Fecha: domingo, 21 de febrero. Lugar: Akelarre Kultur Elkartea, Txantrea. Intérpretes: Carlos Bernal, a la guitarra, acompañado por Iván San Miguel, al contrabajo, y Fran Gazol, a la batería. Incidencias: tercer concierto de la quinta edición del ciclo de jazz programado por AKE. Una hora de duración, asistencia aceptable. Público que reconoció la labor de los músicos con continuos aplausos.

cON un amplísimo currículum a sus espaldas (tanto en lo que a músico de jazz como en lo que a docente se refiere) el joven pero curtido Carlos Bernal visitó el penúltimo domingo de febrero AKE, protagonizando al frente de su trío de jazz una actuación, una demostración de cómo se ha de tocar dicha música, cálida y llena de energía. Y es que eso vino a ser la actuación de los tres músicos en liza, un ejercicio de creación artística -en constante construcción y deconstrucción de estructuras musicales-?. y, a un tiempo, de demostración de facultades. Sostenido sobre una concepción del género relativamente tranquila, articulado alrededor de My real self, último trabajo discográfico de Bernal (sólo tuvieron cabida dos estandars o versiones más allá de las composiciones de dicho álbum), el concierto, lejos de estridencia alguna, se basó en la interpretación de diferentes melodías más que en la de canciones propiamente dichas, dando lugar a unos minutos musicales que, de diferentes tempos y sabores estilísticos (hubo hasta algún tango y cierto toque latin en alguno de los temas), en evidente y genuina clave de jazz, discurrieron de forma verdaderamente sosegada: propiciando una atmósfera sonora que se tradujo en un agradable remanso de música de fondo para la tarde del domingo. En la creación de pasajes y parajes musicales de tanta enjundia como nivel: cosa, claro está, de la calidad que los tres músicos demostraron atesorar, con Carlos haciéndoselo como todo un señor guitar hero -del jazz- a las seis cuerdas o con Iván San Miguel, el contrabajista (suyos fueron muchos de los grandes momentos de la noche), extrayendo de su instrumento sonidos más propios de un piano. Y es que qué sonoridad, qué musicalidad fue capaz de extraerle, creando, en resumen, melodías y más melodías con su hacer más que únicamente bases. Contribuyendo, perfectamente respaldado por el baterista, exquisito y en su sitio el mismo igualmente, a colorear la noche como el que más, más allá de limitarse a ser lo que de por sí también fue: la cerviz del hecho musical.

Los domingos jazz, por febrero un año más; sí, en lugar de, por ejemplo, fútbol en directo, como en la práctica totalidad de bares y sociedades: toda una alternativa para quien elige vivir lejos del mundanal soniquete de balones y derivados. Así las cosas, llegados a este punto, sólo nos queda decir que el aquelarre en clave de jazz programado por quinto año consecutivo por AKE encaró el día 21 su recta final, dejando buen sabor de boca a los presentes: a un público que, al igual que los domingos precedentes (a propósito de las actuaciones de F.U.M Electric Trío y de JC Aizpún Project), se dio cita en bonito número; sin copar totalmente el local pero sin trazar evidentes calvas. Finalmente, hoy, último día del mes, tendrá lugar el último pase del ciclo de manos de Freaks, quinteto que promete incluso poner a bailar al respetable con sus estandars, ricos en sabor latin y funk y tocados de manera singular. A ver si podemos asistir. En caso contrario, hay que apoyar iniciativas como ésta, el año que viene, más.