pamplona. "El que no se crea esta profesión es mejor que la deje". Así de rotunda se mostró ayer Charo Martín-Crespo, que protagonizó la segunda de las ponencias de la 1ª Muestra de Teatro y Danza, Estrena 2010. Habló de la creación de públicos y de la responsabilidad de los directores y programadores de los espacios escénicos.
¿Qué le parece esta Muestra de Teatro y Danza?
Me parece acertadísimo, sobre todo que sea una muestra y no una feria. Las ferias hay que reinventarlas porque son una forma muy agobiante de ver espectáculos. Las muestras autonómicas son más adecuadas, proporcionales, racionales y serenas. Eso sí, ésta es una primera edición y todavía se está empezando, porque para que una muestra sea completa lo interesante es llamar a programadores de otras comunidades para mostrarles tu producción.
¿Le sorprende que sea la primera vez que lo hacemos en Navarra?
Bueno, al menos lo estáis haciendo, que ya es un comienzo. Hace un par de años participé en unas jornadas que se organizaron aquí con motivo de la creación de la Red de Teatros de Navarra y entonces dije y mantengo que tenéis la ventaja de que conocéis los defectos de las grandes redes, que a veces son inabarcables para quienes las dirigimos, y por eso podéis poner remedio a tiempo.
En esta muestra, el público asiste a las funciones, muchas de ellas de estreno, ¿es un buen modo de que las compañías se pongan a prueba?
Las compañías se ponen a prueba y, además, no hay nada peor que actuar sólo delante de programadores, que es un público muy subjetivo, muy exigente y viciado. Es una pesadilla (risas). En cambio, si el público, como es el caso, es una mezcla entre programadores, otras compañías y público general es mucho más humano y natural.
¿Qué importancia tiene que el programador vea en persona los espectáculos?
Es fundamental. Cuando tienes muchos años de profesión y conoces a la compañía, el texto, el reparto, etcétera, igual te puedes apañar con un vídeo, pero, en general, los programadores están obligadísimos a ver no sólo teatro, sino también danza, música, exposiciones, cine y todo. Deben ser una especie de esponja y formar su criterio a base de ver muchas cosas. Y es importante que se muevan para ver qué se produce en otras ciudades.
Su charla ha girado en torno a la creación de públicos, ¿cuáles son los puntales de esta acción?
Los que dirigimos un espacio escénico tenemos que ser valientes, responsables con los que hacemos y debemos estar muy comprometidos tanto con la programación como con los públicos.
¿Cómo se conoce al público?
Eso está claro. Un programador que no asiste a las funciones que él mismo ha escogido es un señor funcionario que lo mismo podría estar en cultura como en jardinería. Al público hay que recibirlo, hay que sentarse junto a él en el espacio escénico y hay que despedirlo. Y hay que recibir las críticas, las felicitaciones y hasta los insultos. El proceso se cierra cuando el público y la compañía se han ido del teatro.
¿Conocer al público es la mejor inversión de un teatro a largo plazo?
Es que es la única forma para fidelizarlo. Ni internet, ni redes sociales, ni porras, lo que hace falta son responsables en los teatros que reciban toda las respuestas que genera una programación.
¿Cuál es el público más difícil hoy por hoy, quizá el juvenil?
Sí, seguramente son los adolescentes. Pero, aunque me maten mis colegas, tengo que decir que no hago demasiados esfuerzos con ellos. Están a otras cosas, a ligar, a salir... Cuando se quieren mover, lo hacen, van a los conciertos que les interesan, a los festivales de verano... El teatro no les interesa mucho en esa etapa, pero luego vuelven; de hecho hay mucha gente joven en las funciones.
¿Qué momento de público estamos viviendo ahora?
Estamos en un momento fantástico. Si haces una buena programación, tienes público. Incluso podríamos decir que la crisis está viniendo bien, porque la gente viaja menos y consume más en su ciudad. Además, el teatro no es caro.
Como coordinadora de la Red de Teatros de la Comunidad de Madrid, ¿qué consejo le da al responsable de la Red que está naciendo en Navarra?
Lo más importante es que intentéis tener una red proporcional a vuestra realidad. Nosotros en la última convocatoria hemos recibido 800 proyectos y eso significa que estamos desbordados. Aparte de esto, lo mejor que tiene una red es el intercambio de información y el debate entre los responsables de los distintos espacios.
La Red de la Comunidad Madrid está abierta a proyectos de todo el mundo, ¿no es demasiado?
Las redes son máquinas muy pesadas, en su momento tuvieron mucho valor, pero ahora son difíciles de manejar, sobre todo la de Madrid, que, en efecto, está abierta. Frente a esto, hay circuitos totalmente limitados a los productos autóctonos y eso no es bueno ni para las compañías locales ni para las de fuera ni, por supuesto, para el público.