madrid. A veces barroco, como en Inseparables, otras depurado, como en Promesas del Este y en Un método peligroso, su nuevo filme, el canadiense David Cronenberg vuelve a traspasar los límites de la normalidad, esta vez apoyado en el careo entre dos maestros de la mente: Sigmund Freud y Carl Jung.
"La normalidad es diferente según la cultura. Las cosas que son aceptadas en unas son consideradas locuras en otra", explica este realizador que, tras años defendiendo un universo personal saturado de incómodas obsesiones, ha tomado una nueva dirección con tres obras maestras abonadas al clasicismo: Una historia de violencia, Promesas del Este y su nuevo filme. Un método peligroso, que se estrenará en España el 25 de noviembre, tiene un factor común con las otras dos cintas, el actor Viggo Mortensen, que interpreta ahora al padre del psicoanálisis, Sigmund Freud. En cambio, Cronenberg da el protagonismo a su discípulo Carl Jung, (Michael Fassbender), con quien compartió una paciente llamada Sabina Spielrein (Keira Knightley), en lo que el realizador define como un "ménage à trois intelectual" en vísperas de la Primera Guerra Mundial.
El debate técnico entre ambos psiquiatras sirve a Cronenberg para profundizar en los conflictos añejos del hombre y su relación con el mundo, así como en esa dualidad entre lo interno y lo externo. Y así, el filme habla de la honestidad castigada, pero no cae en el discurso fácil de la hipocresía como actitud acomodaticia, sino en un retrato de la difícil aplicación práctica de la complejidad interior de todo hombre. "Freud decía que debemos aceptar lo que realmente somos para lograr la estabilidad mental. Era ateo y sentía que somos simplemente cuerpos, que tenemos que entendernos con sus presiones, sus deseos, sus orificios, sus fluidos... Todas esas cosas de las que nunca se habla lo suficiente", explica el director. "Jung empezó a pensar que podíamos trascender, que podemos ser más", añade, y apunta que fue eso lo que hizo a Freud "desheredarlo" del psicoanálisis.