barcelona - Unos incombustibles AC/DC descargaron ayer su rock de alto voltaje ante las 60.000 personas que abarrotaron el Estadi Olímpic Lluís Companys de Barcelona, en el marco del Rock or Bust World Tour, en un concierto de dos horas con el que repasaron sus temas más míticos.
El público convirtió el estadio en una constelación de cuernos rojos parpadeantes, un complemento típico del grupo, a la caída de la noche, cuando estalló el escenario con fuegos artificiales, y la explosión de un meteorito en las pantallas, para recibir el single Rock or bust. A lo largo de los 20 temas del recital, el guitarra solista Angus Young se colocó al frente de la formación con su característicos movimientos y solos, algunos tocados con una sola mano, recorriendo el escenario con su baile del pato.
Vestido como siempre de colegial, esta vez de terciopelo rojo, el que fue cofundador de la banda en el 73 terminó el concierto en mangas de camisa, por el suelo, con el pecho al aire y usando su corbata para tocar las cuerdas del solo de Sin City.
A pesar de que los australianos llevaban su último disco como bandera, sólo se dejó oír en tres ocasiones: la apertura, Play Ball y Baptism by fire. Lo nuevo dio paso a lo mítico, y la banda puso al público a saltar y bailar con Back to black, Dirty deeds done dirt cheap y High Voltage, en un concierto de dos horas que culminó con los catárticos Highway to hell y For those about to rock, entre fogonazos en el escenario y disparos de cañones.
La banda Vintage Trouble, teloneros de The Rolling Stones y The Who, calentaron motores ante un público ávido de rock’n’roll y vestido en su mayoría de negro reglamentario, de diferentes procedencias y de mediana edad, entre los que destacaban seguidores del Athletic de Bilbao, aprovechando su visita a la ciudad por la Copa del Rey, y padres que llevaron a sus hijos.
“¡Espero que os guste el rock’n’roll!”, avisó ya al inicio el vocalista Brian Johnson, siempre sonriente y arropado por los coros del bajista Cliff Williams, el guitarra rítmica Steve Young, sustituto de su tío Malcolm Young, que sufre demencia, y por el también sustituto Chris Slade, en el puesto del exbatería Phill Rudd, con problemas legales.
campanas infernales Thunderstuck y You shook me all night long, fueron dos de los momentos álgidos de la noche, que muchos terminaron subidos a los hombros de sus acompañantes, así como Let there be rock, en el que un inacabable Angus Young dialogó con el público con un solo delirante más largo que la canción, y que algunos calificaron de “épico” chillando y deshaciéndose en aplausos.
Las pantallas de los móviles brillaron para inmortalizar una gran campana negra con las siglas AC/DC, que retumbó sobre el escenario anunciando Hells bells, mientras que Whole lotta Rosie desplegó una muñeca hinchable gigante, a la vez que el solista corría entre el público por una plataforma con forma de mástil de guitarra.
A pesar de que la mayoría superaban los 60 años, y de estar en la primera etapa de la gira, que a Angus ya le ha dejado con gasas en una rodilla por heridas de guerra de anteriores conciertos, los australianos demostraron que la edad y la experiencia juegan de su lado. - E.P.