pamplona. Una mirada ácida, crítica y con un fondo de verdad amarga a la época actual. Una visión a lo berlanguiano, que divierte al tiempo que escuece, que engancha al tiempo que molesta, con esa incómoda sensación que experimenta uno cuando se mira en un espejo y no le gusta lo que ve, y quiere cambiarlo pero no puede.

Así es La metralleta nacional, primera novela en formato digital del periodista y escritor pamplonés afincado en Madrid Pascual García Arano. Una historia que nació estrechamente vinculada al blog del autor (elsacaleches.com), y concretamente a las entradas que éste iba creando sobre asuntos de actualidad, y en torno a las cuales los internautas dejaban sus comentarios. "Un buen día un amigo me sugirió que escribiese una novela uniendo todas esas entradas, y en un principio me pareció complicado, pero una vez que me puse a ello, no me costó tanto", cuenta el autor. Bruno Brumas, un periodista en paro que decide abrir la agencia de detectives El Juez de la Horca (el álter ego de Pascual García en su blog); Lilly, una secretaria que cambiará la vida de Bruno; y Félix, un becario, protagonizan la historia de la novela, que igual que el tiempo que nos ha tocado vivir, "tiene situaciones tan cómicas e hilarantes como irritantes", asegura el escritor pamplonés, quien dice "conocer muy bien" la situación del protagonista de su novela, a quien echan de un periódico tras veinte años de trabajo. "A mí me pasó", cuenta, y como a Bruno, esa circunstancia le hizo sacar toda su "socarronería". García Arano la volcó en un blog, y Brumas en un nuevo oficio: detective. "Pero detective que soluciona chanchullos haciendo chanchullos. Utilizando las mismás tácticas que los malos", matiza, aludiendo de manera crítica al hecho de que "hoy en día parece que a quienes utilizan métodos nada honrados les va bien en la vida, y los demás somos todos unos pringados. Pues ahora yo también voy a ser el malo, es lo que piensa Bruno".

asuntos de actualidad La anécdota de Marichalar y el Museo de Cera, el escandaloso error de los servicios de inteligencia estadounidenses, que llegaron a confundir a Llamazares con Bin Laden; el juicio esperpéntico de Arnaldo Otegi, la reforma laboral, el nombramiento de Rato como presidente de Caja Madrid, diálogos entre Zapatero y Corbacho o entre el Papa y Rajoy, son algunos de los asuntos de reciente actualidad que están presentes en La metralleta nacional, novela que ya desde el mismo título hace un guiño al desaparecido cineasta Luis García Berlanga. "Salvando las distancias, esto pretende ser un poco lo mismo que La escopeta nacional, una sátira sobre el tiempo convulso, disparatado y mezquino que nos ha tocado vivir", explica el autor pamplonés. Y también, como en las películas de Berlanga, con personajes que son arquetipos sociales, "como la secretaria que tiene unas tetas estupendas, entre otras cosas, y sobre todo el becario, el pringado total... ese el personaje más de nuestro tiempo. Los otros dos, Bruno y Lilly, son más románticos", comenta Pascual García (Pamplona, 1963), quien está habituado a los personajes tipo por el género de la novela negra, al que se ha acercado en alguna ocasión.

divertir y provocar la reflexión El escritor ha optado por el formato digital para esta novela, la tercera que publica tras Doble cero (2009) y Carta de ajuste (2006), porque "tenía sentido por el hecho de estar basada en un blog, y por la cuestión de la inmediatez. Si la publicaba en papel, el proceso iba a durar al menos un año, y entonces los acontecimientos que aparecen en la novela perderían actualidad. Mientras que al recurrir al formato digital, a través de las posibilidades de autoedición que ofrece bubok.com, en veinte días ya la tenía lista para ser leída", cuenta.

La doble intención de la novela es "divertir y hacer reflexionar", algo que consigue de forma natural, sin esfuerzo, seguramente porque la realidad que retrata, con toques de El camarote de los hermanos Marx, surrealistas y disparatados, hace sonreír "pero con una mueca de sonrisa helada", al reconocernos en algo que es cómico pero en el fondo no nos hace ninguna gracia porque es serio y grave. Y todos tenemos implicación en ello. "Yo creo que hoy sí tenemos libertad para decir lo que pensamos y actuar en consecuencia, lo que pasa es que la gente está muy acomodada. No entiendo que haya dos millones de jóvenes en paro en este país, que se vaya a aplicar una reforma laboral que no sabemos lo que nos va a deparar, y únicamente se salga a la calle para celebrar que ha ganado la selección de fútbol... Da la impresión de que todo el mundo está esperando a que alguien haga algo", critica el autor de La metralleta nacional.

Quizá es hora de mirarse en ese espejo para cambiar lo que no nos gusta.