MADRID. "Necesitamos una 'primavera europea' y esta debe ser el resultado de movimientos como el de los indignados, porque si los males proceden de Europa la solución está dentro", dice Ztvetan Todorov (Bulgaria, 1939), uno de los pensadores contemporáneos más importantes, y autor de Los enemigos íntimos de la democracia.
En este libro, que el Premio Príncipe de Asturias acaba de publicar en Galaxia Gutemberg-Círculo de Lectores, alerta de las amenazas que hacen peligrar a Occidente. Unos peligros que, en su opinión, no son tan visibles como el uso del pañuelo o el burka por las calles y que son: "El ultraliberalismo, el mesianismo, la xenofobia y el populismo".
Unas tendencias perniciosas que a su juicio van mucho más deprisa de lo que esperaba. "Acabo de terminar el libro y ya se están cumpliendo todos mis temores", dice en referencia a los resultados de las elecciones francesas y las griegas, donde la ultraderecha ha avanzado o, incluso, los partidos neonazis, como en Grecia, consiguen representación.
"La manera de combatir este auge de la extrema derecha no es culpabilizándose o manteniendo discursos moralizantes, sino que hay que ir a las causas de ese descontento de las personas que han votado en contra de la forma tradicional de hacer política", argumenta el pensador, que añade que el origen de este rechazo son "las pérdidas de las referencias tradicionales, la disolución de los vínculos sociales, la globalización económica y el individualismo".
Todos estos factores son para el autor los que están cambiando la sociedad contemporánea, "ya que recaen en los más desfavorecidos de Francia, Italia, España... de todos los sitios. Todos estos factores son invisibles porque no se pueden ver".
"Si no les ofrecemos resistencia, acabarán vaciando de contenido este régimen y dejaran a las personas desposeídas y deshumanizadas", manifiesta en el libro. Una resistencia que el pensador cree que puede ser una oportunidad para que Europa refunde la democracia y deje atrás la "estéril oposición entre sociedad patriarcal represiva y sociedad ultraliberal deshumanizada". "Pensemos en una 'primavera europea', tras la 'primavera árabe', que devolviera todo su sentido a la aventura democrática que emprendimos hace cientos de años", sentencia Todorov.
Respecto a si la democracia está en peligro, comenta: "Si la democracia solo vela por el interés de unos pocos, como los ricos o las grandes empresas, no se podrá hablar de democracia sino de plutocracia. Los indignados surgieron en España y luego se extendieron por todo el mundo y no han sido capaces de crear un movimiento político eficaz, pero sí han sido capaces de hacer preguntas muy importantes y fundamentales como cuál es el sentido de la vida en la que estamos encerrados y cuál es el tipo de sociedad en la que queremos vivir".