pamplona. El violinista Eduardo Hernández Asiáin, considerado como uno de los grandes del siglo XX y uno de los mejores intérpretes de la música de Sarasate, falleció ayer en Corella a los 99 años de edad. Los funerales se celebrarán esta tarde a las seis en la iglesia San Miguel de la localidad Ribera.
La suya ha sido una vida dedicada a la interpretación, ya que el violín le acompañó hasta sus últimos días. Algunas de las últimas grabaciones que realizó se pueden escuchar en su página web http://www.eduardohasiain.com . "Aunque me canso, no puedo evitar coger el violín todos los días para tocar algunas notas. Siempre he practicado mucho, la música es un placer no un trabajo", aseguraba en una entrevista con DIARIO DE NOTICIAS hace dos años con motivo del homenaje que recibió en el marco del concurso de violín Pablo Sarasate de cuyo jurado formó parte. "El violín debe transmitir vida y emoción para no cansar nunca. El virtuosismo aburre. El violín es el instrumento más parecido a la voz humana y el más íntimo de todos", explicaba.
Ese tardío reconocimiento que recibió en Pamplona coincidió con la presentación de un documental que recoge su manera de entender la música, El violín según Eduardo Hernández Asiáin, elaborado por dos de sus discípulos, Javier Horno y Tomás Maquirriain, y un libro de la investigadora Custodia Plantón; trabajos que permitirán que la voz y la música de este maestro pervivan ahora tras su muerte.
BIOGRAFÍA Hernández Asiáin nació en La Habana en 1911, aunque siempre se consideró navarro, por el fuerte arraigo con Corella, localidad de la que descendía su familia. Su padre, Aurelio Hernández Martínez natural de esta localidad navarra fue compositor y violinista y fue determinante en la vocación musical de Eduardo Hernández, quien inició sus estudios musicales siendo niño ofreciendo su primer concierto en público con tan solo siete años. A los catorce obtuvo el Primer Premio de Violín en el Conservatorio Nacional de La Habana y fue nombrado concertino de la Orquesta Sinfónica de dicha ciudad.
En el año 1932 se trasladó a Madrid, donde profundizó sus estudios con los maestros Enrique Fernández Arbós y Antonio Fernández Bordas y obtuvo el Premio Extraordinario Pablo Sarasate en el Real Conservatorio de Música de Madrid, así como galardones en el Certamen Internacional de Violinistas (Unión Radio), en el Concurso Nacional de Violinistas y el Concurso de Música de Cámara, promovidos por el Ministerio de Educación.
Amplió sus estudios en otros países y ofreció numerosos conciertos de gran éxito en Europa y América. Posteriormente actuó como solista en prestigiosas orquestas como LA Orquesta de la Sociedad de Conciertos Pasdeloup de París, la de Radiodifusión Francesa y Belga, la Orquesta Nacional de España, la Sinfónica de Bilbao o la Orquesta de Cámara de Madrid, entre otras. Fue nombrado Primer Violín del Cuarteto Clásico de Radio Televisión Española y realizó varias giras por Estados Unidos.
En su larga carrera profesional (se jubiló a los 72 años) abarcó prácticamente todas las modalidades musicales, en las que destacó como catedrático, primer violín e intérprete solista y está considerado por gran parte de la crítica como uno de los mejores intérpretes de las partituras de Pablo Sarasate a nivel mundial, además de por su dominio de la técnica, por el sentimiento que era capaz de transmitir en la interpretación de las mismas. Gracias a su longevidad y brillantez intelectual y física, la jubilación supuso para él el inicio de una nueva etapa artística en la que grabó varias obras de compositores clásicos.