La identidad y la memoria, la introspección, la intimidad, la reflexión sobre el poder y la representación de lo no visible son algunos de los grandes temas sobre los que indaga, durante toda su trayectoria, el artista Luis González Palma (Guatemala, 1957), quien explora las posibilidades técnicas y formales de la fotografía redefiniendo sus límites con la pintura y combinando imágenes y textos o proponiendo una experiencia escultórica de la imagen. Así lo muestra Constelaciones de lo intangible, una retrospectiva con cerca de 85 obras del autor que se inauguró ayer en el Museo Universidad de Navarra y se articula por medio de constelaciones temáticas que orbitan alrededor de su obra en un ciclo de permanente ida y venida. “Todos mis trabajos tienen un punto en común, la melancolía, ya que es la forma que yo tengo de ver el mundo por el valor fundamental que le doy a la pérdida”, sostiene el artista, quien agrega que siempre que retrata a alguien lo hace “desde la melancolía de saber que se está muriendo”. Esta muestra, producida por Fundación Telefónica, podrá verse en la planta -1 del MUN hasta el próximo 19 de marzo.
Las obras de González Palma contienen numerosas referencias visuales e iconográficas que configuran niveles de lectura e interpretación ambiguos y extremadamente sutiles. A través del rostro y la mirada, explora aspectos como el trauma, la pérdida, el dolor y el silencio, un cúmulo de sentimientos derivados de la violencia vivida en Guatemala durante más de cinco siglos y que el artista conoció durante sus primeros 30 años de vida. La muestra exhibe por toda la planta un total de 10 series realizadas por este autor, que presentan su evolución y, al mismo tiempo, las obsesiones que le han acompañado durante toda su vida. “La infancia marca la vida de un ser humano, y yo no soy ajeno a todo ese dolor de la pérdida que se vivía en Guatemala durante el conflicto armado”, cuenta González Palma, y afirma que su trabajo “es ficción”, ya que “la única forma que había de mostrar este país era con la fotografía documental”, y el quería “agarrar todos estos elementos y transformarlos en algo más bello”.
Algunas series de la exposición
Cultura popular, retratos e intimidad
Lotería es la serie con la que se abre la exposición, donde las obras de González Palma giran en torno a la identidad y la memoria, utilizando como modelos los rostros de su entorno, de rasgos indígenas. Presentan iconografías en las que se mezclan objetos y elementos simbólicos de la cultura popular guatemalteca, uniendo lo cotidiano con lo religioso. “Se puede ver un vacío existencial muy claro en estas fotografías”, cuenta el artista. Möbius, una serie que produjo a raíz de una invitación por parte del MUN a participar en el proyecto Tender Puentes, se articula por medio de imágenes directas que, gracias a líneas y figuras geométricas, trascienden la bidimensionalidad fotográfica. Descompone la figura humana en imágenes que se adentran en la abstracción y se mantiene la importancia de la mirada, transmitiendo esas ideas omnipresentes en su obra. En La mirada crítica, González Palma genera lecturas distintas, complejas y con otros matices, sobre la visión exótica del indígena. A modo de tríptico, esta pieza muestra la voluntad de recobrar la importancia de la mirada.
Tu mirada me distorsiona sin saberlo. Guardaespaldas explora las posibilidades que le otorga al autor el papel de arroz, sobre el que dispone la imagen y la dobla, haciendo que los retratos se distorsionen y se muestren fraccionados. En esta serie, González Palma reflexiona sobre las relaciones interpersonales, la manera en que vemos al otro y este nos ve a nosotros, así como sobre las jerarquías de poder y las estructuras sociales. Esta exploración de las formas de relacionarnos los unos con los otros va más allá en Jerarquías de la intimidad, donde las fotografías giran en torno a las relaciones con la pareja y la familia. La exposición también deja paso para una mirada más política. En Historias paralelas, el autor alude a su Guatemala natal a través de una multiplicidad de imágenes que muestran una diversidad abrumadora. “Nunca hay un único punto de vista; ni de un lugar, ni de una persona”.