pamplona. El viejo pabellón Anaitasuna fue el marco elegido nuevamente para la celebración de los fastos musicales actualmente inherentes al Día de Navarra, conmemoración que en esta ocasión reunió sobre el escenario a la madrileña Malú, al asturiano Melendi y a los catalanes La Pegatina: artistas cuyas actuaciones, siguiendo una tónica ya habitual en los últimos años, trascendieron al hecho meramente artístico, transformándose tal y como acostumbra a pasar en este marco en todo un acto social. Y así lo entendió tanto a priori como a posteriori el público que abarrotó el recinto, procedente no únicamente de Pamplona sino de diferentes partes de Navarra; un gentío que ya los días previos al acontecimiento se mostró a la altura de la apuesta hecha por la organización, agotando las entradas con varias jornadas de antelación.

Con puntualidad exquisita en medio de un ambiente monocolor, monopolizado por el rojo de banderas y de los cientos de banderines de Navarra desplegados, de distintos tamaños y diseños (al parecer, a eventos como el presente no parecen haber llegado los recortes), el Festival Joven de Navarra 2011 arrancó sobre las 19.50 horas con la presencia de los locales Bashira, flamantes ganadores de la última edición de Encuentros de Jóvenes Artistas que, durante los minutos de que dispusieron, ante un pabellón que lució muy buena entrada desde el principio, calentaron el ambiente a la perfección, poniendo de manifiesto la razón por la que, al menos oficialmente, son el grupo navarro con más proyección. A continuación, ante un recinto que en lo que a asistencia hace referencia ya casi presentaba su mejor cara, sobre las 20.30 fue Malú la llamada a hacerse con las riendas de la noche, haciéndolo con tanto arte como poderío. Al frente de una banda integrada por siete músicos, significativo dato donde los haya para ser leído entre líneas, la sobrina de Paco de Lucía, ofreció un concierto arrebatador, centrado no solo en los temas de Guerra fría, su nuevo CD. Una actuación que, en líneas generales, cautivó a los presentes, brindando momentos de gran efusión de manos de éxitos como Devuélveme la vida o Te regalo mi amor: a un público integrado principalmente por jóvenes, con importante presencia femenina.

Acto seguido, una vez degustado el verdadero primer plato, en medio de una más que palpable expectación; ante un gentío más que dispuesto y predispuesto a pasarlo bien, sobre el mar de pantallas de móviles que cubría la cancha, saltó al escenario el segundo de los platos fuertes anunciados, Melendi: a un escenario espectacular, flanqueado por dos pantallas gigantes llamadas a acoger proyecciones de motivos genuinamente navarros. "Buenas noche, gente, encantado de estar aquí volviendo a empezar con todos vosotros", saludó el artista al respetable, encontrando por respuesta una ensordecedora ovación. Entrando en harina en lo que a su show hace referencia, diremos que el mismo, todo un espectáculo de luz y sonido (cada vez más próximo al rock este último), aunque articulado alrededor de nuevas canciones como El parto, Volvamos a empezar o Llueve, también deparó la interpretación de viejos y esperados hits como Calle la Pantomima, Piratas del bar Caribe o Quisiera yo saber: composiciones todas ellas que, cantadas en algunos casos por el público en su totalidad, aportaron su granito de arena para terminar de poner el histórico Anaitasuna patas arriba. Para dejar su cancha, una verdadera caldera en la antesala del día grande de la Comunidad Foral, en perfecto estado de ebullición de cara la actuación de La Pegatina, indiscutibles cabezas de cartel. Una banda cuya presencia en Pamplona este año, la tercera, no pudo saldarse de mejor forma que la presente, comandando un cartel como este: el de más mediático relumbrón.