pamplona - El distribuidor pamplonés de cine de autor Josetxo Moreno falleció la madrugada de ayer en Pamplona, a los 62 años, según indicó la empresa Golem, compañía que Moreno fundó en 1982. “Nos entristece profundamente comunicar la muerte de Josetxo Moreno Alecha, codirector general y miembro fundador de la empresa Golem, en la madrugada del domingo 24 de julio de 2016”, indicó la empresa.

Este proyecto comenzó hace más de tres décadas con un primer complejo de cuatro salas cinematográficas en Pamplona, donde intentaba llevar a cabo una distribución alternativa a la meramente comercial, más de autor. Ahora, Golem cuenta con 42 pantallas de cine en seis complejos diferentes, ubicados en Pamplona (3), Bilbao (1), Burgos (1) y Madrid (1).

Por eso, la compañía recordó ayer la “generosa dedicación” del pamplonés al realizar este gran trabajo de distribución cinematográfica. “Queremos poner de relieve su entereza al afrontar situaciones profesionales complejas en el mundo de la producción, distribución y exhibición cinematográfica, y muy especialmente en el ámbito personal”, comentaron desde Golem Exhibición.

Y es que desde la empresa buscan descubrir y acercar al espectador nuevos directores y tendencias del mundo del cine, poniendo especial atención en aquellas películas que desentrañen un compromiso social. En esta decisión tuvo mucho que ver Josetxo Moreno, dado, destacaron en Golem, “su magnífico temperamento, su pasión por el cine, la vida, los viajes y su amistad incondicional”. “Nos deja una huella imborrable en todos los que hemos tenido la suerte de compartir horas con él”, destacaron.

un comienzo difícil En 1982, cinco jóvenes de 25 años se embarcaron en una aventura que mezclaba visión empresarial y una pasión, el cine. Afrontaron este proyecto como “una empresa difícil” pero que al final sacaron adelante porque “los hados fueron propicios y aún está la empresa en activo”, manifestó Moreno hace tres años, aunque también sufrieron momentos de inestabilidad económica.

“Los dos primeros años lo pasamos muy mal”, contó el pamplonés, ya que pensaban que las distri- buidoras creían que esos chicos “con barbas pobladas y pelos largos” iban a querer venderles sus películas. Pero, a pesar de sus “pintas”, las empresas les vendían los filmes. Pero, a pesar de todo, siempre han querido “que Golem fuera marca de buen cine”, expresó Moreno.

“Hasta 1984 nos costó, pero siempre pagábamos”, afirmó Moreno en 2013, aunque había meses que estos no cobraban para que las películas se difundieran. “Era fundamental hacerlo así, porque de lo contrario no podríamos conseguir el objetivo que nos habíamos propuesto”, apuntó. Objetivo que, con creces, cumplieron.

expansión Entre sus proyectos a nivel estatal destaca su expansión en Madrid, donde, en 2005, compraron “los míticos cines Alphaville”, lugar al que se desplazaba Moreno con sus amigos para disfrutar de las películas que allí se proyectaban, porque “tardaban un año en llegar a Pamplona”.

Al acudir tan frecuentemente a las salas madrileñas, entablaron amistad con los propietarios, quienes les confesaron que se iban a deshacer de la sala, por lo que decidió adquirirla Josetxo Moreno hace una década para Golem. “Lo renovamos de arriba a abajo y allí proyectamos cine en versión original”, señaló.

En Burgos también tiene presencia Golem, desde 1992, al desaparecer las salas de exhibición en esta ciudad. Así surgió Van Golem, con seis salas y 950 asientos que siguen la misma filosofía que los cines de Pamplona. Por eso, desde su inauguración forma parte de la red Europa Cinemas por su atención al cine europeo e independiente.

Pocos años después, en 1996, se puso en marcha el segundo complejo en Pamplona, Golem Yamaguchi -completando a la ochentera Golem Baiona-, con cinco salas que acogen a 450 espectadores. Y un año más tarde, en 1997, está acogida creció potencialmente con la apertura de Golem la Morea, con una capacidad para albergar a 2.800 personas.

Así, los navarros tienen cubiertas todas las ofertas cinematográficas con estos tres emplazamientos. “Buscamos la calidad en las películas y el confort de todos nuestros clientes”, apuntó en su momento el empresario. Pero el último proyecto que asumieron fue Golem Alhóndiga, en Bilbao, edificio que lograron tras ganar un concurso público.

Supone para ellos un “sueño hecho realidad” por el que les ha tocado pelear, ya que “en principio no iba a haber cine ahí”, pero lucharon para que así fuera. Ahora, con siete salas y 1.245 butacas, presenta en la capital vizcaína “un edificio que marca una impronta, como en su día hizo el Guggenheim.

un legado cinéfilo De Pamplona al mundo, esta es la filosofía que tenía Josetxo Moreno, quien buscó con la fundación de la empresa Golem crear ese espacio cálido al que a él y a sus amigos les gustaba acudir. “En aquellos años, Pamplona estaba muy mediatizada por la forma en la que funcionaba el cine. Todo era muy anónimo y nosotros éramos muy cinéfilos”, apuntó Moreno hace tres años.

Por eso, buscaban estos jóvenes un espacio alejado de la frialdad que tenían las salas de entonces, por lo que quisieron darle otro enfoque al cine, formado por “cuatro salas, un vestíbulo abierto donde había revistas, hojas de críticas y un pequeño bar”, comentó, y donde “la gente podía entrar, tomarse un café y, si quería, comprar una entrada”.

Con su fallecimiento, Josetxo Moreno deja una gran estela en la distribución cinematográfica durante los más de treinta años, y en los que ha cambiado la manera de hacer cine en Pamplona y donde ha descubierto diferentes géneros en distintas localizaciones, para que sea el espectador el que elija dentro de esta amplia oferta.