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“La música es una cuestión muy educativa y agradable”

El pamplonés Evaristo Bretos, presidente de Asociación Española de Luhiers es el responsable de la exposición de Lutheria en Baluarte

“La música es una cuestión muy educativa y agradable”

pamplona -A lo largo de la visita a la exposición que se celebra con motivo del Sarasate Live! Bretos explicó que “saber que existe la historia de la lutheria en Pamplona desde hace doscientos años y, que todavía continúa funcionando y empujando”. Esta fue una de las cuestiones que reiteró orgulloso el luthier pamplonés sobre la muestra de instrumentos históricos y contemporáneos, que tuvo lugar ayer en el hall de Baluarte.

La lutheria es un oficio poco apreciado y conocido en Pamplona, ¿Cómo se inicio en la construcción, reparación y restauración de estas piezas?

-Estudié violín en Pamplona con un instrumento que era tremendamente malo. Entonces, me dispuse a buscar un instrumento de calidad. Me resultó imposible encontrarlo, a no ser que tuviese dinero, que no era el caso. Todo ello me llevó hace 25 años a comprar unas maderas en Cremona. Cogí libros e información, pregunté a luthieres como Jordi Pinto cuando tenía alguna duda y así, a raíz de esto, hice mi primer violín.

Posteriormente decidió entrar en la Asociación Española de Luthiers y Arqueros Profesionales...

-Me llamó la atención que a parte de violines, había otros instrumentos de cuerda. Violas de gamba o d’ amore, cada una de diferente tamaño y formato. Empecé en aquel momento y no paré. Entré en la asociación y me nombraron presidente hace dos años, cosa que me llenó de orgullo y satisfacción.

¿Considera que la exposición va a tener buena acogida por parte de los ciudadanos?

-Creo que sí. La exposición que acoge Baluarte es digna de cualquier teatro. Las piezas que están expuestas las podrías poner en Nueva York, Madrid, París o Milán. La verdad que ha quedado con un nivel impresionante. Aunque en Pamplona, por mucho que inventes o comuniques, no se entera nadie, espero que esta vez sea diferente.

Comenzó a tocar el violín de pequeño. ¿Hubo alguien que le incitase? ¿Algún familiar?

-No. En mi casa somos nueve hermanos y tocamos todos algún instrumento. A mí me gustaba el violín, mis hermanas también lo tocaban y, luego me pasé a la viola. También tengo un hermano que toca el fagot y, bueno, mis hijos también tocan algún instrumento, entre ellos se reparten el clavecín, la viola y el violonchelo. Considero que es una cuestión muy educativa y agradable. El conservatorio y los amigos que haces te duran toda la vida. Es una meta bastante bonita, aunque a veces sea un mundo competitivo.