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Basiano, pintor de Navarra

A través de 63 obras de distinta procedencia se pueden recorrer sus casi seis décadas de trabajo

Basiano, pintor de NavarraOSKAR MONTERO

cuando se cumplen 50 años de su muerte, la Sala de Armas de Pamplona dedica a Jesús Basiano (Murchante, 1889-Pamplona, 1966) la retrospectiva “más completa” que hasta la fecha se ha celebrado en torno al conocido como pintor de Navarra -José Mª Iribarren dixit-, a través de 63 obras en las que se pueden recorrer sus distintas etapas artísticas, realizando así el mismo camino que él transitó desde el impresionismo hasta la visión más expresionista del paisaje, los retratos y las ciudades. La muestra permanecerá abierta hasta el próximo 28 de agosto.

José Mª Muruzábal, gran experto en la obra de Basiano, es el comisario de esta exposición que se presentó ayer ante los medios en un acto en el que también estuvieron los dos hijos del artista, Jaime y Javier, también pintores, y uno de sus nietos, Jesús, como su abuelo. “Esta exposición era un sueño”, explicó Muruzábal, que agradeció la colaboración del Ayuntamiento de Pamplona, así como de los coleccionistas, ya que “sin su ayuda no habría sido posible”. Hasta la fecha, el especialista ha realizado diez muestras en torno a la figura del artista. “Su obra es muy extensa, pintó no menos de 5.000 cuadros”, comentó el comisario, que a lo largo de tres décadas de estudio ha conseguido catalogar más de 1.700, de manera que a la hora de organizar las exposiciones los tiene bien ubicados, ya sea en manos de particulares, de instituciones o de empresas privadas. En esta ocasión, cuando Muruzábal ha pedido las piezas para montar la retrospectiva “todo el mundo ha dicho que sí enseguida”, salvo en dos casos, el del Salvatore de Lesaka, “que me da mucha pena no tener aquí, pero que está en condiciones de conservación muy justas y sería un riesgo moverlo”, y el de una familia que no podía prestar su pintura en este momento. “Lo más difícil, eso sí, es hacer la selección, siempre queda la sensación de que nos faltan algunas obras, pero en general creo que las 63 que hay aquí reflejan muy bien el trabajo de Basiano”, agrega.

etapas menos conocidas Como señaló Muruzábal, la Sala de Armas ofrece una perspectiva íntegra del trabajo realizado por el pintor de Navarra, “con permiso de Ciga”, apuntó el experto. Hace 15 años que no se exhibía en Pamplona la obra de Jesús Basiano, uno de los artistas con más formación de su época. Nacido en Murchante, en su familia no había nadie que se dedicara al arte y él comenzó a acercarse a la pintura cuando sus padres se trasladaron a Bilbao (1900), donde comenzó sus estudios artísticos. La temprana muerte de su padre le obligó a dejar a un lado sus inquietudes, que retomó en 1910. De esa primera etapa y de la que siguió en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando (1912-1915) y posteriormente en el Duranguesado “se exhiben aquí 15 extraordinarias obras”, subrayó Muruzábal, que también destacó las pinturas correspondientes a su período en Madrid y en Roma, “bastante desconocido” y en el que su creación apenas se identifica con lo que vendrá más adelante. En 1925 se instaló en Pamplona y es en esa década cuando se decantó decididamente por el paisaje, estrechando el contacto con la pintura vasca. En esos años, su estudio estaba en dependencias de la Catedral de Pamplona, plasmando escenas del Arga, las murallas o los rincones de la propia seo, entre otras. También realizó algunos retratos, lo que no era muy habitual, aunque su capacidad en este ámbito “era extraordinaria”, como dan cuenta algunos de los cuadros expuestos.

luz y color Basiano pintaba del natural tanto paisajes urbanos como agrestes, “con el esfuerzo que conlleva y enfrentándose a veces a grandes dificultades para llegar a algunos sitios”. Buscaba el equilibrio en la composición, con un encuadre casi fotográfico y un esfuerzo por la tridimensionalidad. El color y la luz son elementos fundamentales en sus lienzos, parámetros que supo emplear “con maestría” desde sus escalas más tenues hasta las más vivas. “Técnicamente, fue heredero del impresionismo, evolucionando con el tiempo hacia el expresionismo más vital y colorista”, indicó el comisario, para quien “el gran mérito” del pintor consiste en que “fue el primer gran paisajista de nuestra comunidad”, siendo “enormemente aclamado en Navarra entre 1920 y 1960”.

En la muestra también se pueden contemplar algunas rarezas, como el cuadro de gran formato Las monjas (1950), perteneciente al hotel Tres Reyes, y otras como el Retablo de la Iglesia de Lizarra (1947), así como algunos retratos. “Hay que tener en cuenta que fue el único artista navarro de aquel momento que vivió solo de pintar, y había que vivir”, es decir, había que hacer obras por encargo. No hay que olvidar que pasó la guerra civil y la posguerra, así como distintas crisis, “pero siempre mantuvo su vocación intacta”.

La exposición. Jesús Basiano, hasta el 28 de agosto en la primera planta de la Sala de Armas de la Ciudadela.

Vitrinas. La exposición pictórica se completa con cartas, documentación, fotografías y otros materiales referidos a distintos momentos de la vida de Basiano.

Catálogo. Con motivo de esta muestra, el Ayuntamiento de Pamplona ha editado un catálogo en torno a la trayectoria vital y artística de Jesús Basiano, con un completo texto escrito por José Mª Muruzábal.

Calle en Pamplona. En 1970, cuatro años después de su muerte, el Ayuntamiento le concedió una calle en el barrio de Iturrama.