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"Las generaciones se suceden, pero el puesto que yo he conseguido día a día es mío y no me lo van a quitar"

La escena interpretativa tiene en Charo López a una de las actrices que más cariño y respeto recibe del público. Recordada por 'Los gozos y las sombras', ahora está más centrada en el teatro, aunque no descarta volver a televisión. Entiende el relevo generacional, pero ella defiende su sitio

"Las generaciones se suceden, pero el puesto que yo he conseguido día a día es mío y no me lo van a quitar"ARCHIVO

PAMPLONA. Encantada de recibir en Bilbao el Premio Ercilla a su trayectoria profesional, Charo López (Salamanca, 1943), continúa trabajando en el teatro en dos obras. Tiene otra prevista pero todavía no puede comentar nada porque si no el productor le "puede correr a tortas".

En 2007 comenzó con "Tengamos el sexo en paz", en 2008 estrenó "El otro lado". Ahora vuelve a representar la primera obra.

Sigo con esa y con El otro lado. Y ahora empiezo a ensayar otra. Es maravilloso representar una obra que gusta y no se va haciendo vieja, si no que los problemas que trata siguen siendo contemporáneos. Me entusiasma que me llamen para una obra, para otra, cambiar el decorado, la ropa...

Ahora está en la posición de poder elegir sus trabajos.

Prefiero mil veces elegirlo yo a que me lo ofrezcan. Porque cuando me lo ofrecen puede gustarme o no pero cuando lo elijo yo es fantástico. Es como cuando produzco mis funciones y hago lo que quiero.

De un tiempo a esta parte es su propia productora.

Desde hace quince años produzco todo por las opciones que me da. Me permite elegir la obra que quiero, al director que me gusta, manejar los horarios, las ciudades, las funciones, los viajes, la manera de viajar... Es más agradable organizar tu propio tenderete a que te lo organicen.

En estos momentos se encuentra alejada de la televisión.

Ahora hago menos televisión porque la televisión que se está haciendo es muy familiar, muy de chicos y chicas y yo ya tengo una edad. Me gustaría mucho volver porque en la televisión he tenido mucha suerte. Me ha ido muy bien con Los gozos y las sombras, con Fortunata y Jacinta. Ahora mismo están dando Los gozos y las sombras. Para mí es una maravilla y la gente por la calle lo recibe así también. Los domingos, cada vez que llega el momento de verla, me tenías que ver, parece que tengo cinco años. Es una ilusión enorme. He hecho mucha televisión, pero ahora se hace de otra manera, más deprisa, con más dinero y con actores jóvenes a su vez. A veces, sí que hago pero no tanto como hacía antes.

¿Los jóvenes están tomando la delantera?

No lo creo. Cuando los mayores estaban en televisión y yo entré, sustituí también a otras caras. Es lógico, las generaciones se suceden. Aquí nadie toma la delantera, el puesto que yo tengo conseguido día a día es mío y no me lo van a quitar. Cuando tienes una edad, tu sitio te lo has labrado.

Muchas actrices se quejan de que a partir de los 50 años no hay papeles para ellas.

Hay menos. Los hombres escriben menos para las mujeres mayores, es verdad. Hay grandes papeles femeninos en la historia del teatro pero es verdad que se escribe menos.

¿Qué tiene el teatro que no tiene ni el cine ni la televisión?

En el cine te notas siempre dirigida, eres un poco como una parte de un mecano. Es maravilloso el resultado y verlo. Cuando tienes una secuencia larga, bonita, bien ensayada, con un texto bonito, con un buen actor, eso no se cambia por nada. Pero eso se da rara vez. En el cine hay varias tomas y cada vez son más cortas. No te da tiempo a entrar en calor. Mientras que el teatro, una vez que se levanta el telón, es todo tuyo y vas creciendo y metiéndote. Es otra cosa.

¿Se considera más actriz de teatro que de otros medios?

Igual. Cambia la técnica pero eso tú lo aprendes como ves distinto escribir a mano que escribir a máquina.

¿De dónde le viene su vocación de actriz?

Creo que lo he heredado de mi madre. Es una persona muy extrovertida, hubiera sido una actriz cómica de primer orden porque exterioriza mucho, imita muy bien y creo que tengo los genes de mi madre porque mi padre era muy serio.

¿Hay algún personaje en teatro que todavía le gustaría interpretar?

Muchísimos, pero no sé si tienen nombre. A lo mejor, los están escribiendo ahora, los descubriré en una obra... No sé, eso es el futuro.

El Premio Ercilla supone un reconocimiento a su labor como actriz.

Para mí es muy importante porque ya tenía un Premio Ercilla por la obra Hay que deshacer la casa que la hice con mi compañera, ya desaparecida, Lola Cardona. Afortunadamente, tengo trabajo pero eso no significa nada porque muchísimos compañeros míos no lo tienen. Cuando llegan las épocas de vacas flacas, como ahora, da mucha alegría que te premien. Más cuando es un reconocimiento a toda mi carrera. Aunque estos homenajes no me gustan mucho, parece que te estás muriendo. En este caso entiendo que he trabajado tanto que me lo merezco.

Es uno de los galardones con más prestigio en el teatro.

Sí, sin duda ninguna. Cuando me lo dieron la otra vez me dio mucha suerte. A mí todo lo que tenga que ver con Bilbao, con el País Vasco, aunque parezca un poco pelota, me encanta. El País Vasco es donde la gente recibe mejor las bromas, respeta y se ríe más.

¿Por qué?

Creo que es porque escuchan muy bien. Ese es el secreto para llegar a un chiste o una broma, para reírse. En el País Vasco trabajo muy a gusto. La ciudad, a partir de un momento dado, se ha convertido en más bonita de España, con más elegancia, con una gente más tranquila. Es una ciudad cosmopolita, europea. Me gusta mucho ir a Bilbao.

¿Qué nuevos proyectos maneja? Tiene una nueva obra en proyecto?

Es una obra que me vuelve loca hacer. Tengo muchas ilusiones y esperanzas con ella pero no puedo decir cuál es porque no lo he firmado todavía. Hasta que no firmo, no digo nada porque, entre otras cosas, el empresario me puede correr a tortas.