Casa de Cultura de Zizur, protagonizando desde el cruce de caminos de su serenísima madurez un más que elegante concierto. Camino de los treinta años sobre los escenarios, reconduciendo, tratando de encauzar su carrera tras la estela de sus ¿16 flores? No, muchas más; de las muchísimas más con forma de canción sembradas y recogidas por él durante su dilatada trayectoria, el de Legazpi abrió la velada con Gaur, del esperanzador Esperantzara kondenatua, su anterior CD, disco del que pronto sonaría otra, Esan ziaten, antes de que lo hicieran las primeras flores revisadas de la noche, Hil ez denak (de lo más atmosférica, con duelo de eléctricas incluido sobre bases pregrabadas y continuos cambios de ambientes) y Ba- tzutan. A continuación, tras un medley, sonó totalmente reconvertido desde el prisma artístico-creativo el histórico Ta zer ez da berdin, mítica canción de Hertzainak que, haciendo gala de ropajes dylanianos incluso, allanó el camino a cinco nuevas flores de las recogidas en 16 Lore, más que ricas las mismas en coloristas pétalos musicados de todo tipo: #9, Zaharra zara Bilbo (con imágenes de la capital vasca proyectadas de fondo), Bizi- tzak, Bihotz urdin y, especial mención para la siguiente, indiscutible centro de atención, Aitormena, gran hit del ecuador de la carrera de Hertzainak? de sugerente sabor fronterizo/sureño en nuestros días. Y todas ellas, el vistoso ramillete de canciones que vino a ser el concierto, perfectamente presentadas y defendidas en directo por los dos únicos músicos presentes en el escenario, Gari (con el mono de trabajo en todo momento, algo más introspectivo al principio que al final) y el a todas luces sensacional Miguel Moyano: por unos polifacéticos músicos que, codo a codo, frente a frente, sin rodies tan siquiera para facilitarles los continuos cambios de instrumentos ni posibilidad alguna de esconderse en ningún momento ni de nada ni de nadie, mostraron así, sin trampa ni cartón, su buen hacer al público, protagonizando un concierto tan cercano como intenso, tan minimalista como preciosista. Demostrando, en suma, ser dos consumados animales de escenario: y así lo entendieron los presentes, quienes, totalmente enganchados al fuerte magnetismo generado por la pareja, no dudó en pedir más una vez que el concierto terminó, obteniendo de propina ocho nuevas interpretaciones; ¿la última? La del referencial Amets, del primer CD registrado por Gari en solitario, allá en 1995.

Gari, el vocalista de enorme y característico caudal de voz que en 2008 cautivó en Artium a la mismísima Patty Smith, regresó una vez más a Nafarroa, demostrando casi tres décadas después de que pisara por vez primera un escenario (al frente de Ziper, banda de la que pasaría a Hertzainak) mantener el timbre, el gusto y las formas. La exquisitez. Seguir siendo, elegancia y pasión a espuertas, un valor al alza, como siempre; uno de los activos más personales y de mayor personalidad de nuestra escena.