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Viaje electro-espacial

concierto de sorry mamma

Fecha: sábado, 7 de febrero. Lugar: Zokoa, Rochapea. Intérpretes: Sorry Mamma, banda integrada por Piluca, a las voces, Goar, a las guitarras, a los coros y a las programaciones, Greg, al bajo y a los coros, y Tachín, a la batería. Incidencias: presentación de 2ND, segundo CD de la banda; 1 hora de duración, bises aparte. Asistencia bastante buena, público participativo.

Goar Iñurrieta (Vitoria-Gasteiz, 1972) es un clásico de la capital navarra; no en vano su primera vez en la ciudad -en todos los sentidos- fue en 1986 en el pabellón Anaitasuna, debutando sobre un escenario invitado por Hertzainak, con quienes tocó un tema. Pronto, muy pronto, actuó en la Granja con Cicatriz, 1986, grupo con el que llenó el vetusto pabellón en 1991 y en el que permaneció hasta su disolución por imperativo vital, enero de 1996. A partir de entonces el citado ha visitado Pamplona formando parte de las bandas de Estopa y de Nacha Pop (con y sin Antonio Vega), además de comandando proyectos propios como el que nos ocupa o Malditos Bastardos, formaciones con las que actuó en 2011 en Black Rose, derrochando apertura y amplitud de mente y de miras.

Pues bien, una vez hechas las presentaciones, Goar recaló el pasado sábado en Zokoa con Sorry Mama, poniendo punto final a tres días de actuaciones por Nafarroa y protagonizando un concierto que sorprendió de manera agradable a cuantos se dieron cita; brindando un señor concierto de electro-rock.

Guitarras eléctricas en primer plano en perfecta alianza con ritmos y atmósferas propias de la música electrónica, el concierto se tradujo en la interpretación de temas de los dos álbumes con que cuenta la banda, I wanna know y 2ND, llenando apoteósicamente la noche de rock para bailar; de música ultra bailable, más que adecuada para santificar la noche del sábado. Y es que ya se sabe para qué se hicieron las mismas, las noches de los sábados, como proclamaran desde finales de los 70 Moris y su profeta Miguel Ríos: para bailar. Y todo ello con Piluca, la guinda perfecta del pastel; prestancia y presencia a espuertas, cantando y bailando denotando satisfacción con la mezcolanza musical final, erigida sobre una base rítmica de lo más sólida y pétrea.

Pero además de para tocar sus propios temas, Sorry Mama también tuvieron tiempo para hacer alguna versión, como la del Remember my name que sonó camino del final, tema central de Fama que, muy bien acogido, desveló lo siguiente: que la fama cuesta, y que al igual que los protagonistas de la serie en los principios de sus carreras? ahí y así están ellos; a la espera de lo que les depare el futuro, comenzando a pagar. A hacerlo en locales como los que les acogieron dicho fin de semana -por ejemplo-, el Garazi, el Katxetas de Lizarra o el Zokoa. Sí, pese a ofrecer unos conciertos de auténtico lujo, dignos de cualquier sala de fiestas o de conciertos.

Tras concluir el viaje electro-espacial que fue el concierto, los músicos, como no podía ser de otro modo, hicieron una concesión a la vieja guardia rockera presente en el local, materializada de la mejor de las maneras: con la interpretación de un tema de los inmortales Cicatriz, Guerra en Colombia, cantado por Kutxi Romero ante el alborozo general, quedando de este modo cerrada definitivamente la sesión: para quienes presenciaron la actuación, viendo la calidad desplegada, una noche muy especial.