el Día Mundial de la Poesía se celebra cada 21 de marzo coincidiendo con el equinoccio de primavera. Así lo fijó la Unesco en 2001 con el propósito de consagrar la palabra esencial y la reflexión sobre nuestro tiempo y de celebrar esta extrema forma de percepción de la vida. La fecha se celebra a lo grande en numerosas ciudades como Bogotá, Ámsterdam, París, Bilbao... En Navarra todavía no se ha organizado un evento destacado, aunque los poetas, siempre inquietos, se mueven y hacen lecturas, encuentros, presentaciones...
Cuatro de ellos acaban de publicar libro. Dos de ellos, José Luis Allo y Iosu Moracho son veteranos; Inaxio Goldaracena y Ana Martínez Mongay se estrenan en las librerías. Los cuatro nos cuentan sus experiencias personales y, de paso, opinan sobre la salud de la poesía en esta tierra.
José Luis Allo
Entrega y emoción
Eva. g. Es el título de lo nuevo de José Luis Allo (Milagro, 1951). Editado por Celya, este trabajo supone un giro en la trayectoria del poeta. Después de El Cristo de Velázquez, pasa a escribir “desde la razón y a la razón, cuando no siempre las razones se entienden para llegar a lo más primitivo del ser humano como puede ser la sexualidad, condición de la que disponemos todos”, dice. Añade que cada cual tiene su forma de vivirla y disfrutarla, y destaca que, ante todo, “tiene que ser un acto entre dos actores principales”, aunque, “cuando se da en soledad, tampoco se está del todo solo”. En ese sentido, Eva. g. contiene “sutileza, sensualidad y mucho sentimiento”, y el título se refiere “a cada hombre o mujer que sienta la vida como un acto generoso de entrega en el que lo más importante siempre es compartir cada sensación desde el respeto y la complicidad”, afirma Allo, responsable de títulos en solitario como Versos nacidos... Para la voz que nace, De las cenizas y otros bienes perecederos o Gana la noche, y conjuntos como Tres colmenas solamente.
Prologado por la doctora en Filología Hispánica Consuelo Allué, el nuevo poemario se estructura en varias partes entre las que destaca la última, que cambia de temática respecto al resto. En opinión de su autor, la obra puede interesarle a cualquiera que siente la sensibilidad “como un don en el que poder encontrarse cuando hay un interés común por sentirla y vivirla”. Para Allo, la poesía es “una forma de vida” en la que “nada le es ajeno” y cualquier detalle, le basta “para seguir sintiendo que cada nuevo despertar es una nueva oportunidad”. Entre sus influencias, Cervantes en la prosa y Góngora y Quevedo en el verso, y, al mismo tiempo, confiesa que aprende de los poetas con los que se relaciona “y de las personas sin esas inquietudes con las que tratas y que la mayoría de las veces aportan mucho más de lo que creemos”. Sobre el panorama poético en Navarra, opina que hay “un grupo importante de poetas veteranos a los que siempre se van uniendo voces nuevas que contribuyen a enriquecerlo y a hacerlo más plural” y también “más visible fuera de nuestra comunidad”.
Con motivo de la efeméride, recuerda que la poesía siempre “ha movido el mundo y al hombre”, y que, “después de todas las vidas, por encima de todas las catástrofes, quedan los poemas para hacernos sentir que, a pesar de todo, con su lectura nos reconciliamos con nosotros mismos aunque sea siglos más tarde”.
Iosu Moracho
Transformación personal y cambio social
Iosu Moracho Cortés es maestro de Primaria y poeta. Entre sus títulos, Nación de sueños, Café Trévere, La muñeca de hierbas y otros poemas de África... Y ahora, La utopía tiene los pies descalzos (Amargord, 2016), un volumen con el que “me asiento en el presente, en lo cotidiano, para echar una mirada hacia el pasado con el fin de rescatar del olvido aquello que me ha conformado como persona”. El poeta entiende la vida como “un proceso de transformación personal” y la poesía, como “una herramienta de cambio social”. “Vivimos en sociedad y el roce diario crea la circunstancia, la experiencia, el encuentro y el conflicto”, agrega, sabedor de que, en su caso, la poesía “da voz a todo esto”. “Saca de mí lo más profundo, hasta dejarme en la intemperie absoluta, en la desnudez total”. Y “si no te lo tomas en serio, si no pones la vida en ello, no es poesía”. Y es que, concibe este arte como “un despojamiento del ser y también del sistema y de la propia sociedad”, de modo que, en el fondo, es “un desenmascaramiento”.
En cuanto a su estilo, dice que sus poemas están llenos de imágenes “que se entienden” y “la gente suele identificarse con ellos, porque se reconocen”. “También distinguen de inmediato el posicionamiento; en este caso, es un descalzarse, porque lo que tocamos es sagrado”, continúa. En sus textos hay “ternura y esperanza”, pero “debajo subyacen la puya, la denuncia, el aguijón”.
En Navarra ve ahora mismo muchas voces. Algunas le gustan y otras no. “Reconozco cuando alguien está en proceso de cambio y lo respeto; pero no puedo con el narcisismo y el ombliguismo. Para nacer y comprometerse hay que enterrar el ombligo, el ego, en tierra, bien profundo, y solo así, tomando tierra, se crece y se compromete. Eso es la maduración. Hay que sembrarse”, asevera. Y, teniendo en cuenta el día que es, lanza una reflexión a partir de otra que le hace la poeta logroñesa Begoña Abad en el prólogo de su nuevo libro: “Dice que soy un libertador de pájaros. A mí los que me preocupan son esos pájaros que buscan la seguridad de una jaula, sacrificando su libertad”. Y sigue: “Pero aun me inquietan más esas jaulas que se empeñan en poner en su interior a todos los pájaros posibles, esclavizándoles y despersonalizándoles”. Por eso “soy la voz en el extremo, porque rechazo y abro todas las jaulas posibles”, termina.
Inaxio Goldaracena
Afrontar los miedos
Anestesia es el título del primer poemario de Inaxio Goldaracena (Pamplona, 1975). Lo edita Baile del Sol dentro de la colección Sitio de Fuego. El mismo nombre hace referencia al cimiento sobre el que se erigen sus versos. “Existe un miedo que la naturaleza nos ha otorgado para la supervivencia; el resto es un añadido cultural que, muchas veces, nos impone la sociedad en la que vivimos”. Este miedo nos domina, “nos paraliza, nos insensibiliza y nos hace menos humanos”. Para el poeta, solo reconociendo y enfrentando estos miedos podríamos “evitar tener una vida por inercia”.
Entre los temores que el autor traslada a estas páginas están la obsesión, la soledad, la incomunicación, la resignación y el insomnio que todo esto nos provoca, “y del que necesitamos despertar”. Porque “en este camino hacia el lobo, como dice Hölderlin, donde abunda el peligro crece lo que nos salva”. El poemario está escrito en segunda persona “para interpelar al lector” y se divide en capítulos, de manera que, junto al prólogo, “se pueda sumergir en una atmósfera en la que reconocerse”, apunta el también moderador de la tertulia La casa roja en la librería Katakrak.
Isabel Bono, “una de las mejores poetas españolas”, introduce Anestesia. “Compartimos nuestra admiración por la escritura de Fernando Luis Chivite” y ha escrito un “poema-prólogo” que “ensambla perfectamente esa búsqueda vital a la intemperie de la que habla el poemario”, indica Goldaracena, que escribe desde la adolescencia, aunque hasta hace 10 años no había mostrado ningún texto en público. Desde entonces, “he escrito otros tres poemarios -un par de ellos premiados-, que permanecen inéditos, y tengo más de 400 en casa, pero he preferido esperar a publicar hasta que a una editorial importante le convenciera mi poesía”. La búsqueda de la coherencia en contenido, estilo, forma y ritmo es una de sus máximas. En ese sentido, este poemario es “más urbano”, de modo que prácticamente “está exento de lírica y las ideas permanecen desnudas”. A cambio, lo que está creando ahora “es más onírico”, señala el autor, que se confiesa seguidor de la obra de Aitor Francos, Isabel Bono, Martha Asunción Alonso, Pablo Fidalgo Lareo y Natalia Litvinova, entre otros.
Satisfecho por el hecho de que en Navarra hay “muchos que ponemos nuestro esfuerzo, tiempo e, incluso dinero para enriquecer el panorama”, lo cierto es que Inaxio Goldaracena opina que el ámbito poético en el territorio foral es “poco menos que un erial, comparado con otras comunidades”. “El apoyo institucional es nulo, existen un par de premios que nadie lee por falta de distribución, no hay una editorial de poesía y tampoco existe un festival, cuando, por ejemplo, este año en La Rioja habrá tres”. Su objetivo es crear un certamen, “proyectar la poesía sobre la sociedad y crear nuevos lectores”, y espera encontrar el apoyo institucional necesario, “porque, en literatura, con muy poco se puede hacer mucho”, señala, y prefiere no buscarle una utilidad a la poesía ni al día que conmemora su existencia. “Su verdadera virtud es su inutilidad, al menos en el sentido que esta sociedad capitalista y deshumanizada exige. Es un arte, mero conocimiento, no existe un para qué, otra cosa que es cada uno le saque un provecho personal”.
Ana Martínez Mongay
La levedad de lo cotidiano
Ana Martínez Mongay nació en Zaragoza en 1964 y reside en Pamplona desde 1989. Licenciada en Filología Hispánica, ha sido profesora de Lengua castellana y Literatura y asesora de Formación del Profesorado. En la actualidad es inspectora de educación. Recientemente presentó su primer poemario, De la levedad, editado por Los libros del gato negro. Se trata de un volumen que recoge poemas escritos en un período de 15 o 20 años, por lo que recopilar, revisar y seleccionar los textos ha sido un trabajo “laborioso” que le ha llevado un par de años, además de “un reto”, a la vez que “una satisfacción” poder compartir con el público su visión sobre el amor, la muerte, la vida, el tiempo... Todo, atravesado por un mismo concepto, “la levedad de lo cotidiano”.
Para la publicación, que no tiene una estructura determinada, ni cronológica ni temática, Martínez ha contado con la colaboración de su editora, Marina Heredia, y de “dos buenos amigos y excelentes profesionales que han entendido perfectamente la esencia de mi poesía: Mariano Zaro, poeta y profesor, autor del prefacio, y Ana Sanz, también profesora y fotógrafa”.
La poeta escribe en versos libres y en versos sueltos. “Intento expresar mi visión del mundo de una manera contenida, parca en palabras y directa. En palabras de la profesora Margarita Iriarte, su poesía es “escueta, libre de todo adorno innecesario”. Y Antonio Pérez Lasheras la define como “minimalista”. “Pretendo decir mucho con muy pocos recursos, seleccionando las palabras y también los silencios”, explica, y cita a Baudelaire, Pessoa, Benedetti, Cristina Peri Rossi o Caballero Bonald entre sus poetas predilectos.
El paisaje poético en Navarra “esta muy vivo”, cree esta autora que empezó a compartir su creación con otros hace unos 20 años gracias al Grupo Ángel Urrutia. “A los poetas conocidos se unen ahora nuevas voces y hay bastante actividad al amparo de instituciones como el Ateneo o de espacios como Con la luna por sombrero, de Lumbier”. Para terminar, a Ana Martínez Mongay le gustaría lanzar un mensaje sobre todo a sus colegas, profesores de Lengua y Literatura, “para que dediquen más tiempo a la poesía en sus clases”. “Los niños y los adolescentes pueden aprender mucho a través de los textos poéticos; como decía Gaston Blachelard, un breve poema debe dar toda una visión del universo”.
Poetas solidarios. Poetas solidarios es un proyecto del centro Anima de Cruz Roja Navarra, que engloba a personas mayores con inquietudes literarias que, a través de la lectura, las letras y la poesía, contribuye a labores de acompañamiento y relaciones intergeneracionales.