barcelona - El público del Festival de Cine de Sitges aplaudido ayer la última propuesta de Lars Von Trier, La casa de Jack (The house that Jack built), un filme violento y provocador, protagonizado por Matt Dillon, aquí un psicópata, asesino en serie, que colecciona cadáveres en un refrigerador.

Si en Cannes el pasado mes de mayo hubo espectadores que abandonaron la sala ante la dureza de algunas secuencias, puesto que al personaje de Jack le cuesta poco apretar el gatillo o clavar un cuchillo, ya sea a mujeres e incluso a niños, en Sitges los espectadores permanecieron ayer mayoritariamente en sus asientos, en un abarrotado auditorio.

referencias a otros proyectos La película, incluida en la sección Oficial Fantástico, fuera de concurso, refleja, con el habitual estilo Lars Von Trier, la relación existente entre arte y violencia, incluyendo desde filmaciones del pianista Glenn Gould en su casa, a otras de pinturas conocidas como El nacimiento de Venus, de Botticelli, o muestra al arquitecto Albert Speer junto a Adolf Hitler.

Tampoco obvia fragmentos de anteriores películas suyas, con lo que el largometraje ofrece, asimismo, referencias evidentes a otros proyectos firmados por él.

El protagonista de la cinta, con trastorno obsesivo compulsivo, piensa cada asesinato como una obra de arte, lo que le sirve al cineasta danés para reflexionar sobre creación, muerte o relaciones sociales en Occidente.

A lo largo del filme, de 155 minutos de duración, el espectador, además, conoce la filosófica vinculación que mantiene Jack con un personaje llamado Verge -que interpreta Bruno Ganz- y que en el epílogo le dejará junto a las puertas del infierno.

La película, que en España se estrenará durante el primer trimestre de 2019, está dividida en cinco capítulos, cerrados por un epílogo, y en ella intervienen otros actores como Uma Thurman, Siobhan Fallon Hogan, Sofie Grabol, Riley Keogh y Jeremy Davies.

A la salida de la primera de las proyecciones que se ofrecerán en Sitges -la segunda tuvo lugar anoche-, la mayoría valoraba positivamente el filme, a preguntas de los periodistas, aunque también había quien aseguraba que algunas escenas estaban “pasadas de rosca” y que les ha desconcertado el final.

A través de las redes sociales, los espectadores del primer pase la calificaron de “rara”, aunque “menos bestia” de lo que se esperaba, con un Matt Dillon “brutal”, y bastantes coincidieron en calificarla de “obra maestra”. - Efe