sangüesa/ZAngoza - Con gran sentido del humor y visiblemente emocionado, el sacerdote claretiano Luis Elizalde Ochoa recibió ayer la Medalla de Oro de la Federación de Coros de Navarra en reconocimiento a su trabajo, los méritos y acciones realizadas en beneficio de la difusión de la música en general y coral en particular. Y la recibió en el Auditorio del Carmen de su Sangüesa natal en un acto marcado por discursos de sincero agradecimiento, con las actuaciones de la Coral Nora y del Grupo de Danzas Rocamador/Rocamador Dantza Taldea.
Javier Pagola condujo la entrega rodada que arrancó con las palabras del presidente de la federación, Carlos Gorricho, quien quiso expresar “el sentir de todos los coros hacia el homenajeado”, al mismo tiempo que agradeció su dilatada carrera. “Has hecho música y nos has traído música de donde has estado”, significó en referencia a su Misa Andina, compuesta durante sus años en Bolivia.
Acto seguido, fue Bruno Jiménez, director de la Coral Nora y del grupo de Auroros de la ciudad quien se dirigió al “hombre humilde ligado a Sangüesa y a la tierra”, para hablar de la herencia como persona, como músico y compositor, “autor de métodos, cuadernos de pedagogía y ricas composiciones, ritmos y estilos”, destacó, que han sido adaptadas por las dos formaciones locales que él dirige.
Por su parte, el alcalde, Ángel Navallas, agradeció a Elizalde en nombre de todos los sangüesinos y sangüesinas, no sólo su labor musical, sino el haber querido recibir el “merecido” premio de la federación en su ciudad, de la que le consideró perfecto embajador.
Las palabras dieron paso a la música y la danza, y entre ellas, el maestro Elizalde intercaló su emocionado discurso que brotó lleno de recuerdos de su infancia, entre otros de D. Estanislao Goñi, el coadjutor de Santa María con el que todo empezó, el sacerdote Pedro Sola, el anterior director de la Coral Nora, Fermín Iriarte, quienes se atrevieron a pedirle composiciones que luego han perdurado en la ciudad, como la Salve de las vísperas de San Sebastián, que se interpreta desde hace 42 años. “No es fácil mantener estas costumbres”, reflexionó entre recuerdos de sus vivencias con buena muestra de su humor y vínculo con Sangüesa.
audición Ya con su medalla y el acta de la junta que se la otorgó, el premiado volvió a ocupar su asiento desde donde siguió y vivió la audición nota a nota, disfrutando con expresividad manifiesta el repertorio que le dedicó la coral, algunas piezas con danzas de Rocamador, txistus de Luis Mari Vital y Aitor Huarte, y Antonio Guerrero al piano, una audición compuesta por temas del propio Elizalde, “ colección de Canciones Vascas”, religiosas, obras de Uruñuela J. - Ansorena. Kantariko, con broche de despedida del Agur Jaunak de Aldave, P, a un reconocimiento que se inició con un Aurresku.
El premiado nació en Sangüesa en 1940 donde inició su andadura musical. Comenzó la carrera de piano, por libre , y estudió Canto Gregoriano. En 1965 se hizo sacerdote impartió clases en la Escuela superior de Música Sagrada y de Pedagogía Musical, en Madrid. Se formó en diversas especialidades dentro y fuera del país. Ha publicado más de 200 canciones para la liturgia. Al honor de recibir esta Medalla de Oro, Elizalde le sumará el de lanzar el cohete sangüesino en las próximas fiestas, compartido con Luis Vital y Juan Pedro Aramendía.