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Superventas ¿Literatura o productos de corta vida?

frente al consumo rápido, siempre habrá obras -y lectores- para la degustación pausada del conocimiento

Superventas ¿Literatura o productos de corta vida?

EL término best seller se ha convertido para algunos en referencia de lo que hay que leer -o comprar-, y para otros, en cambio, en una etiqueta que marca productos que buscan el consumo rápido de literatura -si es que se llega a considerar como tal- de segunda o tercera fila. Pero, literalmente, best seller solo es un libro que vende mucho -y generalmente, en poco tiempo-. ¿Qué representan estas obras que llegan a casi todos los escaparates de las librerías? ¿Es bueno o malo que existan? Y, sobre todo, ¿por qué triunfan los best sellers?

En este anglicismo traducido como superventas, lo mismo caben las obras de Dickens que un manual de dietas alimenticias de dudosa garantía, pasando por el último Premio Planeta. ¿best seller es sinónimo de mala literatura? "Dostoievski también fue un best seller en su día, y Hemingway...", recuerda el escritor y crítico literario pamplonés Roberto Valencia. Hay casos como el de la escritora María Dueñas, que sin grandes operaciones de marketing ha llegado a ser, para su sorpresa y la de la editorial que apadrinó su debut, una superventas con su primera novela. Pero es cierto que, como otras fuentes de consumo rápido que se han instaurado con el capitalismo, la venta del libros cumple su función, y desde hace tiempo el término best seller no es únicamente un libro que vende mucho, sino un producto configurado con la intención de vender mucho en poco tiempo. Porque, tal y como recuerdaValencia, "probablemente el libro más vendido de la historia de la literatura sea la Biblia, y en castellano El Quijote... En la definición de lo que entendemos hoy por best seller hay que introducir el criterio temporal. Son libros que se venden mucho en poco tiempo, y que por lo tanto tienen una corta vida y probablemente no figurarán dentro de ninguna historia de la literatura". Eduardo e Imanol, libreros de La Hormiga Atómica, matizan: "Que un libro se venda no significa que luego se lea". Y en este sentido, el editor de Pamiela Txema Aranaz cuestiona que el éxito de los best sellers tenga alguna relación con los índices de lectura, "cuando paradójicamente, tienen más éxito cuando estos se encuentran entre los más bajos de Europa. Como ocurre en el Estado, con más de un 40% que apenas lee la factura de la luz, y donde los artículos de mayor venta y lectura son las revistas rosas y la prensa deportiva". En opinión de Aranaz, "el best seller no es, obligatoriamente, sinónimo de mala literatura, sino el resultado de un proceso que puede ser debido a una cadena de opiniones de los lectores, o, fundamentalmente, a campañas publicitarias de las editoriales, difundidas gratuitamente por los medios de comunicación que multiplican la noticia sin mayor criterio que la fascinación por las naderías espectaculares".

Serafín Senosiáin, de la Editorial Laetoli, alude a que "parece que hay casi una obligación de leer esos best sellers solo porque están en boca de todo el mundo, parece que todo el mundo los lee y habla sobre ellos". Y él confiesa que a veces imagina "una pesadilla": "Una biblioteca en una habitación cerrada con los best sellers de los últimos 10, 20, 30 o 40 años... Solo ellos. Una biblioteca en la que prácticamente no se podría leer nada, llena de libros sobre el rey y la reina, libros de adelgazamiento, de cocina, de autoayuda, biografías en su mayoría... ¿Qué comprensión tendría de la literatura y el pensamiento contemporáneos el dueño o dueña de semejante biblioteca?", se pregunta el editor navarro, quien apunta que "el hecho de ser muy vendido no dice nada de la calidad de un libro. Los best sellers no son mejores por ello, en realidad muy a menudo son peores". Aun así, Vicky Lizarraga, de librería El Parnasillo, considera que "los best sellers tienen que existir. Hay gente para todo, y tiene que haber libros de todo tipo. Y la primera propiedad de la literatura es entretener". Y añade que, sobre todo en estos tiempos, "muchas librerías podemos mantener ese fondo de calidad que se vende menos gracias precisamente a las ventas de los best sellers".

características

Ingredientes del éxito comercial

¿Cuáles son las características de un best seller? ¿Hay ingredientes comunes a los éxitos de Ken Follet, Stieg Larsson, El Código Da Vinci de Dan Brown, las obras de Ruiz Zafón o la saga de Harry Potter? En palabras de Roberto Valencia, "al ser un producto de vida efímera que sobre todo lo que hace es estimular la cadena de producción y de consumo, el best seller tiene que ser un libro de rápida digestión. ¿Y qué digiere más rápido un lector, algo que le cuesta un esfuerzo grande leer y que le ofrece una resistencia, o un libro que no ofrece ninguna dificultad? Está claro que lo segundo. Lo que interesa es que prenda la chispa rápidamente". Y esa apuesta por la digestión rápida y fácil, apunta, "está reñida con el conocimiento, porque este se obtiene a través del esfuerzo".

Serafín Senosiáin identifica así los ingredientes de una novela concebida para convertirse en best seller: "Parece que debe tener: a) intriga, detectives, muertos, sangre; b) misterios ocultos, parapsicológicos, tonterías conspiranoicas y marcianadas en clave; y c) sexo". Los libreros de La Hormiga Atómica coinciden en que el best seller "es un libro entendido como entretenimiento, no como incitación al pensamiento. Para ello, debe ser un libro cómodo, que no ponga en cuestión o en grave riesgo la identidad del lector, que no ataque ninguno de sus puntos fuertes. Esto es, un libro adaptado, como un guante a la mano, a un sentido común que busca seguir reproduciéndose sin grandes sobresaltos". Por esto mismo, apuntan al igual que el coordinador del Foro Auzolan Roberto Valencia, que si hay una cualidad que define al best seller es "su carácter absolutamente conservador". "Su propio concepto lo es. No incita, no ayuda a pensar", dicen Eduardo e Imanol. "Un best seller no provoca ninguna ruptura estética dentro de las convenciones literarias. Lo que ofrece este tipo de obras es una posición conservadora respecto a los elementos estéticos de la novela, y eso tiene como consecuencia que lo más probable es que genere una serie de significaciones conservadoras respecto al sentido social, político, psicológico, íntimo, del libro", opina Valencia, quien añade que "existe el tópico de que el best seller no introduce valores. Sí los introduce, lo que pasa es que lo que hace es reafirmar los valores conservadores vigentes en la sociedad: el heroísmo, la sumisión de la mujer, el sacrificio... O más aún, ni siquiera es que los valide, sino que no los cuestiona, algo que sí haría la literatura de calidad".

el contexto

Campo de abono para lo fácil

El best seller no te cambia, no te agita. ¿Pero quienes los leen lo hacen siendo conscientes de ello? ¿O piensan que están degustando literatura de calidad? "Yo creo que no. Que aunque se nos vendan como la mejor novela del año, está claro que es por trama, por entretenimiento, no por calidad literaria. Ya se sabe que los best sellers están hechos cogiendo un poco de aquí y otro poco de allá...", dice Vicky Lizarraga. Roberto Valencia disiente: "El 80% de las personas que leen best sellers piensan que es buena literatura, de calidad. El 80% no sabe quién era Sartre...".

¿Triunfan los best sellers porque faltan buenos lectores? Según Txema Aranaz, para que los superventas se produzcan "es indispensable que los medios de comunicación sean su caja de resonancia, cumpliendo el necesario papel publicitario en las páginas de cultura. Tal vez, una medida higiénica sería olvidarse de los best sellers como equivalentes a hitos culturales y liberar al libro y a la lectura de modas e imposiciones del mercado". Claro que, para ello, añade el editor de Pamiela, "hace falta contar con buenos lectores". ¿Está el lector hoy lo suficientemente formado para degustar la narrativa contemporánea? "No. En el contexto actual, la descodificación de la gran literatura no está al alcance de mucha gente. El nivel del lector es mínimo, y eso es campo abonado para los best sellers y sus códigos claros y permeables", afirma Valencia, quien añade que "el lector de base, de masa, no sabe leer la novela del siglo XX, en la que el campo de juego no tiene por qué ser la narración, sino el punto de vista desde el que se narra esa obra. Porque hay muchas novelas que no tratan de contar una historia, sino de generar una conciencia narradora: una visión ética, política, social... desde la que narrar los acontecimientos, y eso es mucho más importante. ¿Pero cuántos lectores se fijan en eso?". Más talleres de lectura y escritura, y una mayor y mejor educación lectora desde el ámbito familiar y escolar, serían medidas necesarias para mejorar esa formación lectora. Aunque el objetivo no es, ni mucho menos, desbancar a los superventas. "Si todas las editoriales volcaran su promoción en libros exigentes, no subirían los índices de lectura. Al contrario, eso provocaría la desmoralización del lector", asegura el coordinador del Foro Auzolan. Los libreros de La Hormiga Atómica apuntan que "no hay que sacralizar la lectura y pensar que cuantos más lectores haya, mejor irá la vida intelectual del lugar. Leer es un medio de acceso a lo ajeno, a lo extraño, a lo incómodo a veces. Una herramienta para pensar y para transformar(se)". Cada cual decidirá si esa vía al pensamiento y la transformación se la da la lectura, y dentro de esta, el último best seller, o no.