El director recomienda
La Quincena Musical acogerá cerca de 80 propuestas musicales y Patrick Alfaya, responsable del certamen, detalla las que tendrán lugar en el Auditorio Kursaal, por donde pasarán, entre otras, la Mahler Chamber Orchestra, la Filarmónica de San Petersburgo y la Orquesta de la Radio de Colonia.
En un encuentro informal con la prensa, Patrick Alfaya desglosó el pasado 15 de julio los principales atractivos de la 76ª edición de la Quincena Musical, que se celebra desde hoy hasta el 30 de agosto. El director del certamen se centró en el ciclo del Auditorio Kursaal y realizó las siguientes recomendaciones entre las 76 citas del programa.
Mahler Chamber Orchestra Una de las protagonistas de la jornada inaugural será la Mahler Chamber Orchestra, que funciona sin apoyo gubernamental y es dirigida por sus músicos mediante “una cooperativa gestionada de manera democrática”; según bromeó Alfaya, “votan hasta cuándo hacer los ensayos”. En su primera función tocarán la Sinfonía nº 1 de Prokofiev, un autor vanguardista que en este caso optó por un clasicismo que es casi un homenaje a Haydn. También sonará el Concierto para piano nº 1 de Beethoven y la Sinfonía n º 41 de Mozart, conocida como Jupiter, el nombre que le otorgó el empresario y promotor Johann Peter Salomon. La sinfonía la compuso Mozart en nueve semanas junto a las número 39 y 40. “Eso no lo ha hecho nadie en la Historia, pero él era un superdotado”, aseguró.
En la función de mañana, interpretarán un encargo que el citado Salomon realizó a Haydn, su Sinfonía nº 93 -una de las 105 que compuso-, y también la Gran Misa en do menor, que junto al Réquiem es la obra cumbre de la producción sacra de Mozart. La compuso cuando intentaba congraciarse con su estricto y religioso padre, que no aprobó su matrimonio con una soprano. Aunque el músico austriaco fue un gran innovador, en esta pieza recurrió a los cánones clásicos y a referentes como Bach y Haendel. Repleta de arias “muy difíciles”, el coro “lleva el peso” de la interpretación de esta obra que en el Kursaal cantará Andra Mari Abesbatza.
‘Tosca’ La ópera representada de este año será Tosca, de Puccini, que el 13 y el 15 de agosto llegará con la soprano Ainhoa Arteta de la mano del Liceu de Barcelona, que ha tenido que modificar el tercer acto para que la escenografía quepa en el auditorio donostiarra; así, podrán viajar también a otras ciudades. A juicio de Alfaya, frente a autores como Verdi o Rossini, Puccini representaba “el verismo”: entendía la ópera como “una combinación de música y teatro” y se mostraba fiel al texto que otros no respetaban.
Filarmónica de San Petersburgo La Filarmónica de San Petersburgo representa los valores contrarios a la Mahler. Quizá porque fue creada en época de los zares, “es la tradición, está completamente jerarquizada y el director tiene el poder absoluto”. Su actuación del 17 de agosto estará dedicada a Ravel y su jazzístico Concierto en Sol Mayor. Alfaya, que recordó la amistad que el compositor de Ziburu tenía con el estadounidense George Gershwin, el rey de Broadway, destacó también que la Filarmónica tocará la suite Ma Mere l’Oye : Ravel, gran amante de los niños, se inspiró en el cuento de Mamá oca de Perrault. En la última parte de la función se escucharán las Variaciones Enigma op. 36 de Elgar, que nunca quiso revelar en qué personas reales estaba inspirada esa serie.
Al día siguiente, la orquesta y el Orfeón Donostiarra interpretarán un programa centrado en Prokofiev: fragmentos de Romeo y Julieta y Alexander Nevsky, la banda sonora que el ruso escribió para la película homónima del genio Sergei Eisenstein, un trabajo de propaganda encargado por Stalin para animar al pueblo a luchar contra los alemanes.
‘Mendi Mendiyan’ y Rossini En el primer centenario de la muerte de Usandizaga, la Quincena ha programado el 22 de agosto y en versión concierto Mendi Mendiyan, la única ópera en euskera del autor donostiarra. Estará interpretada por la Orquesta Sinfónica de Euskadi (OSE) bajo la dirección de Antoni Ros Marbà, una de las pocas batutas españolas que ha dirigido a la Filarmónica de Berlín. Según dijo Alfaya, el maestro está sorprendido por la “gran calidad” de la partitura de Usandizaga.
Otro de los hitos de esta edición tendrá lugar tres días más tarde, cuando la Orquesta de Cadaqués y el Orfeón Donostiarra representen La muerte de Didone y el Stabat Mater de Rossini. Esta obra, escrita por encargo del archidiácono de Madrid, está llena de arias y “hay momentos en los que parece una ópera”. Tanto es así que Wagner llegó a decir que “era muy teatral y no respetaba el carácter religioso” que debía tener. El director del programa será Alberto Zedda, a quien se conoce como “la reencarnación de Rossini”, un autor que al principio no le atraía especialmente. Pero a sus 87 años, este antiguo partisano, que luchó contra los alemanes, es uno de los mayores expertos en el compositor italiano: dirige su festival en Pesaro, se ocupa de las reediciones de sus obras y sigue siendo requerido para dirigir su repertorio, porque pese a su edad conserva una “vitalidad brutal”.
Orquestas de colonia y oslo El 26 de agosto, la Orquesta de la Radio de Colonia, creada tras la II Guerra Mundial en un contexto de guerra fría cultural, tocará el Concierto para violín nº 1 de Bartók, que incluye varias melodías folklóricas, y la Sinfonía nº 7 de Bruckner, que fue “la que le hizo ganarse el aprecio general”. Un día después, el conjunto germano interpretará junto al Orfeón Un réquiem alemán de Brahms, que no gustó a los sectores conservadores de la Iglesia, porque su autor los escribió a partir de “textos esperanzadores y menos duros” de la biblia de Lutero.
Por su parte, la Filarmónica de Oslo, la primera orquesta escandinava que visita la Quincena en 76 años, protagonizará la función que más rápido ha vendido las entradas: el Concierto para violín en re mayor, de Brahms, una obra “muy difícil” para el músico solista y la Sinfonía nº 4 en fa menor, quese la dedicó Tchaikovsky a una importante mecenas a la que nunca llegó a conocer en persona.