pamplona. ¿Quién fue Juan Rena? A esta pregunta, casi inocente en principio, responde el historiador navarro Pedro Esarte en su nuevo libro, Juan Rena, clave en la conquista de Navarra (Pamiela).

Esta obra fue presentada ayer por el autor, que estuvo acompañado por Tomás Urzainqui, en la librería Auzolán de Pamplona. Precisamente, fue Urzainqui el que comenzó apuntando el papel principal que Rena tuvo en la conquista de Navarra. "Ayer y hoy el sometimiento de una sociedad como la navarra no se puede lograr sin la colaboración de ciertos personajes que carecen de escrúpulos. Rena, para poder ejercer su tarea en este sentido, unificó y acaparó en su persona cuatro funciones bien dispares: gerente financiero de las campañas militares castellanas, propietario de los más altos cargos eclesiásticos, titular de los máximos puestos institucionales y represor, así como responsable de los servicios secretos".

Por su parte Pedro Esarte, que llegó a este personaje a través de sus investigaciones anteriores para otras obras y proyectos, entre las que destaca Navarra, 1512-1530. Conquista, ocupación y sometimiento militar civil y eclesiástico (Pamiela, 2001), comenzó describiendo a Juan Rena como "un maquiavélico veneciano que llegó a ser obispo de Pamplona y un proveedor importante de Fernando de Aragón -y regente de Castilla- y de Carlos V -I de España-". Estos fueron los cargos principales, que, oficialmente, ostentó el citado personaje, pero, según explicó Esarte, "Rena fue el estratega militar del ejército castellano que huyó de Navarra en 1521 y el que preparó su vuelta". Una vez conquistada Navarra, "Juan Rena se convirtió en el principal artífice de todos los movimientos del ejército ocupante de Navarra".

Pedro Esarte ha dividido su libro en tres capítulos principales: la vida familiar de Juan Rena, sus servicios militares y sus ambiciones eclesiásticas. Estas tres facetas de su vida Rena las utilizó, apunta el historiador navarro, para "preparar las exacciones que se llevaron a cabo como auténticos expolios de las corporaciones públicas y civiles o satisfacer las necesidades militares de las tropas ocupantes a cuenta de los naturales del país. Además, utilizó las documentaciones que requisó a los perdedores, entre ellas las conseguidas tras las derrotas de Noáin y Amaiur, para recibir premios de sus patronos y para utilizarlas como presión sobre sus propietarios. Por otra parte, como recaudador y abastecedor del ejército, gozó de un trato preferente por parte de los virreyes y fue su brazo ejecutor en la toma de decisiones". Finalmente, Pedro Esarte resaltó que "de este nefasto personaje para Navarra nos queda una compensación, el incalculable valor que tiene toda su documentación para conocer mejor nuestra historia frente a quienes tratan de manipular la conquista llevada a cabo".