el Proyecto X Films consta de dos partes. Por un lado, los creadores elegidos este año dispondrán de una sesión para mostrar sus trabajos, de modo que el jurado se haga a la idea de sus intereses, estética y forma de trabajar. Este año, las proyecciones se desarrollarán hoy, a partir de las 20.00 horas, en la sala Gola de Baluarte. En segundo lugar, los tres cineastas realizarán una breve presentación de las propuestas con las que aspiran a hacerse con el galardón y, por consiguiente, rodar el documental que estrenarán en la próxima edición de Punto de Vista. Una película en forma de ensayo que debe realizarse en Navarra. Esta cita se celebrará el domingo, día 15, a las 12.00 horas en la sala Bulevar del auditorio pamplonés.
Una leyenda del jazz
Un alma varada en una jaula decadente
Para Iván Torres (Madrid, 1981), los programas de producción dentro de los festivales son “necesarios” para que estos encuentros no sean solo puntos de exhibición y compra-venta. “En España apenas existe la producción de obras de ensayo”, afirma, y opina que el requisito de que el proyecto ganador de X Films deba ser rodado en la Comunidad Foral “sirve para mostrar caras nuevas de un prisma con el que los navarros se identifican, pero que posiblemente desconozcan”.
Torres mostrará hoy el cortometraje The Lenght, en el que narra las reflexiones de la leyenda del jazz Ted Curson en los últimos momentos de su vida en Helsinki. “Me interesó su presencia y su situación, varado en aquel palacete”, cuenta el director, y añade: “Era muy lúcido, pero también una persona agotada que sabía próximo su fin”. El músico llevaba un tiempo alojado en el inmueble, que también era una residencia de artistas en la que el español vivió un tiempo. “Yo ocupaba una habitación sin tener ni idea de quién era Ted, hasta que un día, escuchando un disco de Charles Mingus dejé mi puerta abierta y él, que se encontraba en el salón, soltó una carcajada y exclamó ‘¡ese soy yo a la trompeta!”. Desde entonces, el creador audiovisual supo que Curson tocaba en algunos de sus álbumes favoritos “y que era una de las pocas leyendas vivas de la era dorada del jazz”.
En 2012, el trompetista tocaba aun algunas noches en la ciudad y, al regresar de las actuaciones, “nos sentábamos a hablar en la cocina y con frecuencia veíamos amanecer”. Además, como no se apañaba con los fogones, “le propuse cocinar para él dos veces al día si me dejaba grabarle”. “Al princio solo registré audio porque pensaba en un documental de radio, y no fue hasta los últimos días que empecé a grabar el material de vídeo”. Todo lo que se ve en pantalla “es fruto de la confianza entre los dos; Ted entendía la presencia de la cámara y me dio libertad para mostrar lo que quisiera”. Además, “el personaje tenía tanta fuerza que no fue necesario teatralizar nada”. En las conversaciones filmadas, vemos a un hombre que “tenía la necesidad constante de reivindicarse” y que hablaba de su vida “con contundencia y de forma dolorosamente honesta”. Él comenzó a tocar con 12 años, experimentó toda clase de vivencias y “pensaba que los músicos de jazz de hoy no tienen nada que decir porque no han vivido”. En su cansancio, Curson también “me dejó un testamento que aun estoy dirigiendo”, indica el cineasta, para quien la película no tiene la misma importancia que el audio y está trabajando para publicar sus conversaciones.
En cuando a sus intereses como creador, Iván Torres se declara tremendamente curioso y especialmente influenciado por la literatura, “por lo que la estética es algo más flexible y cambiante”. “No me atrevo a decir que no me importa demasiado, pero, desde luego, la imagen debe tener un valor narrativo y no decorativo”, subraya, y cuenta que acaba de encontrarse en París con François Gibault, abogado de la viuda de Céline y polémico por sus pasados clientes. “De él me interesan su complejidad y sus contradicciones, su inteligencia abrumadora y su cultura”, indica. En cuanto a su participación en el Proyecto X Films, presentará un ensayo “en forma de diario y viaje por la frontera de Navarra con Francia. “La influencia de otros proyectos paralelos y la observación de lo que me voy encontrando forman la narrativa con la que intento sacar conclusiones sobre lo que leo, veo y escucho durante el viaje”, dice.
Tres cortos y un largo
Experiencia adolescente femenina
Xiana Gómez (Lugo, 1982) califica de “inteligente” la estrategia del Proyecto X Films. “El festival es generoso con realizadores nuevos mientras se va contribuyendo a un archivo de documentales sobre Navarra”, por eso “es un inesperado honor participar”, y ha escogido proyectar cuatro tipos de trabajos diferentes. “En conjunto, trazan una línea desde la mínima expresión de una película -Duas pitas, rodada semiinvoluntariamente- hasta un trabajo colaborativo, estudiado y transmedia -Proyecto D-, que va mucho más allá de mí y de mi ombligo”. Desde su productora Walkie Talkie, la realizadora participa en proyectos de distinta clase, “pero para mis proyectos personales necesito temas que me permiten una cierta evasión del aquí y ahora”. “El objeto de la peli puede ser cualquiera, pero transversalmente suelen aparecer el relato íntimo/amateur, la construcción de la identidad, la comunicación no verbal y siempre un cuestionamiento o revisión del tema género”, señala, y afirma que no les da importancia a las categorías en el cine o en otras expresiones. “Como creadora o como público me dan bastante igual; me gustan las traiciones a los géneros, todo lo que evidencie que son compartimentos imaginarios”, opina Gómez, que en 2015 finalizará Proyecto D, película en la que trabaja desde el año pasado. “Es una peli experimental que parte de una investigación sobre la adolescencia femenina y la cultura de dormitorio. Nos hemos centrado en el diario de adolescencia para contar esta experiencia en primera persona”. En ese sentido, han recopilado un montón de volúmenes, “que son como tesoros, libros de los que solo existe una copia en el planeta y que normalmente no ha leído nadie nunca, salvo la autora”. Gómez está terminando de escribir y de rodar esta historia junto a Carla Calleja y ambas inaugurarán una exposición con material gráfico y documentos del proceso en otoño en Barcelona.
A las orillas del Danubio
Anclados en el pasado
Stefan Ivancic (Belgrado, 1985) vivió durante 18 años en Barcelona, donde se licenció en Ingeniería Mecánica. En 2009 regresó a su ciudad natal y se graduó en dirección cinematográfica en 2013. Hoy exhibirá su segundo corto, 1973, rodado en Salvamala, un barrio obrero a las orillas del río Sava, “donde antaño operaban numerosas empresas estatales” y ahora, “solo quedan los esqueletos de todo eso, y van a desaparecer pronto”, porque, en su lugar, el Gobierno serbio va a construir “algo que parece Dubai”. Allí, un personaje que recoge chatarra y vive en un barco abandonado “nos conduce entre un grupo de trabajadores que siguen amarrados a un tiempo pasado”, cuenta el director, y explica que la idea de pensar en el pasado “está muy presente en los nuevos territorios de Yugoslavia, sobre todo entre las generaciones que vivieron en el antiguo país socialista”.
Ivancic está muy satisfecho por la “oportunidad única” que le ofrece Punto de Vista, “porque hoy en día existen cada vez menos proyectos donde el foco está en lo artístico”. En su caso, intenta realizar películas “siempre desde dentro”, abordando temáticas “que conozco bien y me son afines”. Hasta ahora, “mis películas se han basado por un lado en la puesta en escena de momentos íntimos, algunos autobiográficos, y, por otro, en personajes de la clase oprimida”. Sobre la estética, este cineasta dice sentirse “más cómodo” en “un punto de vista observacional”, aunque prefiere pensar la forma “como un proceso orgánico, intuitivo, que se estructura durante las distintas fases de trabajo en una película”. Para este creador no existen fronteras entre ficción, documental o experimental, “más que nada porque suelen implicar un orden jerárquico, y eso es absurdo”. Respecto a su apuesta para X Films, se trata de un proyecto sobre el contrabando. “Me agarré a la idea tras darme cuenta de que la UE ha sido el mecanismo de represión perfecto en el Pirineo, porque ha suprimido la frontera y por ende ha dejado al contrabandista en paro”, apunta.