donostia - El actor británico Charles Dance se puso ayer en la piel de Abraham Lincoln para recitar textos del expresidente estadounidense, algo que supone “una gran responsabilidad” para el intérprete, quien considera que tienen repercusión hoy, “teniendo en cuenta quién vive ahora en la Casa Blanca”. “Estas palabras son ahora igual de relevantes que cuando fueron escritas”, apuntó Dance, e ironizó diciendo que son “demasiado largos para un tuit”. El intérprete se subió al escenario del Kursaal junto con la Cincinnati Symphony Orchestra para poner voz a fragmentos de discursos del expresidente en Lincoln’s portrait de Aaron Copland.

“Estoy en una edad y un estado en el que soy cínico; los actores nos quejamos de que lo duro que es rodar, pero en esta profesión hay muchas gratificaciones”, sostuvo. Aun así, aseguró vivir una nueva sensación con la orquesta, que le ha animado “a asumir riesgos emocionales”. En este papel, el actor aseguró haber dejado de lado las preocupaciones. “No me fijo tanto en mí, sino que intento hacer llegar el texto”, afirmó el intérprete, que en esta ocasión es “parte de algo más grande” y cree que tiene la misma responsabilidad que la sección de cuerdas, por ejemplo. “Aun así, trabajar con una formación grande intimida en un principio”, reconoció Dance, que luego se lo ha pasado “muy bien”.

El director de la orquesta, el francés Luis Langrée, destacó el papel de Dance, que “va más allá de interpretar a Lincoln”. “Cuando Charles expone el texto, se lee como un libro abierto y hace que el público sienta lo que él dice”, señaló. “Trasciende a su figura y da el mensaje, que es algo que el mundo necesita ahora desesperadamente”, subrayó. Langrée recordó que cuando comenzaron a trabajar con Dance, la orquesta quería hacerse fotos con él, pero la relación con los músicos ha cambiado porque han visto que el actor “tiene mucha musicalidad”, lo que provoca que haya una “absoluta integración musical”.

El actor aseguró que un papel como este le da “mucha satisfacción”, sobre todo porque hay algo “maravilloso” detrás, dijo refiriéndose a la obra de Copland. A su juicio, eso no ocurre siempre con películas y series. Aun así, si tuviera que elegir, Dance preferiría ponerse delante de las cámaras: “Un filme es como una sinfonía que perdura en el tiempo, y las actuaciones en teatro se van”, explicó el actor. Además, afirmó que en el cine tiene la oportunidad de hacerlo de nuevo, y en el teatro, “aunque el público no se dé cuenta, no siempre haces bien tu papel y no hay vuelta atrás”.

Uno de sus trabajos más conocidos es precisamente detrás de unas cámaras, en la serie Juego de Tronos, donde Dance encarnó a Tywin Lannister. Por ello, los espectadores jóvenes le conocen como “el actor de Juego de Tronos”: “No me molesta, es mejor que me conozcan que no”, aseguró el autor, para quien la serie de la HBO ha servido para darse a conocer entre un público más joven.

La velada de ayer fue una de las más esperadas por la participación del conocido actor y porque era la segunda vez que una orquesta estadounidense visitaba la Quincena. Además de intepretar esta obra que es “casi un himno nacional”, también ofrecieron una pieza de Bernstein y Sinfonía nº5 de Tchaikovsky, que encaja con la identidad de la formación “por dar fuerza a los detalles, algo muy de América y la flexibilidad más propia de Alemania”.