pamplona - Amparo Hurtado lleva 20 años investigando y peleando para que se conozca el importante legado de las mujeres de la Generación del 98. Una de ellas era Carmen Baroja, cuyas memorias editó en 1998 bajo el título Carmen Baroja y Nessi. Recuerdos de una mujer de la Generación del 98 (Tusquets). El modo en el que dio con ellas es digno de un relato y lo recoge en Hermana querida/Arreba maitea, el nuevo libro de la colección Baroja (&Yo) que impulsa Joaquín Ciáurriz para Ipso Ediciones. Título que se presentó ayer por la tarde y volverá a darse a conocer hoy, a las 19.30 horas, en el Nuevo Casino Principal de Pamplona.

Para Hurtado, Carmen Baroja y sus compañeras de la Generación del 98 “fueron las primeras feministas y las primeras mujeres modernas”. Y tenemos una “tarea pendiente” con ellas. “Yo llevo veinte años luchando para que se las reconozca, hay que incorporarlas a nuestra propia historia”, afirmó. “Es horroroso cómo tenían que vivir las mujeres en esa época, todo el día metidas en casa; o se casaban o se quedaban solteras, a eso se resumía su vida”, subrayó, y añadió: “Estas mujeres, en cambio, se rebelaron, salieron de casa, ocuparon las aulas, fundaron un club...” En concreto, el Lyceum Club de Madrid, un refugio feminista “del que no se ha sabido más porque lo clausuró Serrano Súñer”. “Lo silenciaron y como solo existe lo que se nombra, apenas se conoce”, afirma Hurtado, que destaca que se trataba de un punto de encuentro y apoyo mutuo entre mujeres que buscaban trabajo, formación, independencia y emancipación.

Una de las fundadoras de ese club fue Carmen Baroja, que publicó numerosos artículos en prensa y revistas “que dan la talla de sus conocimientos”. “Te quedas boquiabierta”, indicó la editora, que resaltó “lo bien que escribía”. “Esa familia tenía un don para escribir; Carmen tenía una prosa limpia, suelta, amena, es muy interesante leerla. Las memorias son estupendas y te dan la medida de que ella no estaba ni encogida ni oculta ni aplastada por nadie”. En cuanto al acto que se celebró ayer, Hurtado cree que Baroja “estaría muy contenta de que la reconocieran en su Pamplona”. “Ella era muy vasca, hablaba euskera y le gustaría mucho sobre todo lo que han hecho los niños con su historia”, afirmó. Y terminó remarcando lo mucho que la querían sus hermanos, Ricardo y Pío. Este último “acabó teniéndole mucho respeto, ella se lo ganó”. - A. Oliveira Lizarribar