pamplona. Al tercer día, tres noches de rock & roll después, la última voluntad de los actuales Barricada se cumplió, materializándose definitivamente la separación del grupo integrado en su última etapa por Alfredo Piedrafita, Javier Hernández Boni, Ibi Sagarna y Ander Iceta. La desaparición de la banda formada por El Drogas en 1982 y, en medio de una gran polémica, liderada desde 2012 por sus hasta entonces compañeros Boni y Alfredo, formación que ayer disparó de forma postrera sus canciones ante un entregado pabellón. Sus últimas flechas con forma de canciones, haciendo blanco en los miles de asistentes que acudieron a la ceremonia de despedida: un público realmente emocionado que les recibió con un ensordecedor griterío, llegado en apreciable número desde diferentes puntos del Estado.

Rica en emociones para cuantos llenaron el viejo Anaitasuna y para algunos, también, en sensaciones encontradas, la noche calentó motores alrededor de las diez de la noche con la proyección previa de un vídeo de cinco minutos de duración en el que se pudo ver a cuantos músicos han pasado por Barricada desde su fundación, con especiales muestras de efusividad por parte del público ante la presencia de imágenes de El Drogas en un primer momento y de la última alineación del grupo a su final. Y a continuación, ya sin posibilidad de vuelta atrás; sobre un escenario presidido en su parte inferior por el nombre del grupo escrito con grandes caracteres, comenzó a sonar la música: tras los conciertos previos de despedida vividos los dos últimos viernes, a cobrar vida la última de las noches de rock & roll llamada a ser protagonizada por el cuarteto, haciéndolo con un tema seminal: Esta es una noche de rock & roll, en lo que, a buen seguro, fue toda una declaración de intenciones. En medio de un ambiente indescriptible, acto seguido sonó otro tema igualmente legendario, Písale, antes de que lo hicieran nuevos clásicos como Objetivo a rendir, Pasión por el ruido o, enlazados, Contra la pared y Abrir y cerrar, composiciones que en el arranque del concierto, tal y como era de esperar, encendieron totalmente a los presentes.

A la tercera fue la vencida, y tres anaitasunas después, se consumó el sorprendente desenlace. La noticia que trascendiera en octubre, llamada a descolocar principalmente a los actuales seguidores de Barricada: que la banda, año y medio de echar a volar sin El Drogas, echaba la persiana: decisión totalmente inesperada para unos y crónica de una muerte anunciada para otros, más sensibilizados por la no presencia de Villarreal. En cualquier caso, que esto se haya acabado, que la trayectoria del grupo haya llegado a su final, tampoco ha de ser motivo de total pesar, a la vista de los anuncios de carreras en solitario hechos por Piedrafita y Hernández en sus respectivos comunicados de despedida. De los caminos a partir de ahora bifurcados llamados a ser recorridos por ambos, tras los treinta y dos años -casi- de camino en común. Así pues que nadie se derrumbe totalmente ante la pérdida del grupo, siendo en parte reparable como será. Aunque la continuación planteada por ambos músicos no vaya a ser lo mismo, seguro que nos volvemos a encontrar.