pamplona - Su experiencia trabajando como psicólogo y en el proyecto el Teléfono de la Esperanza le ha convencido a Alfonso Echávarri Gorricho (Pamplona, 1964) de que no estamos todo lo conectados que debiéramos a la salud emocional. Y esa desconexión se hace evidente cuando uno se enfrenta de un día para otro a situaciones límite que implican sufrimiento. Partiendo de esta realidad, el psicólogo y biólogo navarro ha escrito el libro Marta ya no se acuerda, publicado por Ediciones Eunate.

Una obra accesible (66 páginas, 12 euros) con la que quiere invitar, “en especial a la gente joven”, a hacer una reflexión: “No es necesario esperar a que las cosas se pongan difíciles en la vida para hacer un alto, para parar y después, y solo después, sentir, pensar y decidir cosas diferentes en el nivel individual de la existencia”. Y es que, como dice el autor, “¿cuándo se plantea el ser humano las cosas importantes de la vida? Cuando las cosas se nos tuercen. Entonces nos paramos a pensar en lo realmente importante: las relaciones familiares, con los hijos, de pareja, la amistad... Vivimos pensando que lo que tenemos va a durar para siempre”, dice Alfonso Echávarri, quien cree que “se nos instruye mucho a lo largo de nuestra vida, pero se nos enseña muy poco a vivir, a encarar el sufrimiento, una palabra que asusta; vivimos de espaldas al sufrimiento, pero es algo inherente al ser humano...”, sostiene.El protagonista de las reflexiones que recoge Marta ya no se acuerda, al que el autor no ha querido ponerle nombre, va recorriendo algunos de los asuntos que más valor poseen de cara a eso que podemos llamar Vivir con mayúsculas, justo cuando su vida da un giro brusco a través del olvido progresivo de Marta, su esposa. “Más que hacer un libro que sea un bálsamo, que calme en vivencias límite o dolorosas, quiero hacer una invitación a pensar que cualquiera podemos encontrarnos de pronto en una situación como la del protagonista, y tendremos que mirar de frente al sufrimiento y tomar postura”, añade el psicólogo, quien ha creado esta historia partiendo de vivencias compartidas con otras personas y también de vivencias y sentimientos propios. Echávarri valora muy positivamente la literatura como herramienta para llegar a la gente: “Empleo mucho material literario y audiovisual en mi trabajo clínico. La terminología técnica es muy fría, la mayoría de la gente no la domina, y la literatura te permite en cambio enganchar y que la gente se reconozca en lo que dices”.