Pamplona. Sin duda alguna, Brigada Improductiva ha sido uno de los grupos revelación del último año en la escena navarra. Finalistas de los Encuentros, y con varios premios en otros tantos concursos, últimamente sus conciertos llevan pegada la vitola de fiesta asegurada y se cuentan por éxitos de público y crítica. Javier Morrás (voz y acordeón) y Héctor Tuella (bajo) desgranaron la corta pero intensa historia de la banda unas horas antes del concierto que ofrecerán hoy en la Ciudadela.
Entre 2006 y 2007 vio la luz en la vieja Iruña Brigada Improductiva, una banda que se movía entre versiones pero con un estilo bastante definido. ¿Por qué un grupo de amigos decide iniciar la aventura de dar forma y vida a una banda de ska-folk?
Javi Morrás: El grupo nació con cuatro personas (Álvaro, Héctor, Dani y Javi Morrás) que tenían los mismos gustos, marcados por la línea de Ska-P y Mago de Oz, y, por supuesto, Skalariak. Todos estudiábamos en Teresianas y formábamos parte de un grupo musical escolar dirigido por José Vives. Él ha sido, de alguna manera, nuestro referente, ya que propició que diéramos nuestros primeros conciertos. Eso significó que, desde pequeños, supiéramos lo que era cantar y tocar delante del público; algo que nos ha ayudado mucho. Posteriormente, cuando llegamos a los 14 años nos planteamos contar con otros instrumentos, como el bajo, el trombón o la trompeta, hasta configurar definitivamente el grupo (octubre de 2007).
Héctor Tuella: A nosotros, lo que nos gusta del ska, y de esta música verbenera que hacemos, es la manera en que te lleva a bailar o a moverte, que te junta y te acerca; tanto el público como el grupo buscan lo mismo, una especie de simbiosis de jocosidad y carnavalerismo que nos llena a todos.
J. M.: Por otra parte, a los integrantes de Brigada les gusta la música, y, por lo tanto, todos los estilos. Lo que sucede es que el ska es una locura que te hace disfrutar a ti, que estás tocando, y, a la vez, te contagia viendo a la gente como baila. Creo que el ska nos define muy bien a los siete.
H.T.: La consecuencia de que seamos siete mentes configuradas de forma diferente da lugar a un ska heterodoxo que no tiende a hacia los orígenes del estilo sino más bien hacia la pachanga.
Resulta curioso que os denominéis Brigada Improductiva, ya que un grupo con tantos integrantes e instrumentos, si quiere funcionar, como es el caso, necesita sobre todo trabajo.
H. T.: La verdad es que el nombre no hace justicia ni a la labor del grupo ni al trabajo que hacemos todos y cada uno; lo que sucede es que el origen del nombre es muy de andar por casa, gracioso y soso a la vez.
J. M.: José Vives, nuestro profesor cuando empezamos, era quien realmente trabajaba, mientras que nuestro interés solo se centraba en tocar las versiones que nos gustaban. Eso provocó que el grupo se convirtiera en una brigada improductiva que solo quería tocar versiones, porque pensábamos que solo con eso íbamos a contagiar a a la gente. Nos costó muchísimo lanzarnos a crear nuestras propias canciones... Y por eso, al principio, el nombre nos vino que ni pintao. Al final, nos dimos cuenta de que con nuestras canciones estamos mucho más a gusto.
Ese salto hacia los temas propios supuso también enfrentarse al hecho de que, además de tocar, había que contar 'cosas' con cierto sentido. ¿Cómo habéis afrontado esta tarea?
H. T.: En el grupo hay una tendencia general a fijarnos en cuestiones concretas de nuestro entorno, sociales o de otro tipo. Cuestiones que queremos dar a entender con mensajes simples, sin pasarnos a un trabajo musical completamente politizado y ciego a otras cosas o a un trabajo poético alejado de este mundo. Somos gente normal.
J. M.: En este sentido, el ska te tira a hablar de cosas que no sean banales, te tira a meter el dedo en la llaga... Algo que nosotros intentamos hacer.
H. T.: Hay gente que considera que no metemos el dedo suficiente... Pero creo que, de alguna manera, el solo hecho de tratar ciertas cuestiones ya nos posiciona, nos hace tomar cierto compromiso con algunas cosas; y consideramos que eso es suficiente.
¿Cuál ha sido la clave para que, casi desde el primer concierto, Brigada Improductiva cuente con su propia 'legión' de seguidores, que se hacen notar, y mucho?
H. T.: Sin duda, nuestro atractivo físico (risas).
J. M.: Es algo a lo que estamos muy agradecidos, sin duda. Supongo que ser siete personas que se mueven por ámbitos muy distintos, ayuda. Por otra parte, el hecho de que la gente se lo pase bien en nuestros conciertos es importante, y hace funcionar el boca a boca. Si nos llaman de los pueblos para tocar es porque saben que Brigada hace fiesta, y la gente lo que quiere es pasarlo bien.
Este último año ha sido el 'boom' del grupo, marcado por la exitosa participación en varios certámenes... Afrontados éstos con una filosofía digna de elogio, la de disfrutar al margen de premios y veredictos.
J. M.: Para nosotros es muy sencillo. Hemos descubierto la forma fácil de disfrutar: tocar. Y, por lo tanto, los concursos son para el grupo una oportunidad más para tocar... Se te pone una sonrisa en la boca si además viene todos tus colegas y se lo pasan genial en el concurso; no te queda nada más que decir. Es perfecto, porque disfrutas y, además, puedes llevarte un premio. Para nosotros no es un triunfo o una derrota, simplemente es un concierto más.
H. M.: Esa tónica de disfrutar, desde la semifinal de Encuentros, no sé por qué, pero ha ido exponencialmente hacia arriba.