No todo es pesimismo en el trabajo de Nacho Vegas. Y así se lo confirma a EL CAMALEÓN. Mañana el asturiano presenta su quinto trabajo, La zona sucia, en la sala Movie a partir de las 22.00 horas. Las entradas pueden adquirirse en Ticketmaster y en sus puntos de venta habituales: Fnac, Carrefour y Halcon Viajes. El repertorio contará con la presentación de su nuevo disco, canciones de sus otros cuatro álbumes anteriores y algunas temas rescatadas de sus antiguos EP's, así como las colaboraciones que hizo con Christina Rosenvinge o Enrique Bunbury. Un auténtico repaso a sus más de dos décadas dedicadas a la música.

-La primera vez que una escucha 'La zona sucia' tiene la impresión de que no se parece demasiado a tus anteriores trabajos. ¿Te has desprendido de ese tono tremendista y has optado por hacer canciones más ligeras, más alegres?

-Yo creo que cada canción, cada disco, pertenece a momentos diferentes de tu vida. Mis letras siempre parten de sentimientos y emociones extremas, que son los que yo creo que al final te empujan a hacer las canciones. Así que esos sentimientos más oscuros te acaban animando a hacer cosas más positivas, más abiertas, con algo más de luz. Pienso que si a un tema duro se le mete una melodía alegre sonará siempre más positiva.

-¿Es por esa razón por la que te has decidido a incorporar coros infantiles en algunas de tus canciones?

-Sí. Ya había jugado con los coros en anteriores canciones, como Desaparezca aquí o Esto no es una salida, y fue escuchando esos temas cuando me entró el gusanillo de volver a trabajar con Les Guajettes. Las voces de los niños aportan a las canciones un bonito contraste con las voces adultas, además de enfatizar las partes más alegres de los temas. Además de la colaboración del coro infantil, ha trabajado conmigo una buena amiga, Alicia Álvarez, la cantante de Pauline en la Playa, para hacer también las voces de Taberneros. Esta canción quizá sea para mí la más especial de La zona sucia, ya que es la columna vertebral del álbum. La puse en el medio para que articulara el disco, porque la canta Alicia Álvarez y porque es una canción tradicional asturiana que escuché en un disco de Dulcamara, que son un grupo que se dedica a recoger temas del cancionero tradicional. Lo que yo hice fue cambiarle la melodía, la letra, introducir versos propios y de un poeta asturiano que me gusta mucho, Martín López de Vega, para convertirla en una producción propia. Es una canción que siento como personal, pese a que haya ido cogiendo cosas de aquí y de allá.

-Para llevar a cabo la elaboración de este quinto álbum tu banda y tú habéis creado un nuevo sello discográfico, Marxophone. ¿Ha provocado que este compacto sea más especial por haberlo producido vosotros mismos?

-Al final todos los trabajos que haces son especiales, pero sí. Yo llevaba diez años trabajando con Limbo Starr, mi sello discográfico de toda la vida, algo pequeño, donde las cosas se hacían con mucho mimo y con poca gente. Pero después de tantos años allí yo quería cambiar. Ha sido un cambio cordial, de hecho seguimos vinculados con ellos de alguna manera, y en Marxophone se trabaja de manera similar a como lo hacía antes. De hecho no es un sello discográfico al uso, sino más bien una plataforma de artistas y grupos para autoproducir los trabajos. Ahora somos nosotros los que tomamos las decisiones, miramos los riesgos y las responsabilidades.

-¿Ha sido la autoproducción la que te ha permitido crear el álbum en los formatos de CD y vinilo?.

-En estos tiempos en los que el CD parecía haber desbancado al vinilo hay que ser un poco romántico. La crisis de venta de discos y sobre todo en el formato de CD, un soporte que relegó en el ochenta y pico al vinilo al ostracismo, nos llevó a pensar que hacer el álbum en formato vinilo, con su correspondiente CD dentro de la funda, podía ser buena idea. Además, con la crisis que comentaba del CD, el vinilo se ha visto reforzado. Sí es cierto que hay menos gente que compra música en formato compacto, pero la gente que lo hacemos, que somos algo fetichistas, nos gusta más adquirir los vinilos, el sonido es distinto, ¡y la portada suele ser más bonita!