Fecha: sábado, 23 de junio. Lugar: campo de fútbol de Berriozar. Intérpretes: Marea, formación integrada por Kutxi, a la voz, Kolibrí y César, a las guitarras, el Piñas, al bajo y a la voz, y Alén, a la batería. Como teloneros, abrieron noche Bocanada. Incidencias: presentación de En mi hambre mando yo. Alrededor de 6.000 personas. Público de todo tipo y condición que se mostró entregado. 2 horas y ¾ de duración, bises incluidos.

Además de en su hambre, los Marea demostraron la noche del sábado 23 mandar sobradamente en el que viene siendo su hábitat natural por excelencia: los escenarios. Y, dejando claro que han conseguido ser totalmente profetas en su tierra, lo hicieron en el mejor de los marcos posibles, el pueblo que les vio nacer, y en la mejor de las compañías, la de sus hermanos de sangre y barro Bocanada. ¿El resultado de tan histórica jornada, tal y como no dudó en calificarla Kutxi Romero? Un día grande para Berriozar, tal y como pudo percibirse desde las últimas horas de la tarde a la vista de cómo llegaban los autobuses urbanos desde Iruñea, a rebosar. Una noche de fiesta total a la vista del ambiente exhibido por las calles aledañas al recinto del concierto; al campo de fútbol de una localidad que, pese a no tener puerto de mar, la mágica noche de San Juan conoció una total pleamar de sensaciones y canciones: indescriptibles las primeras (creemos que hubo que estar allí para vivirlas) y casi incontables las segundas.

La hoguera llamada a incendiar tan esperada noche comenzó a cobrar aliento con la actuación de Bocanada, quienes, comandados por ese gallo de pelea llamado Martín Romero, se reivindicaron como lo que de un tiempo a esta parte son: más allá que simples escuderos, como gigantes totalmente forjados. Auténticos gigantes con pies de rock. Y entre bocanadas de rock y relinchos de pura vida, así lo demostraron con canciones de rienda larga en general como Gallo de pelea, Solo pero vivo (primera y última en sonar -respectivamente-, de su CD Agua y barro) o hits de su CD debut como Como los ratones, Río (brindada con la participación de Kutxi) o Relincho de libertad. Y después de tan suculento primer plato, tras los pertinentes reajustes del espectacular escenario; una vez colocadas las imprescindibles pantallas gigantes, y no para seguir el partido de España contra Francia -precisamente-, lo que todos estaban esperando: los Marea prestos a hacerse con las riendas de la noche, algo que hicieron desde antes del minuto 1 de concierto, haciendo gala desde dichas pantallas, puro corazón latiendo a borbotones, de un encefalograma totalmente vivo.

La esperada explosión de vida, he aquí qué vino a ser su show, se inició con los temas de estreno Bienvenido al secadero y La majada, canciones ya con rango de clásicas que, bajo espectaculares juegos de luces, desatando un imparable in crescendo, sonaron enlazadas con dos ya legendarias, Duerme conmigo y En tu agujero, cantadas a pleno pulmón por los presentes: por un público que en una noche como esta demostró ser el verdadero jugador Nº 12, mostrándose tan emocionado como agradecido. Acto seguido compareció el primer invitado de la noche, el artista con mayúsculas Mikel Poza, quien, bajo lo sones de Canaleros, comenzó a pintar un espectacular cuadro, labor que le mantuvo sobre las tablas hasta el final. ¿Más invitados en comparecer, perfectamente arropados por sus anfitriones siempre? Gaizka, excompañero de Kutxi en los seminales ATZ y actualmente en Ultimatum y Radioplebe, que tocó el bajo en Que se joda el viento; El Flako, bajista de Txarrena, que cantó en Las últimas habitaciones; David Corroza, de El portal de Jade, que hizo sonar su guitarra en el siempre en boca de todos Corazón de mimbre; Juanito, de Bocanada, que tocó las 6 cuerdas en Con la camisa rota (cantada por El Piñas, lo mismo que Alfileres y Trasegando); Martín Romero, que se cantó Como los trileros, y, ya en los bises, Iker, de Dikers, y Mai Medina, de Calaña, quienes subieron para aportar su arte en El perro verde, penúltimo tema antes del imprescindible Marea. ¿Otros momentos a destacar? Los deparados por Petenera o Mierda y cuchara, el fandango que dedicó Kutxi a su padre antes de bordar Ciudad de los gitanos o, en una noche definitivamente grande, los vividos con el multitudinario Cumpleaños feliz dedicado por el gentío a la madre de los Romero, la señora Inés, quien en un día tan especial para ella recibió un ramo de flores en el escenario.

Ni las semifinales de la Eurocopa ni la crisis pudieron con el tirón de los Marea, banda que salió totalmente victoriosa del campo de fútbol de Berriozar, provocando un auténtico tsunami y ganando por goleada; no, nada pudo con el hambre, con las ganas de los miles de personas que se dieron cita para ver a los Marea; a una banda que en unos tiempos como estos, limpia la mirada al frente, salió con la cabeza totalmente alta del envite. En unos días tan extraños como estos, en los que la mayoría de los mortales, en caso de mandar en algo, lo hacen, y momentáneamente, en el mando de sus televisores. Una vez más, pura vida, derrochando los de Berriozar hambre, insaciable capacidad de hacer bien las cosas y lo más importante: dignidad. Así pues, pura catarsis. Como siempre los Marea. Como nunca. Sobresalientes.