Síguenos en redes sociales:

"Soy un navarro cabezón y no estaba dispuesto a dar la vuelta: o seguía adelante o me bajaban en camilla"

El último reto de Julian Iantzi no es nada fácil. Presenta los domingos en ETB 2 'El conquistador del Aconcagua'. Sufriendo para lograr hacer cumbre; aguantando a Oirzabal, que en la montaña tiene voz y mando. ¿Llegará Iantzi a la cima? La tele lo dirá

"Soy un navarro cabezón y no estaba dispuesto a dar la vuelta: o seguía adelante o me bajaban en camilla"Foto: Pablo viñas

pamplona. Julian Iantzi se apunta a un bombardeo, aunque él diga que ha rechazado alguna oferta. Se ha lanzado desde 10.000 metros con paracaídas, ha estado en la estratosfera, a 22 kilómetros de la Tierra, ha hecho un número importante de programas de reality y, rizando el rizo, se ha empeñado en subir al Aconcagua mano a mano con Juanito Oiarzabal. No sabemos el resultado final de esta aventura. Dice que tiene los labios sellados y que es imprescindible ver religiosamente los domingos El conquistador del Aconcagua. Como presentador le gusta a arriesgar y de forma simultánea a ETB, presentará un programa de Cuatro, Billete a Brasil.

Le veo más emocionado que en "El conquistador del fin del mundo".

En El conquistador del fin del mundo llevamos siete ediciones, supongo que en la primera estaría igual de excitado que estoy ahora con El conquistador del Aconcagua. Ante un proyecto nuevo siempre tienes una emoción extra. Con el otro programa siempre estoy contento, le debo mucho, pero este es un proyecto nuevo en el que yo he tomado parte activa. Soy presentador, pero a la vez tengo una faceta de expedicionario. Tengo muchas ganas de verme en televisión.

A qué altura se arrepintió y se dijo: "¿Qué pinto yo aquí?".

Hasta dónde he llegado yo es una incógnita. Va a haber dos incógnitas: cómo vivo la aventura, lo mal que lo paso y ver hasta dónde he sido capaz de subir?

¿Hace un llamamiento para que le vean sufrir?

Eso es. En El conquistador del fin del mundo me decía mucha gente que lo tenía fácil, que sólo presentaba. Ahora no van a poder decir eso, aseguro a los que me quieren ver sufrir que las he pasado canutas. Así que algunos van a verme sufrir a lo bestia.

¿Cuándo empieza a sufrir los males de altura?

A partir de los 3.000 metros empiezas a sufrir cosas raras. De repente se te disparan las pulsaciones, se puede disparar la tensión, puede que no oxigenes bien la sangre. Empiezas con fuertes dolores de cabeza, sientes ganas de vomitar? A todo eso, hay que añadir el esfuerzo que hacemos: caminatas muy largas, exposiciones al sol, el frío... ¿Qué te parece?

No sé qué decirle. Usted dice que ha disfrutado, pero?

He disfrutado, sí. Pero reconozco que no es una ascensión muy cómoda, yo para rizar el rizo iba con ciática.

Mientras tanto, Oiarzabal como una rosa, ¿no?

Juanito Oiarzabal es un aclimatado con patas. Pero eso no quita para que entre ellos -los expertos de la alta montaña- tengan dolores de cabeza y molestias. El cuerpo es cuerpo y no todos los días responde igual, aunque seas el mejor de la alta montaña.

¿Él no sufre?

No ha sufrido lo que hemos sufrido nosotros, pero también tiene sus episodios de malestar general. Cuando esto le ocurría, él sabía lo que le estaba pasando y sabe reaccionar de inmediato. Yo era un novato y, por mucho que te hubiera dicho lo que iba a pasar, me asustaba más.

¿Cuál era la montaña más alta que había subido antes del Aconcagua?

Ja, ja, ja? si te lo digo te vas a reír: Peñas de Aya. Fíjate, qué diferencia, no he subido ni al Gorbea. Soy un hombre más de nivel de mar. Sí he hecho retos, he estado en la estratosfera, a 22 kilómetros. De hecho, soy el vasco que más alto ha estado. He saltado 10.000 metros con paracaídas. Subes y bajas, es diferente.

En la montaña también se sube y se baja.

Sí, pero vas subiendo, vas subiendo, y bajas, pero mucho más lento. Te tienes que ir acostumbrando a la presión, a la altura?"

Le veo planteándose un "ochomil".

No me tientes, yo que soy un tío de retos y no te digo que no. Sé hasta dónde he llegado, se lo que he sufrido, y hacer un ochomil tiene que ser bestial, me tendría que preparar con meses de antelación y no sólo físicamente. Lo físico es muy fuerte, las pasé canutas. Pero hay otros aspectos que hay que preparar a fondo.

¿Se planteó en algún momento tirar la toalla?

He tenido unos dolores de cabeza impresionantes, pensaba que se me iba a reventar la cabeza, pero como soy un navarro cabezón y me dije: A mí o me bajan o sigo adelante, pero yo no tiro la toalla, no me voy a dar la vuelta.

No me va a decir si le bajan o sigue hasta la cumbre, ¿no?

Hay imágenes de alguien que baja en una camilla; puedo ser yo o puede ser otra persona. Lo que sí te digo es que soy un cabezón. De hecho, mi familia me tenía miedo, saben que me emociono tanto que no voy a parar. No tengo la capacidad de decir hasta aquí llego, en todo caso me tienen que parar. También hay que decir que había un buen equipo médico, eran muy profesionales y en cuanto veían una cosa rara te mandaban para abajo.

Ha dicho que el Aconcagua desde abajo parece cercano, pero se va alejando según empieza la escalada.

Es increíble, estás abajo, en lago Horcones, miras al Aconcagua y te parece que está a tiro de piedra. Empiezas a subir, van pasando los días, vas recorriendo metros, kilómetros y la montaña no se acerca, está igual de lejos? Tiene fama de montaña fácil.

Ustedes subieron por el lado fácil.

Ja, ja, ja? Lado fácil dices tú. Es cierto que tiene dos caminos. La ladera Sur, esa es más técnica, es la más difícil; la ladera Norte es más fácil, sí. Pero de cada cuatro llega uno. Tiene fama de fácil, pero no lo es. Nosotros somos siete, así que echa cuentas.

Oiarzabal llegará, ¿no?

Me estás tirando de la lengua. Supongo, no lo sé, hay que verlo. Pero días malos los tiene cualquiera, ja, ja, ja? ¡Quién sabe! La montaña es una incógnita, en la montaña te puede pasar cualquier cosa. Trabajar en la montaña es jodido, muy jodido.

En el vídeo promocional se oye a Juanito decirle: Iantzi, piensa, piensa?

El muy?, cuando te falta oxigeno en el cuerpo también te falta en el cerebro. No es lo mismo pensar, memorizar y racionalizar al nivel del mar que a miles de metros de altura.

¿Cuántas veces ha discutido con Juanito Oirzabal en esta expedición?

Muchas veces, es un jodido. Como él estaba en su elemento se ha tomado la revancha. Julian hay que pensar, hay que pensar? Como no soy tan visceral como él, he intentado llevarle lo mejor posible; sobre todo cuando te entra como un mihura. Ya se le ve, pero es buena gente. Había que hacerle caso y darle la razón porque él de montaña sabe más que nadie.

Empieza en televisión la aventura en el Aconcagua y usted se va a La Patagonia.

Empezamos a grabar la séptima edición y vamos a intentar sorprender a la gente. Con lo que sé que es poco y, como siempre, no te voy a poder contar nada, sé que lo vamos a conseguir. Creo que año tras año, hemos metido pequeñas modificaciones que han agradado al público. Hay que hacer cambios, pero El conquistador del fin del mundo no puede perder su esencia.

Aunque queramos, no podemos olvidarle, también le veremos en Cuatro en "Billete a Brasil".

Exacto. En ese proyecto he estado trabajando todo el verano, ha sido todo muy intenso -dos meses y medio en Brasil-, pero no tiene nada que ver como formato con los anteriores. Aquí se trata de reconstruir una posada; tienen clases de portugués, de cocina, de turismo? Luego tendrán que llevar el negocio. Es un formato más tranquilo que los demás, pero muy emocionante, muy de relaciones humanas.

Cuando le ofrezcan un programa que sólo tenga plató, que no haya viajes?

?Voy a flipar. Que conste que yo por experimentar también me quedo en un plató tan tranquilo. Ya le he dicho a Iñaki López: El año que viene si se repite lo del Aconcagua, subes tú y yo me quedo en plató. Me dijo: Nooooooooooooooo.

¿Cuántas horas de preparación ha necesitado para irse al Aconcagua?

Yo entreno casi todos días una o dos horas. Para enfrentarte a un reto como el Aconcagua hay que entrenar más; tiene que ser una preparación específica. Tienes que fortalecer todos los músculos, es mucho de pesas, que a mí no me gustan mucho. Fue todo tan rápido que sólo tuvimos tres semanas para poder hacer ejercicio. Me llamaron y me dijeron: Subimos al Aconcagua. Me quedé flipado, pero no podía decir que no.